Es la segunda sorpresa del verano. Primero fue Georgina Rodríguez, quien deslumbró al mundo con un diamante valorado en seis millones de euros. Ahora llega el turno de Taylor Swift, una de las artistas más influyentes de la era contemporánea —y, con apenas 35 años, ha logrado consolidarse como la música más rica del mundo con un patrimonio estimado de 1.600 millones de dólares, según Forbes.
El compromiso de Taylor Swift no solo ha acaparado titulares por la historia de amor con su pareja Travis Kelce. También por el protagonismo indiscutible de las fotografías compartidas por la cantante en Instagram. En ellas, tomadas en un jardín bucólico repleto de flores, la cantante muestra por primera vez su anillo de compromiso, una pieza que ya se ha posicionado como una de las más icónicas y originales de los últimos años.
Una pieza original de inspiración vintage
La joya fue diseñada por Kindred Lubeck, fundadora de Artifex Fine Jewelry —una firma de joyería artesanal con sede en Nueva York— en colaboración con el propio Kelce. Se trata de un diseño de clara inspiración georgiana y victoriana, con un diamante de talla old mine cut (corte de mina antigua), un estilo popular en los siglos XVIII y XIX.
Estos diamantes se caracterizan por su forma de cojín, esquinas redondeadas y facetas gruesas, lo que les otorga un aspecto artesanal, cálido y distinto a los brillantes modernos de corte más simétrico. Además, se debe destacar que los old mine son difíciles de conseguir y muy apreciados por coleccionistas y expertos, ya que fueron creados para maximizar el brillo bajo luz de velas.
El diseño: oro y naturalidad
El diamante central —valorado entre 7 y 10 quilates, según distintas estimaciones— está enmarcado en un bisel de oro amarillo, una montura que lo rodea y refuerza el aire romántico y vintage de la pieza. Varios expertos apuntan a que esta estructura podría incluir diamantes laterales en talla media luna y redonda, cortes que al combinarse aportan volumen y un efecto de luz adicional.
Además, la elección del oro amarillo, en lugar del platino o el oro blanco habituales en los solitarios clásicos, no es casual. Su tono aporta calidez y refuerza la estética atemporal. Los fans de la cantante lo tienen claro: el anillo es una apuesta coherente con la imagen de Swift, sofisticada pero también singular, fiel a un estilo personal que evita lo convencional.
¿Cuánto cuesta el anillo de Taylor Swift?
Y como suele ocurrir con este tipo de joyas, la danza de cifras no tardó en comenzar. En «Forbes» se ha publicado que su valor estaría entre 500.000 y 650.000 dólares, en función de la calidad y los quilates del diamante. Sin embargo, medios estadounidenses como «People» o «Harper’s Bazaar» elevan la estimación a más de un millón de dólares, destacando el carácter único y el tallado artesanal de la pieza.
Algunos joyeros van todavía más allá y especulan con cifras cercanas a los dos millones, mientras que las voces más arriesgadas, como la da George Khalife, conocido como George the Jeweler, incluso hablan de entre 3,5 y 5 millones, en el caso de que la piedra central alcanzara los 20 quilates.
Lo cierto es que, al tratarse de un encargo personal con una piedra central rara y diseñada a medida, el precio real probablemente nunca se conocerá con exactitud.
Un símbolo hecho a medida
Más allá de la cifra, lo que distingue al anillo de la cantante es su carga simbólica: un diseño personalizado, artesanal y con una piedra natural de tallado antiguo que representa tanto la relación de la pareja como la esencia única de Taylor Swift.
En un mercado donde muchas celebridades suelen optar por grandes diamantes modernos y brillantes —como el anillo de varios millones de euros de Georgina Rodríguez—, Swift ha puesto en el centro de la conversación el valor de lo raro, lo histórico y lo imperfectamente bonito. Su anillo no solo es lujo (que también): es identidad.
