El pasado 14 de mayo de 2025, la artista sudafricana Marlene Dumas hizo historia cuando su pintura Miss January (1997) se vendió por 13,6 millones de dólares en una subasta organizada por Christie’s en Nueva York, convirtiéndose en la obra más cara jamás vendida por una artista femenina viva. Esta cifra superó el récord anterior de Jenny Saville, cuya obra Propped alcanzó los 12,4 millones de dólares en 2018. Solo hicieron falta dos pujas y la pieza ya estaba vendida. Fue adquirida por un comprador telefónico representado por Sara Friedlander, vicepresidenta de la sección de arte contemporáneo y de posguerra de la casa de subastas.
El cuadro pertenecía a la Colección de la Familia Rubell, una de las más influyentes en el arte contemporáneo. Don y Mera Rubell comenzaron su colección en 1964, adquiriendo obras de artistas entonces desconocidos como Cindy Sherman, Jeff Koons y Richard Prince. Vendieron Miss January como parte de su compromiso con el apoyo a nuevos talentos emergentes, desprendiéndose así de una de sus obras más valiosas para seguir invirtiendo en el arte joven.
Miss January se considera la obra más importante de Dumas jamás subastada. Fue pintada en 1997 y representa una revisión de su primer dibujo conocido, Miss World, realizado cuando tenía solo diez años. La pintura muestra diez figuras femeninas idealizadas, reveladas a la vez que ocultas, presagiando su obsesión por el cuerpo y la identidad femenina. El título también alude a su primera retrospectiva, Miss Interpreted (1992), y a su célebre obra Misinterpreted (1988), frecuentemente vista como un autorretrato.
Dumas es conocida por sus retratos intensos y emocionalmente cargados, basados en fotografías halladas y que exploran temas como la sexualidad, raza, duelo, maternidad e identidad corporal. Su estilo transita entre el deseo de exponer y la necesidad de ocultar, lo que ha generado una obra profundamente introspectiva que ha conseguido provocar el mercado internacional.
Su obra forma parte de las colecciones permanentes de importantes museos como el MoMA de Nueva York, la Tate Modern de Londres, el Centro Pompidou de París, y el Museo de Arte Contemporáneo de Tokio. Desde 2008 ha tenido retrospectivas en instituciones como el Palazzo Grassi de Venecia, el Musée d’Orsay, el Stedelijk Museum y la Fondation Beyeler, consolidando su lugar como una figura clave del arte contemporáneo.