El matrimonio compuesto por Mercedes Méndez y Antonio Pérez de Castro insufló la historia del interiorismo en ese Madrid que crecía desmesuradamente, pero escaso, en los años 50. Hoy, casi 70 años después, con una Escuela de diseño que marcó un hito en España, tres hijos y muchos nietos, el arte y el diseño sigue siendo el motor de esta familia capitaneada por la matriarca del clan, Mercedes Méndez, que sigue al mando de sus pinceles frente a su mundo del color.
Aprovechando la reforma integral de lo que fueran en su momento los tres pisos de aquellas aulas de IADE, la casa madre donde se formaron multitud de artistas, interioristas y diseñadores industriales y de moda, el centro ha subido de nivel a escuela universitaria en una conocida Universidad pero ya sin esta familia al mando, algo que les ha dejado un poco como sin una hermana, pero la gran matriarca les ha puesto las pilas y todos se han volcado en su particular suma y sigue demostrando la pasta de la que están hechos.
Mercedes madre una gran pintora del color, nunca había expuesto sus obras pero se empeñó en difundir que esto sigue y bajo el explícito título de Una Mirada Compartida, ha montado esta exposición única y circular que está siendo visitada estos días por todo el que conoce el mundo del diseño, demostrando cómo toda la familia comparte la pasión por el arte y la creación.
En esta mirada múltiple, Mercedes Méndez exhibe por primera vez, su lenguaje del color, un lenguaje sin palabras con espectaculares obras que transforman el espacio. Su hija Mercedes Pérez de Castro, vuelve al mundo del caolín, del horno y del torno, volcando su creatividad en varias colecciones para hacer terracotas, gres, porcelanas y cerámica. Antonio, su hermano, desarrolla lo que lleva casi diez años haciendo: escultura, luz, colores y sombras en Colorshadows una espectacular sala donde nada es lo que parece y lo tangible se funde con la ilusión.
Teresa, su cuñada, se envuelve en su mundo mágico de la pintura como en un diario de viajes. Carlota, su hija, desarrolla su proyecto de instalación Empatía; Julia Pérez de Castro es la paisajista, pintora y artista que tanto pinta láminas botánicas como hace instalaciones. Manuela, su prima, sigue los pasos de su abuela en los estudios de color desde la diversión y la exploración y Estudio Alrevés integrado por los primos Pedro y Pablo junto a Tomás Lorente y Borja Colom desarrollan esa misma filosofía de aprovechamiento, de economía de materiales y de creatividad, que da paso a sus nuevas colecciones de diseño industrial en las que reutilizan y adaptan elementos aprovechando otros.
Lo mismo forman biombos con cables y material eléctrico, crean un vanguardista Tu y yo a base del moldeado y trenzado de los cables del wifi en bastidores de aluminio, que el photocall con 112 taburetes originales de madera y enea de la Escuela.
“El hilo conductor -nos cuenta Mercedes Pérez de Castro- quizás es el título, una mirada compartida, porque cada uno vemos las cosas de una manera distinta. Pero si compartes ese pensamiento, sale esta exposición”.
Desde el derribo, querían reciclarlo todo, aprovecharlo todo. “No me gusta tirar nada -nos sigue contando Mercedes- que se pueda reutilizar. Aquí ha habido una escuela amorosa que fundaron mis padres».
Son emociones que creo que hay que compartir. “Teníamos que hacer un cambio en un edificio donde ha habido una gran energía de aprender, enseñar y con mucho cariño para convertirlo en unas viviendas, porque tenemos que seguir viviendo,y en eso estamos”.
En este edificio ha habido una energía preciosa que existe y persiste. Del nuevo proyecto se ocuparán las siguientes generaciones, supervisadas por los maestros, como ha sido siempre, como sigue siendo.
Una Mirada Compartida es el punto de vista de tres generaciones de artistas de una misma familia, que están exponiendo sus partiuclares enfoques en una mirada compartida desde el 24 de Abril al 30 de Mayo en Claudio Coello 48.