Aislada. Vigilada. Y sobre todo, silenciada. Y aún así, escuchada y querida en cada rincón del mundo. La opositora venezolana María Corina Machado (Caracas, Venezuela, 58 años) ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025, reconociendo su lucha incansable por los derechos democráticos en su país natal.
María Corina Machado, aquella mujer que vimos en nuestras pantallas durante semanas en medio de la campaña previa a las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, aquella que paseaba por las calles de Caracas abrazando y dando palabras de esperanza a todos los venezolanos, ha sido reconocida con un premio que solo los más grandes reciben.
Con este galardón, Machado se une al círculo de grandes figuras como Martin Luther King Jr. (1964), Madre Teresa de Calcuta (1979), Nelson Mandela (1993), o más recientemente Malala Yousafzai (2014). Y esta vez no hablamos de numeros, ni mucho menos de dinero. Porque la paz no se mide en cifras.
De clandestina en su propio país a un Premio Nobel
La venezolana lleva décadas resistiendo un sistema que la ha perseguido políticamente, la ha inhabilitado electoralmente y la ha obligado a vivir en clandestinidad en su propio país. Pese a ello, ha logrado lo impensable: unificar una oposición fracturada, enfrentarse al régimen de Nicolás Maduro y representar la esperanza democrática de millones de venezolanos.
Mientras Donald Trump lanzaba misiles y discursos para intentar ganar ese mismo galardón, el Comité Noruego del Nobel eligió a quien, sin ejército, sin poder institucional y sin libertad de movimiento, construyó una revolución pacífica: y de eso se trata este premio concretamente. El jurado ha destacado en su discurso que Machado“ha demostrado que las herramientas de la democracia también son herramientas de paz”.
