El desfile de Hermès en la Paris Fashion Week, celebrado el sábado 4 de octubre, volvió a dejar claro que la firma francesa no necesita giros drásticos para destacar, es más, todo lo contrario. El sábado reafirmó su ADN ecuestre y, con la colección primavera-verano 2026, la Maison apostó por lo que mejor conoce: su legado, interpretado desde una perspectiva más práctica, femenina y contemporánea.
La caballeriza traída a la pasarela
La pasarela fue testigo de la creatividad de Hermès, con todo tipo de piezas y materiales: arneses de cuero, vestidos abiertos, faldas con aberturas y mini shorts, combinados con tejidos técnicos y detalles inspirados en la silla de montar tradicional de la Camarga francesa.
Esta región del sur de Francia sirvió como punto de partida conceptual para la propuesta diseñada por Nadège Vanhée, directora creativa de la firma desde 2019. El cuero, el boutis y los cortes precisos definieron una colección que habla de tradición en lenguaje actual.
La inspiración ecuestre no es nueva en sus colecciones, pero esta temporada destaca por su traducción audaz. Los pañuelos (símbolo de la casa) se convirtieron en tops, y los arneses salieron del establo para formar parte del vestuario urbano.
La paleta cromática se mantuvo en los clásicos tonos tierra y beiges, con algunos acentos en rojo y azul. Además, los estampados típicos de Hermès aparecieron en camisas, chaquetas y conjuntos de dos piezas.
Los accesorios, cómo no, fueron uno de los puntos fuertes del desfile. El bolso en forma de herradura fue el lanzamiento más llamativo, acompañado por las botas de montar y cinturones que completaron los looks.
En un momento en el que muchas casas apuestan por el espectáculo, Hermès vuelve a apostar por su origen. En búsqueda de una moda que no necesita likes, Nadège Vanhée confirma su compromiso con el equilibrio entre herencia y evolución.
