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Lindsay Lohan y Jamie Lee Curtis vuelven a intercambiar cuerpos en una de las secuelas más esperadas del verano

El dúo de madre e hija siempre es un exitazo en la gran pantalla. Aún más si Lindsay Lohan (El Bronx, Nueva York, 39 años)y Jamie Lee Curtis (Santa Mónica, California, 66 años) vuelven a ponerse en la piel de los personajes de una de las películas más nostálgicas dosmileras: Ponte en mi lugar (2003). Aunque parezca mentira, 22 años después regresan juntas a la pantalla en una secuela que promete muchas risas y mucho drama, tanto adolescente como de madres y abuelas -el personaje de Anna (Lohan) ya es madre por lo que Tess (Curtis) ya es abuela-.

Se ha estrenado este pasado viernes de locura -en inglés el título de la película es Freaky Friday– y parece que ha sido una de las secuelas más esperadas del verano, más aún para aquellos que se criaron viendo las películas de Lohan en su era Disney -todas ellas, fabulosas-. En esta nueva entrega, Anna es adulta y se casa, tiene una hija y una futura hijastra, y todo parece indicar que los intercambios de cuerpo vuelven a complicar sus vidas. Solo que esta vez parece que la ecuación se multiplica por dos.

Durante la presentación en CinemaCon, Jamie Lee Curtis adelantó que esta secuela es “más freaky” que la original, y que ha sido hecha con cariño para «recordar buenos tiempos». A la proyección acudieron miembros del reparto como Julia Butters, Manny Jacinto, Chad Michael Murray y Vanessa Bayer, además de la directora Nisha Ganatra. Además, la banda ficticia Pink Slip sorprendió a los asistentes con una actuación especial en la alfombra roja.

La princesa Disney está de vuelta

Lindsay Lohan, que no participaba en una superproducción desde hacía años, celebró reencontrarse con Curtis, con quien mantiene una amistad de más de dos décadas. En una entrevista, aseguró que se siente “protegida” por ella y que su vínculo ha hecho que esta nueva experiencia de rodaje sea aún más especial.

El regreso de Lohan al cine ha sido gradual. Tras una etapa marcada por escándalos, adicciones y detenciones, la actriz se alejó de Hollywood y comenzó un proceso de transformación personal. En 2014 se mudó a Dubái, donde rehízo su vida lejos del foco mediático. Allí formó una familia junto a su esposo, Bader Shammas, con quien tuvo a su hijo Luai.

Hoy, después de volver a las pantallas de la mano de Netflix con la película de Un deseo irlandés (2024) y Nuestro secretito (2024), Lohan ha recuperado el equilibrio y vuelve a la actuación con una nueva perspectiva. En plena promoción de Freakier Friday, explicó que su vida en Dubái le permite estar lejos del caos de Hollywood: “Llevo una vida muy normal”, afirmó en una entrevista reciente. Y, por lo visto, está lista para volver a brillar y recordar a todos la gran estrella que siempre ha sido.