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Aitana Modolell, directora de la Fundación Etnia Barcelona: «Ver mal puede convertirse en un freno desde la infancia»

La fundación que dirige Aitana Modolell lleva casi una década sensibilizando a la gente sobre la visión. Pero sus proyectos van más allá de corregir problemas oculares.

Aitana Modolell, directora de la Fundación Etnia Barcelona, posa para Forbes Women en sus oficinas, el 12 de mayo. Fotografiada por Cecilia Díaz Betz

Algo aparentemente sencillo como ver bien puede marcar la diferencia a la hora de estudiar o de relacionarnos con los demás. Sin embargo, queda mucho camino por recorrer cuando se habla de salud visual. Como defiende Aitana Modolell, “no es solo una cuestión de ojos. Es una cuestión de dignidad, de autonomía y de bienestar”. Por eso, desde la Fundación Etnia Barcelona, que ella dirige, ofrecen apoyo a personas en riesgo de exclusión social con problemas de visión, al margen de su situación económica o social. A punto de cumplir una década, esta organización, la pata solidaria de la marca de gafas independiente Etnia Barcelona, ha proporcionado a miles de personas en el mundo (Cataluña, Senegal, Lesbos, Estados Unidos…) revisiones oculares, diagnósticos precoces o un par de monturas a coste cero. Una labor que no solo se traduce en ver mejor, sino que, según Modolell, llega a transformar vidas.


Aitana Modolell, directora de la Fundación Etnia Barcelona, posa para Forbes Women en sus oficinas, el 12 de mayo. Fotografiada por Cecilia Díaz Betz

Se estima que un tercio de la población española tiene problemas de vista, pero poco más de la mitad los trata… ¿A qué cree que se debe esto?

El principal problema es la falta de sensibilización sobre la salud visual. Por ejemplo, se desconoce la importancia de las primeras revisiones. Sin embargo, ver mal puede convertirse en un freno desde la infancia, ya que afecta al rendimiento escolar, la capacidad de relacionarse y de tener confianza en sí mismos. Otro gran obstáculo es el económico. Aunque España cuenta con un sistema de salud bastante accesible, muchas familias no pueden permitirse unas gafas graduadas.

Recientemente se ha anunciado que la Seguridad Social va a hacerse cargo de las gafas y lentillas de la población, al menos de la más vulnerable. ¿Qué opina de esta medida?

Me parece una iniciativa muy necesaria. Es un paso importante y un avance hacia una sociedad más justa.

¿Cuáles son las patologías que se encuentran más frecuentemente?

En el entorno local son miopía y astigmatismo, que, aunque se corrigen fácilmente con unas gafas, afectan muchísimo al aprendizaje en niños y a la productividad en adultos. En otros países como Senegal, donde trabajamos de forma activa, nos encontramos muchos casos de cataratas no operadas.

¿Cómo lo abordan desde la Fundación Etnia Barcelona?

Desde el principio, nuestra misión ha sido garantizar que ver bien no dependa de la situación económica o social. Esto significa estar presentes en las comunidades, ofrecer revisiones, proporcionar gafas graduadas y educar sobre la importancia de cuidado de la visión. Pero nuestra labor va más allá: no solo corregimos problemas de visión; también trabajamos para devolver confianza, autonomía y calidad de vida.

Las tres ópticas solidarias en Senegal están 100% lideradas y gestionadas por mujeres locales

Los datos demuestran que la salud visual también es una cuestión de género. Las niñas y mujeres tienen más posibilidades de sufrir problemas oftalmológicos. ¿Es solo una razón fisiológica o hay más?

Esta realidad se debe a muchos factores, como la salud hormonal. Pero lo más preocupante es la desigualdad en el acceso a los recursos de salud en Senegal, por ejemplo. Son ellas las que cuidan de los demás, las que ponen a la familia por delante, y eso significa que a menudo se olvidan de sí mismas, también en salud visual…

¿Trabajan de forma especial con esa población femenina?

Desde el principio hemos creído que el empoderamiento femenino es clave para generar un cambio real. Un claro ejemplo es el proyecto de Ópticas Solidarias en Senegal. No solo se trata de ofrecer acceso a gafas a la comunidad a un precio asequible, sino de que esas ópticas -tenemos tres- sean gestionadas por mujeres. El objetivo es que puedan ser económicamente independientes trabajar sin nuestro acompañamiento, logrando que el proyecto sea viable económicamente.

El entorno local tiene también un lugar muy destacado en vuestros proyectos…

Sí, en Cataluña tenemos Et Mirem als Ulls [Te miramos a los ojos], enfocado en niños en edad escolar. Con esta iniciativa no solo garantizamos el acceso a gafas, sino que también realizamos revisiones y ofrecemos terapias visuales. Ahora estamos impulsando Més que Ulls [Más que ojos], que se centra en atender a adultos en situación de vulnerabilidad ofreciendo gafas con monturas de calidad a coste cero. Son dos proyectos que me tocan especialmente porque suceden cerca, en casa. Contribuir al bienestar de tu comunidad, de manera directa y cercana, hace que todo cobre aún más sentido.

Tras casi una década al frente de la Fundación, ¿de qué se siente más orgullosa? ¿Qué experiencia le ha impactado más?

Aunque es difícil elegir solo un proyecto, si tuviera que destacar uno sería Ópticas Solidarias, porque combina empoderamiento femenino y salud visual. Además, con nuestras iniciativas locales he vivido experiencias inolvidables. Estamos en el área metropolitana de Barcelona, donde se supone que el bienestar está garantizado, pero en una revisión a un grupo de 50 niños descubrimos que un 25% necesitaba gafas. Nos encontramos con una niña, de 12 años -callada, tímida, mala estudiante-, que tenía 12 dioptrías de miopía. Para ella, el mundo siempre había sido una mancha borrosa… El día que le entregamos las gafas, su vida cambió. Cuando lo recuerdo, todavía me emociono. 

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