El nombre de Miguel Burdeos quizá no te diga nada pero si te contamos que su empresa, SPB (Suavizantes y Plastificantes Bituminosos), es una de los principales proveedores de las marcas Bosque Verde y Deliplus, seguro la cosa cambia. “Nuestros productos están relacionados con la limpieza del hogar», asegura Gracia Burdeos (Valencia, 48 años), CEO de la empresa que fundó su padre.
Entre sus artículos estrella, el amoniaco perfumado o el agua de plancha perfumada, dos productos que innovó su padre: «De pequeña lo recuerdo trayendo productos a casa y dárselos a mi madre para que los probara». El quitaesmalte de uñas o el gel desinfectante de manos son algunos de los artículos estrella que producen para Deliplus. “El 34% de la población compra en Mercadona y el 44% en su droguería. Es un orgullo saber que nuestros artículos están en muchísimas casas de España”, afirma esta ejecutiva que lidera una empresa con 700 empleados que factura 245 millones de euros al año. SPB forma parte del conglomerado familiar Gramami, con cerca de 900 empleados.

El pasado octubre, el nombre de Miguel Burdeos se hizo viral cuando él y otros tres conocidos empresarios valencianos desaparecieron dramáticamente durante la DANA. Su cuerpo, sin vida, apareció diez días después de la tragedia que acabó con la vida de 227 personas. Hoy su hija ensalza su figura y rememora para Forbes Women la historia de la empresa familiar y cómo ser madre de cinco hijos la ha convertido
en una mejor gestora.
Su padre fundó la compañía en 1979 y en 2000 se convirtió en
proveedor de Mercadona. ¿La innovación del amoniaco perfumado fue uno de los detonantes?
En los 2000 Mercadona empezó con el modelo de proveedores. La marca blanca estaba poco presente a nivel nacional y Mercadona apostó por una marca de calidad. En SPB mi padre también buscaba hacer productos de calidad y diferentes. Cuando les presentó su innovación con el amoniaco Mercadona introdujo su producto en los lineales. A raíz de ese proyecto llegaron otros más interesantes, por ejemplo los alcoholes. Se fue desarrollando una relación muy estrecha con Mercadona y hemos ido creciendo con ellos. Empezamos con dos o tres productos y ahora tenemos más de cien. Llevamos juntos 25 años.
¿Qué porcentaje de su negocio supone Mercadona?
En torno al 70%. El resto es el negocio «No Mercadona». Y se tiene todo con clientes fuera de España. Vendemos en más de 34 países.
Además de Valencia y Sevilla, tienen una planta en Alemania. ¿Desde cuándo y por qué?
Queríamos llegar a países del norte y el este de Europa pero produciendo en España era muy difícil porque el transporte impacta mucho en el coste. Entonces surgió la oportunidad de comprar una empresa de 30 años en Alemania que no tenía sucesión. Hasta ese momento nuestro negocio fuera de España era solo a través de la exportación. Tener equipo localizado fuera es otra historia mucho más compleja a la par que apasionante y enriquecedora. Empezamos con 40 empleados y ahora tenemos unos 75.
Su padre fue al colegio con Juan Roig.
Sí, estudiaron en los Jesuitas. Tenían muchas amistades comunes y Valencia es una ciudad pequeña pero la relación de nuestra empresa con Mercadona empezó a través de los comerciales. Te diría que Juan se dió cuenta de que mi padre le proveía mucho tiempo después.
Empezó en la compañía en 2003 y la nombraron directora general en 2019, tras pasar por muchos cargos. ¿Qué puesto le gustó más?
Mis primeros años fueron en el laboratorio formulando productos. De hecho alguno sigue a la venta. Luego empecé con otras responsabilidades: puse en marcha el departamento de marketing, el de compras, pasé por el de calidad… Siempre muy ligada al desarrollo de producto. Me gustaba la idea de crear algo que la gente consuma en sus hogares.
¿Se puede decir que profesionalizó la empresa?
No. La empresa se profesionalizó conmigo. Hicimos el camino conjuntamente: SPB crecía en volumen y yo en responsabilidades, rodeada de directivos y equipo. Mi padre confío en mí desde el primer momento.
¿Cómo es crecer en una compañía familiar? ¿Se siente cuestionada?
Tuve la suerte de tener un padre que apostó por mí y siempre he dicho que él era mi principal vocación. Si hubiese tenido una zapatería yo hubiese estudiado diseño de zapatos. Le demostré que podía confiar en mí. Dicho esto, es cierto que de cara a los stakeholders y al exterior, el ser ‘hija de’, mujer e incluso madre, en muchas ocasiones ha podido generar dudas. Sobre todo la gente que no me conoce.
Su padre falleció en la DANA. ¿Cómo ha encajado esa tragedia?
Es un proceso complicado y estoy segura que seguiremos adelante. De alguna forma tengo la sensación de enorme tristeza y vacío cuando se va una persona que llena tanto tu vida, pero al mismo tiempo me siento tremendamente orgullosa de haber tenido el padre que he tenido y de todo el legado en vida. No me puedo permitir derrumbarme, ni por los trabajadores, ni por mi familia, ni por mí misma.

¿Cuál ha sido el gran aprendizaje que le ha dejado su padre?
Uy, muchos. Te diría que era una persona muy reflexiva, con una humildad que le empoderaba. Y eso me fascinaba. También su capacidad de trabajo y esfuerzo. Esas son las cosas que más me ha dejado. Además de varios mensajes: ‘Si te lo crees, lo puedes crear’ y ‘sueña con ello que con trabajo lo conseguirás’.
El sector donde trabaja es muy masculino. ¿Ha vivido situaciones machistas?
Delante de mí, no. O no soy consciente. Siempre me he considerado muy respetada aunque me lo he ganado. El respeto no es un tema de género.
Sus dos hermanos también forman parte del conglomerado empresarial familiar.
Mi padre apostó por que cada uno de sus hijos liderase un proyecto independiente y es una idea muy acertada. Todos tenemos el respaldo de la familia, pero cada uno lidera su proyecto y toma sus decisiones de forma independiente. Soy la mayor de tres. Mi hermana es directora general de una compañía del grupo, Cleanity, y mi hermano lleva muchos años viviendo en París y está liderando un proyecto que tiene que ver con el bienestar: Calma París. En total somos unos mil empleados.
Delegar es un problema y para la gente que trabaja en empresas familiares, más.
Es como cuando estás educando a un niño y llega el momento en el que se hace adolescente. Tienes que respetar sus decisiones. En la compañía pasa un poco eso. Creas el departamento de marketing, creas fórmulas para hacer productos y de repente ya no estás en todo ese proceso. No es tanto una necesidad de control sino que te cuesta deshacerte de lo que has creado. Volviendo al paralelismo con los niños, tú le has educado, pero cuando es grande toma decisiones por sí solo.
“No me puedo permitir derrumbarme. Ni por los trabajadores, ni por mi familia, ni por mí misma”
Hablando de niños, su última hija nació en pandemia y en total tiene cinco hijos, dos de ellos juegan al golf y son deportistas de élite. ¿Cómo compatibiliza su vida profesional y personal?
Con pocas horas de descanso (risas). Soy muy organizada, muy ordenada y muy disciplinada en mis horarios. Además, no tienes cinco hijos del tirón. Van llegando poco a poco y te vas acostumbrando. En toda esta trayectoria ha sido muy importante el equipo porque, lejos de lo que se pueda pensar, yo no he tenido bajas maternales. Siempre me he incorporado relativamente rápido para seguir con el proyecto que teníamos entre manos.
¿No tiene miedo a la maldición de las generaciones: la primera generación crea la riqueza, la segunda la disfruta y la tercera la destruye?
Yo estoy convencida de que si no estuviese capacitada para el cargo mi padre no hubiese apostado por mí.
