Jennifer Lawrence (Estados Unidos, 1990) ha demostrado que en Hollywood se puede ser al mismo tiempo actriz de prestigio y mujer de negocios. Ahora, a sus 35 años, la intérprete de «Los juegos del hambre» suma un nuevo hito a su carrera: el próximo 26 de septiembre recibirá el Premio Donostia en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, convirtiéndose en la ganadora más joven de este galardón honorífico.
La actriz recogerá el reconocimiento en el Auditorio Kursaal (Donostia), justo antes de la proyección de «Die My Love» (Muere, mi amor), su último proyecto junto a la directora escocesa Lynne Ramsay, que no sólo protagoniza sino que también produce a través de su compañía Excellent Cadaver.
La película, coprotagonizada por Robert Pattinson, LaKeith Stanfield y Sissy Spacek, es un retrato desgarrador de una madre atrapada entre el amor y la locura, que lucha por mantener la cordura mientras se enfrenta a la psicosis.
De estrella juvenil a productora de éxito
La trayectoria de Lawrence se consolidó a gran velocidad y en pocos años pasó de actriz revelación a referente mundial. Nacida en Kentucky en 1990, logró su primera nominación al Oscar con apenas 20 años gracias a «Winter’s Bone» (2010). Dos años después, ganó la estatuilla por «Silver Linings Playbook» en 2012 (conocida en España como «El lado bueno de las cosas»), convirtiéndose en la segunda actriz más joven en lograrlo.
Al mismo tiempo que acumulaba premios por «La gran estafa americana» o «Joy», se convertía en un rostro imprescindible del cine comercial con fenómenos globales como «Los juegos del hambre» —película que la consagró como la heroína de acción más taquillera de todos los tiempos— y X-Men.
En 2018 decidió ampliar horizontes fundando Excellent Cadaver, una productora centrada en historias arriesgadas y de impacto social. Bajo este sello ha impulsado títulos como «Causeway» (2022), la comedia «Sin malos rollos» (2023) y los documentales «Bread & Roses», que visibiliza la vida de mujeres afganas bajo el régimen talibán, y «Zurawski v. Texas», sobre las restrictivas leyes antiaborto en EE. UU., producido junto a Hillary Clinton.
Una fortuna forjada en Hollywood
Lawrence no solo se ha forjado un prestigio artístico, también ha construido una fortuna estimada en 160 millones de dólares, según Celebrity Net Worth.
Su trayectoria financiera refleja la evolución de una carrera brillante: Por Winter’s Bone (2010) apenas percibió 3.000 dólares semanales, pero su caché se disparó tras encarnar a Katniss Everdeen. En 2012 cobró 500.000 dólares por la primera entrega de «Los juegos del hambre», cifra que renegoció tras del éxito mundial de la saga hasta alcanzar los 10 millones en la segunda película y se estima que en la última entrega pudo rondar los 40 millones entre salario base y bonificaciones.
Con «Passengers» (2016), otro de sus grandes éxitos internacionales, su salario ascendió a 20 millones de dólares, superando a su coprotagonista Chris Pratt, y por «Don’t Look Up», recibió 25 millones en 2021, aunque todavía fueron 5 millones menos que Leonardo DiCaprio, pese a compartir protagonismo.
Según Forbes, en 2015 y 2016 fue la actriz mejor pagada del mundo, con ingresos anuales de 52 y 46 millones de dólares, respectivamente. Además, sus películas han recaudado más de 6.000 millones en taquilla mundial, consolidando su perfil como una de las inversiones más seguras de Hollywood.
El imperio inmobiliario de Jennifer Lawrence
Como muchas estrellas de su nivel, Lawrence ha invertido parte de su fortuna en el sector inmobiliario.
Entre sus adquisiciones más lujosas: una mansión en Beverly Hills de más de 8 millones de dólares, un ático en el Upper West Side de Nueva York comprado en 2016 por 15,6 millones (y vendido con pérdida en 2020). Destaca también su apartamento en Tribeca, adquirido en 2017 por 9 millones y una propiedad de lujo en el West Village por 22 millones de dólares en 2020.
El legado de una mujer influyente
Más allá de los números, Jennifer Lawrence es, sin duda, una mujer talentosa, rentable, activista y empresaria. La actriz se ha definido abiertamente como feminista en numerosas ocasiones y ha defendido públicamente la igualdad salarial en Hollywood. Además, en 2015 fundó la «Jennifer Lawrence Foundation», con la que respalda iniciativas sociales vinculadas a la niñez y la inclusión como Boys & Girls Clubs of America —una organización sin ánimo de lucro en EE. UU— y las Olimpiadas Especiales, un conocido movimiento deportivo internacional para personas con discapacidad intelectual
Con el Premio Donostia, el Festival de San Sebastián no solo reconoce a una intérprete de primer nivel, sino también a una mujer que ha sabido transformar el éxito en una plataforma de empoderamiento y negocios sostenibles en la industria del cine.
¡Enhorabuena!
