Alicia Sornosa (Madrid, 52 años) ha hecho del mundo su ruta y de la moto su forma de contar historias. Periodista de motor, escritora, aventurera y comunicadora incansable, es la primera mujer de habla hispana en dar la vuelta al mundo en moto en solitario. Ocurrió de 2011 a 2013. Empezó con 38 años, acabó con 40. Con más de 170.000 kilómetros recorridos y un Récord Guinness en su historial, ha convertido viajar en su pasión, algo que inspira a muchas mujeres.
Con motivo de la segunda edición del festival Gas & Dust, que se celebra este sábado 24 de mayo en Benahavís (Málaga), hablamos con Sornosa, una de las estrellas invitadas. En un evento que reúne a los referentes del motociclismo custom y la cultura de las dos ruedas, la española aporta su experiencia como viajera, comunicadora y referente femenina en un mundo históricamente dominado por hombres. Además, nos cuenta cómo es viajar sola y cómo la libertad puede ser la forma más poderosa de liderar.

30.000 kilómetros y más de 20.000 € recaudados
Desde sus inicios en medios como TVE, Yo Dona, National Geographic o Guía Repsol, hasta sus charlas TED y colaboraciones con agencias de viajes, Sornosa ha convertido cada viaje en una forma de compromiso con causas reales: lleva años recaudando fondos para causas en Asia, África y América Latina, diseñando rutas de autor, publicando libros, y sobre todo, derribando estereotipos. Durante el periplo, recauda fondos para diferentes causas, llamando al atención sobre determinados problemas, como la escasez de agua en Africa, los damnificados por el terremoto de Nepal, las enfermedades raras o el cáncer… siempre con pequeñas ONGs y llevando el dinero recaudado en mano.
Pero más allá de las cifras y reconocimientos ―porque tiene unos varios, desde Mejor Viaje del Año (2019) al premio Grandes Viajeros―, lo suyo es una manera de ver la vida. Alicia encuentra belleza en lo cotidiano, en los paisajes, en la cultura de cada sitio que visita, y ni hablar de la comida. Hablamos con la invitada más especial del festival Gas & Dust.

Es la primera mujer de habla hispana en dar la vuelta al mundo en moto en solitario. ¿Qué sentiste al darte cuenta de que estabas haciendo historia?
Fue muy bonito, y creo que no fui consciente hasta que regresé, tras casi dos años, a Madrid. Me recibió el entonces presidente de la Comunidad Autónoma [Ignacio González], había cámaras de televisión, periodistas, amigos y familia… Ahí me di cuenta que lo había logrado, que era algo importante, me sentí orgullosa cuando miré a mis progenitores y fui consciente de que había hecho historia entre decenas de miles de mujeres de habla hispana. Pero realmente me he ido dando cuenta de que ha sido algo importante durante los años de después, cuando he visto que cada vez hay más mujeres en todo tipo de motos, que viajan solas, sin miedo. Me he sentido con mucha responsabilidad durante un tiempo y mi «top” de felicidad fue cuando recibí de manos del rey de España y gracias a la generosidad de la Sociedad Geográfica Española, un premio en 2019.
¿De dónde nació su pasión por las motos? ¿Recuerda su primera aventura?
Mi pasión viene del mundo del automovilismo, me he criado en los circuitos de España (mi padre ha sido piloto de automovilismo y Campeón de España, Jaime Sornosa, apodado ‘Correcaminos’). Al principio la moto, un Espino, fue la manera de evadirme de mi casa, de salir con mis amigos en verano. Después fue una necesidad, al vivir en una gran ciudad y tener que moverme con más eficiencia y rapidez. Luego fue una diversión…hasta que llegó la oportunidad de viajar en serio con la moto. Mi primer aventura en una moto “grande” fue un viaje desde Madrid a Andorra, con una HD Sportster 883, fueron los tres días más divertidos y duros que jamás tuve hasta el momento. Aprendí un montón, disfruté de viajar sin prisas, de los paisajes y de la maravilla de paisajes de la Península Ibérica y conocí bien los Pirineos.

Como mujer que conduce una moto, ¿ha sentido prejuicios en el mundo del motor?
¡Claro! Si dijese que no, mentiría, pero eso nunca me ha importado. Me he criado en un mundo de hombres (automovilismo), he trabajado con hombres (soy periodista especializada en motor)…esos prejuicios han durado muy poco a quienes los han tenido y han hecho que siempre me esforzara un poco más, así que me han venido bien y todo. Creo que el esfuerzo nos hace mejores, venga de donde venga la fuente que te obliga a ello.
¿Cómo es viajar sola siendo mujer? ¿Ha sentido miedo? ¿Escucha música o en qué piensa durante tantos kilómetros?
Viajar sola siendo mujer, debe ser lo mismo que siendo hombre; tienes la libertad de ir a tu ritmo, de hablar con quien quieras, de ser perezosa un día o muy activa otro, sin molestar a nadie. Se activa tu sentido de la intuición y aprendes a escucharte, reconoces tus límites y te vuelves más humilde. Es un gran ejercicio de autoestima, control del miedo… Sobre este último, he sentido miedo algunas veces, por estar recorriendo una planicie en medio de una tormenta y caerme un rayo al lado, por vivir un terremoto sobre la moto (fue en Tapachula, Mx. Y la escala de 7,6 lo hizo muy movidito), por equivocarme de carretera y acabar en una zona industrial poco poblada… pero en los casos que podía haberme encontrado con gente poco agradable, siempre ha aparecido un “ángel” que me ha sacado de allí.

Y soy muy discreta y precavida, no me he llevado ningún susto personal con ningún ser humano… Y pienso que gracias a ser mujer en vez de un hombre, he podido “entrar hasta en la cocina” de muchos lugares, conocer otras mujeres, ver su situación real, contada por ellas mismas, a la vez que he podido disfrutar de la compañía y conversaciones masculinas. Es la suerte de no cargar con esa imagen de agresividad del género masculino. Los hombres me han tratado como a una madre o hermana, siempre agradables. Y los que han sido irrespetuosos, no han recibido mi mejor sonrisa, tengo mucho carácter.
Cuando ruedo por caminos largos y viajo sola, escucho música a veces (siempre que no esté en medio del tráfico o que la complicación del terreno requiera de una gran concentración), otras hablo conmigo misma e incluso ¡he llegado a escribir mi novela de memoria durante el viaje de Madrid a Japón! A veces simplemente medito o hablo con mis seres queridos que han fallecido…
¿Cómo es el proceso de planear sus viajes? ¿Qué pasos sigue?
Hablo con mis amigos, leo, veo documentales y de pronto ¡zas! Lo veo, me encapricho con un lugar, con su historia, con un motivo que me hace click y me obliga a organizar un viaje hasta allí, mis ansias de conocimiento. Lo siguiente es buscar financiación, marcar donde quiero llegar y saber por donde no quiero hacerlo, investigar un poco sobre la cultura y gastronomía, lugares que no me gustaría perderme…y marcar una fecha que es lo más importante. El resto, se lo dejo al azar…
¿Cuál fue la anécdota que más le ha marcado?
Tengo unas cuantas… La primera fue en Etiopía, tuve que detener la marcha por una lluvia torrencial. El camino se inundaba, me resguardé bajo un enorme árbol al que llegaron unas vacas de cuernos larguísimos y tres niños, delgaditos, tapados con mantas y portando una vara larga… Las vacas me empujaban (ni me quité el casco), los niños me miraban como si fuese un astronauta. Al rato salió de entre unos matorrales un pequeño que me tomó la mano y tirando de mi me llevó a resguardarme a su choza. Era de suelo de tierra pisada, con paredes de brazo y barro, estaba con su madre y dos hermanos, unos pollitos paseaban piando por la habitación circular. Fue maravilloso estar dos horas allí con esa pequeña familia. Fue mi primera impresión del auténtico Africa, el de compartir lo poco que uno tiene y ayudar al que lo necesita. Jamás lo olvidaré. Otra, comiendo en Mongolia, me ofrecieron unas tiras blancas, finitas con algo de picante, ¡eran tripas! Quedaron alucinados cuando les dije que me encantaban y que en mi país, eso eran callos… ¡con la comida tengo cientos de anécdotas!

¡Hemos visto que hasta escribe libros! ¿Cómo equilibra su identidad de periodista, viajera, mujer y referente público sin perder autenticidad?
Es mucho decir que los escribo, solo he escrito dos: 360 Grados (Bandaaparte) una novela basada en mi vuelta al mundo y durante la pandemia Toda Aventura Comienza con un Sí (Anaya Touring), un libro de ayuda para el que quiere empezar a viajar, lleno de anécdotas y con una parte de información para saber qué llevar a un viaje y cómo solventar según que situaciones, algo de mecánica…escribir, lo hago pero son reportajes del mundo de las motos, los viajes y al automoción. Ser periodista me ayudó a transmitir mi faceta de viajera, ser mujer…me sale solo, ¡No sabría ser de otra manera! Y ser un referente sin perder la autenticidad es sencillo, tengo pocos filtros, procuro tratar a todo el mundo como quisiera que me tratasen a mi y me niego a perder la frescura de asombrarme de las cosas y contarlo en el momento.
Este 24 de mayo participará en el festival Gas & Dust, ¿Qué supone esto para usted?
Primero quisiera dar las gracias al Ayuntamiento de Benahavis por su implicación en el Festival. Se necesitan personas al frente de nuestros espacios que sean generosos y como este caso, que permitan y apoyen estas iniciativas, siempre realizadas con el esfuerzo de muy pocos, pero con una grandísima cantidad de ilusión y trabajo. Para mi supone el comienzo del verano, reunirnos con otras personas que disfrutan de las motos como yo, que les encanta viajar y tienes esa pasión por el equilibrio, de la que yo presumo.

Me parece además, muy importante que me llamen para dar una charla en un evento como este y en el que tengo la esperanza de que de allí salga alguien más deseando viajar en su moto. Al ser tan especial este Gas&Dust espero estar a la altura de sus organizadores, con los que casi coincido en un viaje por USA, es diferente a la mayoría de los festivales de motos y eso me gusta…y enmarcado en esa zona tan preciosa de Andalucía…
¿Cree que festivales como este están ayudando a cambiar la narrativa del motociclismo?
¡Estoy segura y lo espero! El motociclismo no es picar rueda e ir a un circuito (que también), es música, buen ambiente, relajarse a charlar y tomar unas cervezas, escuchar música, bailar, disfrutar del buen tiempo, ver motos y presumir un poco de la tuya. Sorprenderte con los diseños, el color, vivir pero tipo de cultura al rededor de las motos. ¡No todo es trajes de cordura o chalecos de cuero! En el mundo de las dos ruedas, cabemos los diferentes tipos de vivir la moto y los motociclistas, somos personas solidarias y de espíritu abierto.

¿Siente que ha abierto caminos para otras mujeres moteras, viajeras o narradoras?
Creo que en su momento abrí una puerta para muchas mujeres que no se atrevan a llevar motos grandes y a disfrutar de ellas en carretera, motos de tipo trail, con maletas y ruedas de tacos. Hoy en día, los grandes viajes son accesibles a todos, han cambiado las comunicaciones y sabemos más de cada lugar sin haberlo pisado. Hemos democratizado los viajes en moto y son las RRSS y la facilidad de conexiones de este mundo globalizado los que han abierto los caminos de la narración…aunque espero haber dejado un granito de arena.
Después de tantos kilómetros, ¿qué le sigue sorprendiendo?
Cada vez me sorprendo menos, el mundo es finito y los paisajes se repiten, pero del que sigo aprendiendo es del ser humano. Desde hace tiempo, viajo una vez al año con mi amiga Marcia, una mujer motociclista chilena. La conocí durante la vuelta al mundo y mantenemos así el contacto, es una buena manera de recordar lo que me sorprendía o de que me enseñe nuevos horizontes. Y por eso organizo viajes de fin de semana durante todo el año, me meto en los ojos de quienes se vienen conmigo y me sorprendo cuando ellos lo hacen. Es mi manera de no perder la ilusión por el viaje, por ver un paisaje bonito o disfrutar como si fuese la primera vez, de una carretera de curvas. ¡Os espero!
Alicia está ahora preparando su próxima aventura, esta vez a la selva brasileña, por una de las carreteras menos concurridas (la mayoría de su camino es de tierra) donde se encontrará con tribus locales, con el objetivo de llamar la atención sobre la degradación de una de las partes más importantes del planeta: la Amazonia. Recorrerá 10.000km junto a su compañera Marcia Susaeta, para recaudar para el cáncer de mama.