Forbes Women

Jeff Bezos y Lauren Sánchez se dan el ‘sí quiero’ en una ceremonia rodeada de extravagancia y millonarios

¡Que vivan los novios multimillonarios!

Junio se ha coronado como el mes favorito de los multimillonarios para decir el «sí quiero». Primero vino la íntima boda de Alex Soros y Huma Abedin hace dos semanas, ahora, llega una ceremonia un tanto más extravagante y sonada: la del multimillonario y fundador de Amazon, Jeff Bezos  (Nuevo México, 61 años) y Lauren Sánchez  (Nuevo México, 55 años). El enlace dio lugar la pasada noche del viernes en la isla de San Giorgio Maggiore, Venecia, frente a 250 invitados VIP y una oleada de ostentación.

La monumental iglesia diseñada por Palladio fue el escenario ideal para una ceremonia que, aunque privada, contó con una atmósfera llena de lujo y exclusividad. El enlace legal ya se había formalizado en Estados Unidos, pero la ceremonia pública, ambientada al estilo Gran Gatsby en el Teatro Verde de la isla, fue el broche final de un fiestón de tres días valorado entre 15 y 30 millones de euros, con la pareja donando tres millones a la ciudad.

Celebraciones e invitados en abundancia

Las celebraciones comenzaron la noche del jueves con una fiesta en el claustro de la iglesia Madonna dell’Orto, a la que los invitados llegaron en lanchas-taxi, recorriendo los canales venecianos mientras músicos italianos como Mina y Albano amenizaban la velada con clásicos. A pesar de una tormenta tropical que arruinó peinados y atuendos, el ánimo no decayó. Durante todo el fin de semana, se han implementado estrictas normas de privacidad, incluyendo el bloqueo de redes sociales para los asistentes.

El elenco de invitados fue espectacular, incluyendo a Ivanka Trump con su familia, el clan Kardashian, Sydney Sweeney, Oprah Winfrey, Bill Gates, Orlando Bloom, Leonardo DiCaprio, la reina Rania de Jordania con sus hijos y otros rostros famosos como la modelo Karlie Kloss, el financiero Bill Miller, el millonario Shahid Khan, el chef José Andrés junto a su esposa, los diseñadores Diane von Fürstenberg y Tommy Hilfiger y el inversor canadiense Michael Kives.

La privacidad fue clave para la pareja, que modificó sus planes iniciales debido a protestas locales contra la ostentación del evento, pero la boda siguió adelante con un despliegue de seguridad sin precedentes.

La novia

Ni un minuto ha esperado Sánchez para hacer pública en sus redes sociales su alegría de haberse convertido en la mujer del fundador de Amazon, tras su pedida de compromiso en mayo de 2023. Su Instagram es la prueba perfecta. Además de sus publicaciones, su nombre ha cambiado a: Lauren Sánchez Bezos. Por lo que ya es más que oficial.

La pieza central de la ceremonia fue su vestido. Diseñado por Domenico Dolce y elaborado durante un año y medio, está inspirado en un vestido de Sofía Loren y consta de un diseño en encaje con cuello alto que incluye 180 botones cubiertos de seda.

A lo largo de la noche, Lauren deslumbró con dos cambios adicionales: un vestido estilo Rita Hayworth en “Gilda” y un espectacular diseño de Oscar de la Renta adornado con 175.000 cristales.

Extravagancia y ostentación

Como si del Versailles de María Antonieta se tratara, la isla de San Giorgio Maggiore, con su arquitectura renacentista y el misterioso Laberinto de Borges, está siendo testigo de unas celebraciones repletas de extravagancia, ostentación y mucho, pero que mucho, dinero.

La ceremonia de la boda como tal, cerró con el concierto de Andrea Bocelli, fuegos artificiales, una pista de baile flotante instalada sobre el agua. Pero la fiesta no acaba con los anillos. Hoy sábado, fulmina por todo lo alto con una fiesta de máscaras al estilo del siglo XVIII en el Arsenale, con actuaciones privadas de Lady Gaga y Elton John. Por último, la gastronomía está a cargo de chefs italianos y franceses reconocidos, con postres del renombrado pastelero Cédric Grolet.

Está claro por qué ha sido una de las bodas más esperadas de los últimos años. Estas ceremonias suelen equivaler a la fortuna de los afortunados, y en el caso de Bezos su patrimonio de 230.000 millones de dólares, le permite derrochar en todo tipo de caprichos y lujos. ¡Que vivan los novios multimillonarios!