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El fenómeno Labubu: cómo un monstruo de peluche disparó a la compañía china Pop Mart en Bolsa

Labubu, un pequeño monstruo de orejas puntiagudas, ha puesto patas arriba la Bolsa de Hong Kong y las redes sociales.

Janka Polliani con un peluche Labubu Exciting Macaron durante la Semana de la Moda de Copenhague, el 4 de agosto de 2025 en Copenhague, Dinamarca. (Foto de Edward Berthelot/Getty Images)

Lo que comenzó como un pequeño monstruo de orejas puntiagudas y sonrisa diabólica diseñado por el artista hongkonés Kasing Lung en 2015, se ha convertido en el juguete más codiciado del planeta. Detrás de esta fiebre está Pop Mart, la compañía china que ha logrado quintuplicar sus beneficios en apenas seis meses y cuya cotización se dispara a niveles nunca vistos.

Un boom inesperado

En 2019 Pop Mart incorporó a Labubu en su línea de figuras coleccionables. Entonces, nadie sospechaba que este personaje, inspirado en la mitología nórdica, se convertiría en un fenómeno cultural global.

En 2024, su popularidad explotó en redes sociales y entre coleccionistas, generando sorprendentes escenas de histeria en tiendas y largas colas para conseguir ediciones limitadas de este peluche monstruoso. Incluso celebridades como Rihanna o David Beckham han contribuido a viralizarlo. La fiebre alcanzó otro nivel cuando, en la celebración de su cumpleaños en la Toscana, Madonna sorprendió con una enorme tarta de Labubu que se convirtió en sensación viral.

El atractivo se apoya, sobretodo, en una estrategia de marketing sencilla pero eficaz: las «blind boxes» o cajas sorpresa. Este sistema consiste en que el comprador nunca sabe qué versión de Labubu encontrará dentro, lo que aumenta el deseo compulsivo de coleccionar y completar series. En subastas, algunas ediciones raras han llegado a alcanzar los 1,2 millones de yuanes (unos 150.000 euros).

Pop Mart: el gigante del juguete

Los números hablan por sí solos de este fenómeno. En el primer semestre del año, Pop Mart multiplicó por cinco sus beneficios hasta superar los 637 millones de dólares (unos 547 millones de euros) y triplicó sus ingresos, que alcanzaron los 1.932 millones (1.657 millones de euros aproximadamente).

Su CEO, Wang Ning, confesó que ni él mismo había podido prever la fiebre que Labubu ha provocado. Si al inicio de 2024 esperaba llegar a 20.000 millones de yuanes en ventas, ahora asegura que 30.000 millones (3.900 millones de euros) «sería bastante fácil de alcanzar».

Además, el éxito no se limita a China: el mercado internacional ya representa el 40% de la facturación de la empresa. Las ventas se multiplicaron por 12 en América, por 8 en Europa y crecieron un 258% en Asia-Pacífico. El «South China Morning Post» la califica ya como el “productor de juguetes más valioso del mundo actualmente”.

Tras anunciar el lanzamiento de una versión mini de Labubu, las acciones de Pop Mart subieron más de un 12% en la Bolsa de Hong Kong, alcanzando los niveles más altos desde su debut en 2020.

Ante esto, el valor de la empresa se ha más que duplicado en el último año, y Wang Ning ya se encuentra entre los diez hombres más ricos de China, de acuerdo con lo publicado por Forbes.

Críticas y desafíos

Pero no es oro todo lo que reluce. Algunos analistas ya advierten que este fenómeno podría ser efímero y que depender de un solo personaje estrella implica un riesgo considerable. Además, la mecánica de las «blind boxes» ha despertado críticas en China por fomentar comportamientos adictivos entre los más jóvenes. Incluso el People’s Daily (Diario del Pueblo), portavoz del Partido Comunista Chino, alertó sobre este riesgo.

¿Un fenómeno pasajero o un nuevo Mickey Mouse?

Pop Mart ya ha logrado convertir a Labubu en una moda viral mundial; el verdadero desafío ahora es consolidarlo como un icono cultural duradero. Para ello, la empresa ya explora nuevos mercados —desde Oriente Medio hasta América Latina— y expande su red de tiendas internacionales, que superará las 200 antes de final de año. Mientras tanto, otros personajes de su catálogo, como Molly, Skullpanda o Dimoo, también generan ventas millonarias.

El tiempo dirá si este peludo monstruo será un fenómeno fugaz o si estamos ante el nacimiento del nuevo Mickey Mouse.

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