Si el cuidado personal está entre las tres actividades a las que más recurren los españoles para sentirse bien —solo por detrás del ejercicio físico y la relajación—, no sorprende que la cosmética esté en auge. Los datos lo avalan. Según Stanpa, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética, en su informe Radiografía de la Industria Cosmética y del Perfume, el sector alcanzó en 2024 una cifra récord de más de 11.200 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 7,7%, el doble del aumento del PIB nacional en España, y superando a actividades tradicionales como la restauración o la moda. Concretamente, como indican los datos del estudio, en los últimos cuatro años su aportación al PIB pasó del 0,9% al 1,03%, mientras que cada español destina ya una media de 221,6 euros al año a cosméticos y productos de cuidado personal.
En el ámbito laboral, este sector ha pasado del 1,2% a representar el 1,6% del total de puestos de trabajo en España y, actualmente, cuenta con 50.200 empleos directos y más de 300.000 indirectos, según Stanpa. Del total de puestos directos, el 60% son ocupados por mujeres, presentes en todos los niveles de la estructura empresarial, mientras que, del total de puestos, el 21% corresponden a perfiles científicos, como biólogos, químicos o farmacéuticos.
La acelerada transformación digital, los cambios en los hábitos de consumo y la creciente responsabilidad de las empresas en materia de sostenibilidad han colocado la innovación en el centro de la industria. Según el informe The Value of Beauty de la patronal europea del sector, Cosmetics Europe, en 2021, la industria invirtió más de 2.000 millones de euros en I+D, centrados en nuevos ingredientes, fórmulas avanzadas y envases más sostenibles, fomentando prácticas más responsables y eficientes.
Revolución tecnológica
Compañías como L’Oréal Groupe han liderado esta transformación: solo en 2024 destinó más de 1.300 millones de euros a innovación, un 3,1% de sus ventas, fiel a la tradición de su fundador, Eugène Schueller, que en 1907 revolucionó la peluquería con el primer tinte seguro del mundo. Hoy, bajo la visión de Beauty Tech, L’Oréal busca ser una empresa tecnológica que crea belleza, con la misión de “crear la belleza que mueve el mundo”.
Ese compromiso se concreta en L’Oréal Productos Profesionales, la división que impulsa herramientas y soluciones para elevar la experiencia del cuidado capilar en salones y hogares. Entre sus innovaciones destacan Water Saver, un cabezal que ahorra hasta un 69% de agua sin comprometer el enjuague, AirLight Pro, el secador desarrollado con la start-up Zuvi que combina aire, calor y luz infrarroja para un secado más rápido, eficiente e hidratante, y Kérastase K-Scan, una tecnología que emplea inteligencia artificial para diagnosticar el estado del cabello y del cuero cabelludo, ofreciendo cuidados personalizados y resultados visibles que optimizan la rutina profesional.
No es casualidad que el cabello se haya convertido en protagonista. Precisamente, el 83% de las mujeres menores de 35 años considera que el cuidado del cabello es clave para fortalecer su confianza, según Stanpa. Se trata de una extensión del cuerpo que requiere atención, diagnóstico y tratamiento, lo que impulsa una “hairskinification”, trasladando al cuidado capilar rutinas sofisticadas con varios pasos, hasta ahora reservadas al rostro. Para ello, se incorporan activos —como aceites, exfoliantes, mascarillas o nutricosmética— y se integran tratamientos hasta ahora esporádicos, como sérums o prechampús.
Crecimiento de ventas en cuidado capilar
No en vano, en 2024 las ventas de cuidado capilar crecieron un 8,9%, alcanzando los 2.000 millones de euros, según las cifras de Stanpa. El mayor impulso provino del aumento de los tratamientos (+12,1%); seguido de los productos de peinado (+10,3%), y de la coloración (+7,8%). Además, en otro informe Cultura del Bienestar: la Esencialidad de la Perfumería y la Cosmética en España, realizado por esta asociación en colaboración con Kantar, el champú lidera el consumo posicionándose como el cuarto producto más utilizado en el autocuidado con un 82%, por detrás de la pasta de dientes (94%), el jabón o gel de baño (93%) y el desodorante (83%), y por delante del perfume y otros cosméticos faciales.
Al mismo tiempo, los salones de belleza, núcleo de esta industria, son un motor clave de la economía española, con 118.000 profesionales y 52.000 establecimientos —cerca de uno por cada 900 habitantes—, concentrados sobre todo en Cataluña, Andalucía y la Comunidad de Madrid. Además, se consolida la formación profesional: el 90% de los peluqueros participa en programas habituales y hasta un 75% en cursos online. Respecto al consumo, según Kline, firma global de investigación de mercados y consultoría, la frecuencia de visitas está aumentando, y el ticket medio por visita a estos centros ha crecido un 34%, lo que refleja una mayor demanda de servicios más especializados y personalizados.
La belleza no solo aporta bienestar y confianza a millones de personas, también impulsa empleo, innovación y sostenibilidad. Compañías como L’Oréal lideran este cambio de paradigma y se convierten en una verdadera palanca de transformación del sector, siendo un referente global en el cuidado capilar y marcando el camino hacia el futuro de la belleza.
