Rodeada por las icónicas piscinas colgantes del Innside by Meliá Calviá Beach —las más altas de Europa—, Megan Maxwell conversa con una energía que desborda. Es una de las autoras más leídas de España, creadora de un fenómeno literario y social que ha movilizado a generaciones de lectoras: las “guerreras”. En un segundo plano, atenta y orgullosa, escucha su hija y también escritora, Sandra Miró.
Maxwell llega al Festival de Literatura Expandida de Magaluf (FLEM), organizado por la librería independiente Rata Corner e INNSiDE by Meliá, justo después del lanzamiento de Nuestro largo adiós. Entre risas, cercanía y autenticidad —la que siempre reivindica— desgrana su proceso creativo, su visión del género romántico, la fuerza de las comunidades lectoras y el papel de la mujer en la ficción actual.
Si tuvieras que presentarte en una frase a alguien que nunca ha leído tus libros, ¿qué le dirías?
Mis libros son para mujeres guerreras. Ahí lo resumo todo.
Varias lectoras me han dicho preparando esta entrevista que gracias a ti retomaron la lectura. ¿Eres consciente de ese impacto?
Ahora sí. Al principio no. Pero cuando en encuentros como el de ayer se acercan y me dicen “gracias a ti empecé a leer”, o “me ayudaste en una depresión”, o “me acompañaste en el hospital”, te juro que siento que mi trabajo sirve para algo. Y eso es maravilloso.
Has vendido millones de ejemplares, pero tus inicios fueron muy modestos. ¿Cómo recuerdas a aquella primera Megan que escribía sin saber qué iba a pasar?
La recuerdo como soy ahora: soñadora. Empecé a escribir para que mi madre me leyera, sin más pretensión.
¿Hubo un momento en que pensaste: “ya no hay vuelta atrás, soy escritora”?
Nunca planifiqué nada. Ni siquiera pensé que iba a escribir libros. Creo que todo me ha ocurrido precisamente porque no lo busqué. A veces las cosas salen mejor cuando no las planeas.
El taller Maxwell, nueve horas de disciplina creativa
Eres muy metódica. ¿Cómo es tu rutina de trabajo?
Empiezo sobre las nueve. Primero respondo redes sociales —las llevo yo misma— y luego repaso lo que escribí el día anterior. Antes de comer, ese texto ya está revisado. Después escribo hasta las nueve de la noche.
¿Te relees mucho?
Muchísimo. Si voy por el capítulo 32 y se me ocurre algo, vuelvo al 1 y lo cambio todo. Por eso no envío nada a mi editora hasta que la novela está cerrada. Modifico constantemente según evolucionan mis personajes.
¿Disfrutas más del proceso creativo o del contacto con las lectoras?
De los dos. Pero la parte que más odio es la corrección: leer tres veces la misma novela agota. La que más disfruto, sin duda, es escribir: cuando estamos mis personajes y yo, resolviendo conflictos.
Durante el FLEM has participado en una charla con tu hija Sandra, también escritora. ¿Cómo vives compartir oficio con tu hija?
Con mucho orgullo. A mis hijos siempre les doy consejos, de escritura y de vida. Pero compartir oficio con ella es especial. Ahora entiende cuando le decía “me voy a la cama con los personajes”. Ahora también le pasa.

Mujeres fuertes, mujeres reales
Tus protagonistas suelen ser mujeres fuertes, valientes, con humor. ¿Las escribes para retratar lo que ves o para inspirar?
Ambas cosas. Me inspiro en las mujeres que me rodean y también quiero dar fuerza a quienes la necesitan. Me emociona cuando alguien me dice: “gracias a ti me atreví a dar un paso en mi vida”.
La romántica ha sido considerada un género menor. ¿Siguen existiendo prejuicios?
Siempre los ha habido, pero me da igual lo que digan. La romántica actual no tiene nada que ver con la del siglo XIX: ahora las mujeres pueden hacer lo que quieran. En mis novelas las protagonistas son fuertes y los hombres, del siglo XXI: respetuosos, conscientes, atractivos en todos los sentidos.
Nuestro largo adiós, su último best seller
¿Qué se puede contar de Nuestro largo adiós?
Que hay que vivir el presente. A veces nos obsesionamos con lo que haremos mañana y olvidamos vivir lo que está pasando ahora.
¿Te gustaría verla en formato audiovisual?
Me encantaría. Otras novelas ya lo han conseguido, y es impresionante ver a tus personajes, los que creaste en soledad, convertidos en personas de carne y hueso.
LA EXPERIENCIA AUDIOVISUAL DEL UNIVERSO MAXWELL
¿Cómo has vivido la adaptación de A que estás esperando y Pídeme lo que quieras en plataformas como Netflix o Atresplayer?
Fue un subidón tremendo. Me llegaron las dos propuestas a la vez. Viví meses de rodajes, adrenalina pura. Cuando ves a tus personajes cobrar vida es muy chocante… pero precioso.
¿Te consultan en el casting?
Me dejan opinar, sí. No siempre me hacen caso, pero escuchan. Y lo agradezco.
Tal y como se ve en esta evolución audiovisual, hoy las escritoras también son marcas. ¿Cómo gestionas esa dualidad?
No creo tener conflicto. Soy igual como Megan Maxwell y como Carmen Rodríguez. Aunque nadie me llama Carmen: ni mi familia. Me he sentido Megan toda la vida.
La comunidad de ‘guerreras y guerreros’
Tu comunidad es enorme y muy activa en redes y eventos. ¿Qué significa para ti?
El 50% de mi éxito. Sin ellos, tú no estarías entrevistándome. Además, es una comunidad preciosa: mujeres de 14 a 90 años que se apoyan entre ellas. Han surgido amistades y redes de ayuda increíbles.
¿Cómo vives la transformación del sector con lo digital, los podcast, TikTok?
Hay que modernizarse y entender lo nuevo. Pregunto mucho a Sandra —somos de generaciones distintas—, pero lo llevo bien. Solo creo que hay que usar estas herramientas con cabeza. En mis redes no muestro mi vida privada: solo trabajo y algún concierto.
¿Eres escritora de inspiración o de rutina?
De rutina. La inspiración viene cuando quiere. Si rompo mi rutina, me cuesta volver a engancharme a la historia.
¿Qué nace primero: la protagonista o la historia?
Primero decido el género: erótica, contemporánea, drama, time travel… Luego la historia. Y después nacen los personajes.
¿Qué tendencias vienen para la novela romántica y erótica?
Difícil saberlo. Se habla de que la erótica está de capa caída, pero no lo creo: quien la lee, la seguirá leyendo. Todo son modas. Lo que sí sé es que la romántica no es de segunda categoría. Está entre los géneros más vendidos.
‘Ande, ande, ande, la marimorena’: nueva novela navideña recién salida
¿Qué estás preparando ahora?
Acabo de terminar una novela de Navidad -Ande, ande, ande, La Marimorena- que sale esta semana. El año pasado publiqué mi primera novela navideña -Una Navidad muy fun, fun, fun- y gustó mucho, así que repito. Y ya estoy trabajando en la novela que saldrá en mayo.
¿Cuál te gustaría que fuese recordada como tu gran novela?
Hola, ¿te acuerdas de mí? Es la historia de mis padres, pero con un final de película. Mi madre sufrió mucho por cómo se separaron, y yo quise regalarle un final feliz. Cuando la leyó me dijo: “no quites ni una coma”. Para mí, eso ya lo es todo.
Para terminar, ¿algo que no sepamos de Megan Maxwell?, un talento secreto…
Me encanta bailar. Fui bailarina durante muchos años. Ballet desde los seis, grupos folclóricos, zarzuela… Incluso enseñé sevillanas a niñas. Y también se me da muy bien cocinar.
