Angelina Jolie ya voló de San Sebastián, ahora, le toca a Jennifer Lawrence (Kentucky, EE. UU., 35 años) recibir todas las miradas. La actriz de exitazos como la saga de Los Juegos del Hambre, La gran estafa americana (2013) o No mires arriba (2021) ha sido la mayor homenajeada de esta 73ª edición del Festival de San Sebastián con el reconocimiento del Premio Donostia por su prolífica carrera cinematográfica. Además, aprovecha su vuelta a los guiones y a las plaquetas tras su doble maternidad con el estreno de su nueva película Die My Love, dirigida por Lynne Ramsay y presentada mundialmente en Cannes. ¿Se podría haber vuelto de manera más brillante? Lo dudamos.
Muy vocal con la situación con Palestina y la actualidad de su país de origen, Estados Unidos, la artista ha recibido dicho premio muy emocionada confesando que «vela por un cine que dé cabida a diversas voces y formas artísticas, para poder seguir disfrutando de este tipo de festivales, donde se pueden comprender y aprender de las distintas historias que se proyectan.”
Los juegos de Lawrence en Hollywood
Cada década tiene un rostro cinematográfico, de modo que el intervalo entre 2010 y 2020, tiene sellado el nombre de Lawrence como protagonista de muchas de sus producciones más exitosas. Todo comenzó en 2010 con Winter’s Bone y continuó con su verdadero salto al spotlight con las superproducciones X-Men (2011) y Los juegos del hambre. Sin embargo, su consagración definitiva en la cúspide cinematográfica se produjo con El lado bueno de las cosas (2012), que le valió el Oscar a la Mejor Actriz con solamente 22 años. ¿Cómo olvidarnos de aquel tierno tropiezo con el vestido más caro de Dior a sus espaldas (4 millones de dólares)?

Esta estatuilla dorada sería solo el comienzo de una racha imparable durante los años siguientes, pues su nombre aparecería constantemente en los sobres de las categorías a las que sus papeles optaban. Además, se consolidaría su colaboración con el director que la mantendría en la cima del séptimo arte: David O. Russell, autor de La gran estafa americana (2013), película por la que Lawrence ganó un Globo de Oro y un BAFTA como mejor actriz de reparto, y de Joy (2015), que le valió otro Globo de Oro. Sin lugar a dudas, estos éxitos confirmaron su posición entre las grandes figuras del cine contemporáneo.
Más tarde, se enfrentó a grandes retos interpretativos como en Madre! (2017) o Gorrión Rojo (2018), confirmando su versatilidad y talento con cualquier clase de guión en sus manos. Más recientemente, destacó en No mires arriba (2021) y en la comedia romántica Sin malos rollos (2023), sorprendiendo con sus habilidades cómicas más desenfadadas.
No obstante, todo artista necesita un descanso, y el de Jennifer Lawrence llegó con su compromiso con el galerista Cooke Maroney; en 2022 anunciaron por sorpresa que esperaban a su primer hijo, y recientemente dieron la bienvenida al segundo. La actriz explicó que su pausa se debía a la saturación mediática, aunque algunos apuntaron que la caída de Harvey Weinstein, su antiguo mentor, también influyó en su retirada temporal de la vida pública.
Die My Love, un título con gancho para su vuelta más esperada
Jennifer Lawrence interpreta a Grace, una joven madre que lucha por mantener la cordura frente a la psicosis postparto y la convivencia parental. Tras mudarse de Nueva York a la América rural con su novio Jackson (Robert Pattinson), la pareja vive un romance apasionado que se ve trastocado por el embarazo y el nacimiento de su hijo. Mientras Jackson adopta un extraño rol patriarcal, marcado por la ausencia y el celibato, Grace cae en un estado depresivo, atrapada en una insatisfacción profunda que afecta su sexualidad y su identidad. La película explora los desequilibrios familiares y la intensidad emocional que arrastra a la protagonista hacia sus límites psicológicos. Esta última, la exploración de los acantilados de la naturaleza humana es muy común en el imaginario de su directora, Lynne Ramsay.
Lawrence ofrece una interpretación abnegada, dispuesta a todo para demostrar en el infierno rutinario en el que cae su personaje. La película producida por Martin Scorsese demuestra una obra que mezcla animalismo y hostilidad, asemejándose a la desagradable Sustancia (2024) -ya que pertenece al mismo estudio-, alejándose de la narrativa tradicional, y sitúa a la actriz en la línea de sus anteriores odiseas maternas como Madre! de Darren Aronofsky, mostrando la maternidad resquebrajada por el abandono y las exigencias patriarcales. Una propuesta más que interesante y apropiada en la etapa vital de la actriz, que permitirá a su público conectar aún más con este regreso tan visceral a la gran pantalla.
Su papel como productora
En 2018, Jennifer Lawrence amplió su influencia detrás de la cámara al cofundar Excellent Cadaver, una productora dedicada a contar historias arriesgadas y reflexivas. Junto con su socia Justine Ciarrocchi, ambas han desarrollado una sólida lista de proyectos que han recibido elogios de la crítica, incluyendo Causeway, No Hard Feelings (Sin malos rollos) y los documentales Zurawski v. Texas y Bread & Roses, este último galardonado con el prestigioso premio Peabody.
