La primera mujer que se atrevió a llevar un traje masculino de Giorgio Armani en una alfombra roja fue Diane Keaton, en los Oscar en 1978. La segunda fue Julia Roberts, en los Globos de Oro de 1990. Ninguna pidió permiso; y el que se atrevió a vestirlas tampoco pidió perdón.
Con esas dos auténticas apariciones el diseñador italiano transformó para siempre el código de vestimenta de Hollywood (y del mundo entero). Dos estrellas de Hollywood vestidas de traje: lo que para muchos fue un disfraz en aquel entonces, para Armani fue una completa revolución en el mundo de la moda. Tras su muerte a los 91 años, recordamos con admiración estos trajes que hoy son leyenda.
Cuando Armani vistió la rebeldía
En 1978, Diane Keaton subió al escenario del Shrine Auditorium de Los Ángeles para recoger su Oscar por Annie Hall (1977). El cine había premiado a una mujer que, además de actuar diferente, vestía diferente. La americana holgada, la corbata, el sombrero… una clara manifestación. Lo que nadie sabía entonces era que aquel gesto iba a sentar las bases del power dressing de los ochenta, y que Armani, en silencio, ya estaba dibujando los planos de una nueva feminidad.

Doce años después, la historia se repitió con Julia Roberts. Cuando apenas tenía 22 años, la actriz asistió a los Globos de Oro como nominada por Steel Magnolias (1989) de Herbert Ross. Pudo haber optado por un vestido, quizás de encaje, o uno rojo, como los que se esperaban de las estrellas jóvenes. Aún más tras recibir el Globo de Oro a la Mejor Actriz de Reparto. En cambio, eligió un traje ancho gris de Armani.
Masculino, clásico, con hombreras y sin concesiones. Un look que todas nos pondríamos a día de hoy. Lo mandó a hacer a medida en la boutique de Rodeo Drive, se peinó ella misma y su amiga le hizo el maquillaje. No había estilista ni protocolo. “Pensé que estaba fabulosa”, recordó años después.

Aquella noche no solo ganó su primer Globo de Oro: se convirtió en la heredera estética de Keaton, la segunda en una línea de mujeres que, luciendo trajes masculinos, desafiaron las reglas de la feminidad hollywoodense.
Armani: criterio, actitud y poder
Lo curioso es que ambas apariciones no fueron coreografiadas por una campaña de prensa ni por un departamento de moda. No hubo una estrategia detrás. Solo hubo una conexión instintiva entre dos mujeres con criterio y un diseñador que, más que vender ropa, ofrecía una actitud. Armani entendió antes que nadie que vestir como un hombre no significaba renunciar a ser mujer. Todo lo contrario. Era un símbolo de poder. Sus trajes, desestructurados, suaves, sin artificio, les permitieron a las dos estrellas de Hollywood libertad, algo que el mundo del cine les había negado durante décadas.
El legado de esas dos alfombras rojas es tan duradero como icónico. Apenas dos meses después del triunfo de Julia, Women’s Wear Daily declaró los Oscar como “Los premios Armani”, porque la mayoría de las estrellas importantes (Tom Cruise, Michelle Pfeiffer, Denzel Washington) se vistieron con sus creaciones. El L.A. Times dijo que aquello no había sido una ceremonia de premios, sino “un desfile de Armani”. El diseñador se convirtió así en el sastre no oficial de la élite de Hollywood.
«Uno siempre vuelve donde fue feliz»
Keaton y Roberts siguieron regresando a Armani como quien regresa a casa. Desde trajes en tonos claros hasta vestidos sin sujetador (algo que levantó varias cejas en la América conservadora), ambas colaboraron numerosas veces con el diseñador italiano. Aunque hoy en día todos esos looks nos parecen de lo más casual y natural, incluso la elección ideal para una alfombra roja, fueron un día elecciones escandalosas. No olvidemos que, en 1978 y en 1990 un traje era exclusivamente para los hombres.
Il signor Armani será recordado con todo el respeto que merece un diseñador que no solo confeccionaba ropa: supo entender y arropar (nunca mejor dicho) la moda femenina mejor que nadie.
