La belleza en España genera más de 11.000 millones de euros al año y representa el 1,03% del PIB. Liderar un sector de tal magnitud implica liderar una transformación profunda. En palabras de Delia García (Madrid, 45 años), directora de Sostenibilidad y RSC de L’Oréal España, la sostenibilidad es ya el núcleo operativo e industrial dela mayor compañía cosmética del mundo.
Con una inversión global en I+D de 1.300 millones, una fábrica en Burgos considerada laboratorio global de circularidad y una agenda marcada por la sostenibilidad, L’Oréal busca reconfigurar cómo se concibe, produce y consume la belleza en España y en Europa.
Delia García lo tiene claro: no hay excelencia industrial sin excelencia medioambiental. Hablamos con ella.
¿Cómo se refleja el concepto de “excelencia dual” en las operaciones y decisiones estratégicas de L’Oréal España?
En L’Oréal Groupe entendemos la excelencia dual como la capacidad de avanzar en dos dimensiones que, lejos de ser paralelas o contrapuestas, se refuerzan mutuamente: la excelencia en el negocio e innovación científica e industrial y la excelencia en sostenibilidad y compromiso social. Es un principio que guía todas nuestras decisiones estratégicas, porque creemos que, en el momento en el que estamos, el éxito empresarial ya no puede desligarse del impacto positivo en el planeta y en las comunidades.
Este compromiso se refuerza aún más si entendemos el papel esencial del sector de la belleza en nuestra sociedad. En España, la industria cosmética alcanzó en 2024 un consumo de 11.200 millones de euros según datos de Stanpa, lo que supone un crecimiento del 7,7%, el doble que el PIB nacional, y contribuye ya con el 1,03% al conjunto de la economía. Hablamos, por tanto, de un sector que no solo genera bienestar y confianza en los consumidores, sino que es motor económico y social de nuestro país.
«Hablamos de un sector que no solo genera bienestar y confianza en los consumidores, sino que es motor económico y social de nuestro país»-Delia García
La fábrica de Burgos es el mejor ejemplo de esta filosofía en acción: pionera en el uso de un sistema de circuito cerrado de agua, abastecida con energía 100% renovable y apoyada en una planta de biomasa desde 2015. A la vez, hemos consolidado espacios de innovación y talento como el BEST Madrid, que impulsa la creación de puestos especializados y la incubación de talento. En conjunto, estas iniciativas demuestran que el desarrollo económico, la innovación científica y la sostenibilidad no son caminos separados, sino un único trayecto de transformación que en L’Oréal Groupe definimos como excelencia dual.
A mitad de camino hacia 2030, ¿qué avances ha logrado L4TF en economía circular y reducción de plásticos vírgenes, y qué metas siguen siendo prioritarias?
La economía circular no es solo una vía de eficiencia, sino una auténtica palanca de transformación del modelo de belleza. Con L’Oréal For The Future, que es la materialización de nuestro compromiso en sostenibilidad para 2030, hemos sentado las bases de esta nueva era: casi la mitad de nuestros envases —un 49%— ya son rellenables, reutilizables, reciclables o compostables, y el 76% de los residuos de nuestras fábricas encuentran una segunda vida a través de la reutilización o el reciclaje. A ello se suma el lanzamiento del Fondo de Innovación Circular, dotado con 50 millones de euros, que no solo impulsa proyectos en gestión de residuos o embalajes circulares, sino que también nos posiciona como catalizadores de innovación para todo el ecosistema empresarial.
Pero lo verdaderamente estratégico no está únicamente en lo logrado, sino en la ambición de lo que está por venir. Nuestro compromiso de reducir a la mitad el uso de plásticos vírgenes, asegurar que el 50% de los materiales provengan de fuentes recicladas o biológicas y disminuir en un 20% la intensidad de embalaje hasta 2030 frente a 2019, constituye una hoja de ruta que trasciende al Grupo. Estamos hablando de una transformación de fondo en la forma en que la industria concibe, diseña y pone en manos del consumidor sus productos.
Transformación respaldada por una inversión científica sin precedentes: en 2024 destinamos más de 1.300 millones de euros a I+D y, a través de BOLD —nuestro fondo de capital riesgo— ya hemos realizado más de 20 inversiones en biotech, plataformas digitales y tecnologías para la circularidad y la descarbonización.
Es esta combinación de ciencia, innovación y circularidad la que nos permite redefinir los estándares de competitividad en el sector de la belleza.
¿Qué impacto han tenido las medidas de la fábrica de Burgos (reciclaje de plásticos, reutilización de residuos, energía 100 % renovable y circuito cerrado de agua) y cómo sirven de modelo para otras fábricas del Grupo?
Sin duda la fábrica de Burgos es un emblema de nuestra estrategia de sostenibilidad porque demuestra que la excelencia industrial y la excelencia medioambiental son sinérgicas. Como bien apuntas, su sistema de circuito cerrado de agua, que reutiliza el 100% del recurso hídrico en el proceso productivo, junto con la planta de biomasa que la abastece de energía renovable, la convierten en un ejemplo pionero dentro del Grupo. A ello se suman la gestión avanzada de residuos, que nos ha permitido alcanzar el 0% de vertido en España y Portugal, y la apuesta por el reciclaje de plásticos entre otros materiales como parte central de su operativa.
Como imaginarás, el impacto de estas medidas trasciende lo local: Burgos se ha consolidado como referente internacional de innovación sostenible dentro de L’Oréal Groupe. Hoy es considerada un auténtico laboratorio de transformación industrial, cuyas prácticas ya sirven de inspiración y modelo para la adaptación de otras fábricas del Grupo en distintos países. En este sentido, Burgos no solo simboliza nuestro compromiso con la sostenibilidad en España, sino que actúa como punta de lanza de lo que entendemos debe ser la industria del futuro: competitiva, baja en carbono y plenamente circular.
¿Qué ejemplos concretos existen de colaboración con proveedores y clientes para reducir su impacto medioambiental y avanzar hacia la descarbonización del sector de la belleza?
La colaboración es una pieza esencial de nuestra estrategia, porque entendemos que la descarbonización del sector solo es posible si actuamos de manera conjunta a lo largo de toda la cadena de valor. A nivel global, hemos puesto en marcha iniciativas como el fondo de deuda Solstice, en alianza con Chenavari, que facilita financiación a proveedores estratégicos, especialmente pequeñas y medianas empresas, para acelerar su transición hacia modelos descarbonizados. En España, hemos dado pasos muy concretos, como la introducción del primer tráiler eléctrico para el transporte de productos entre España y Portugal junto con Logista Freight, con un ahorro anual de 16.000 kilos de CO₂, y el uso de combustibles sostenibles como el HVO, que en 2024 evitó la emisión de 400.000 kilos de CO₂.
Asimismo, hemos participado de manera activa en el proyecto “Belleza Circular”, impulsado por Stanpa junto a Ecoembes y Ecovidrio, que busca acelerar el reciclaje de envases cosméticos en España y sensibilizar al consumidor hacia una gestión más sostenible de los mismos.
Los retos a los que nos enfrentamos exigen la creación de alianzas que desde el conocimiento y el trabajo colaborativo nos acerquen al mundo que deseamos.
¿Qué proyectos sostenibles están surgiendo de la Aceleradora de Innovación Sostenible junto al CISL de Cambridge y cómo podrían transformar la industria de la belleza?
La Aceleradora de Innovación Sostenible, que desarrollamos en colaboración con el Cambridge Institute for Sustainability Leadership, constituye un hito estratégico para nosotros. Con una inversión de 100 millones de euros a lo largo de cinco años, este programa nos permite identificar, probar y escalar tecnologías con potencial transformador para toda la industria de la belleza. Se trata de un espacio concebido para impulsar soluciones innovadoras de todo tipo de organizaciones que aborden retos críticos —desde la descarbonización hasta la gestión de recursos o el diseño circular— y para hacerlo a la velocidad y la escala que exige el contexto actual.
En estos momentos estamos en pleno proceso de lanzamiento: el 30 de septiembre cerraremos las inscripciones y, tras la fase de selección y mentoría, será el próximo año cuando podamos empezar a ver los primeros proyectos emergentes de la incubadora. Este calendario refleja la agilidad con la que queremos trabajar y confirma nuestra ambición de que la innovación sostenible no se quede en el laboratorio, sino que llegue al mercado con impacto real. Porque la belleza no es un sector periférico: es un motor económico y social que en España crece por encima del PIB nacional y llega a millones de consumidores cada día. Nuestra responsabilidad es liderar esa transformación y convertir a la industria en un actor esencial de la transición hacia una economía más sostenible.
«Nuestra responsabilidad es liderar esa transformación y convertir a la industria en un actor esencial de la transición hacia una economía más sostenible.»-Delia García
¿Cómo busca L’Oréal que el gesto de recargar productos se convierta en un ritual de belleza y contribuya a reducir la huella de carbono de alcance 3?
Nuestro objetivo es que la recarga deje de ser percibida como un gesto utilitario y se convierta en parte del ritual de belleza. Para ello, hemos trabajado en rediseñar los envases de las marcas icónicas de nuestras divisiones —desde fragancias de Lancôme y Armani hasta el cuidado facial de Kiehl’s o los champús de Elvive de L’Oréal París— con propuestas recargables que combinan practicidad y sostenibilidad. El impacto es muy claro: por ejemplo, cada recarga de La Vie Est Belle Elixir evita un 73% de vidrio, un 66% de plástico y un 61% de cartón frente al formato estándar.
Asimismo, también hemos adaptado nuestros centros de fabricación en todo el mundo para lograr un aumento de 17 veces el número de opciones recargables disponibles en los últimos cinco años.
Este esfuerzo tiene una repercusión directa en la reducción de las emisiones de alcance 3, que son aquellas derivadas de toda la cadena de valor —desde los materiales empleados hasta la fase de uso y fin de vida del producto— y que representan la mayor parte de la huella de carbono de nuestra industria. Al disminuir el uso de materiales vírgenes, reducir la intensidad logística y optimizar el ciclo de vida de cada referencia, la recarga se convierte en una herramienta clave para atacar el núcleo más complejo de las emisiones.
¿Qué resultados han tenido hasta ahora los formatos refill en las distintas divisiones y cómo contribuyen a la reducción de materiales y residuos?
Los resultados son contundentes y reflejan un cambio estructural. En la división de L’Oreál Luxe, el 28% del catálogo ya es rellenable, con un objetivo del 30% en este 2025, lo que nos permite reducir hasta un 80% los materiales por referencia. En Kiehl’s, el 15% de las ventas de la línea Ultra Facial Cream se realizan ya en envases de recarga, y la marca ha anunciado que en 2027 el 59% de sus ventas adoptará este formato, con un ahorro acumulado de 529 toneladas de plástico, equivalente a 12,2 millones de tarros.
En otras divisiones, como Productos de Gran Consumo, L’Oréal Paris ha reducido un 14% en intensidad la cantidad de envases utilizados para sus productos en comparación con 2019 y la línea de champús de Elvive se ha marcado como propósito que los formatos refill supongan el 10% de sus ventas.
Más allá de las cifras, lo relevante es que el refill está transformando nuestra manera de concebir la relación entre el consumidor, el producto y el planeta. Para L’Oréal Groupe, no se trata únicamente de una innovación de envase, sino de un nuevo estándar de sostenibilidad que nos permite reducir de manera significativa el uso de vidrio, metales, plásticos y papel, con un impacto directo en la huella de carbono. Estamos convencidos de que el futuro de la belleza pasa por integrar la recarga como una práctica habitual y deseable por los consumidores. Es un win win para el planeta y para el bolsillo, y además es un gesto sencillísimo.
