El éxito se contagia: preinscríbete al mayor festival de talento joven del mundo
Forbes Women

La lujosa vida de Marjorie Merriweather, la mujer que creó Mar-a-Lago, el paraíso de Trump

Un imperio de cereales y cuatro matrimonios fallidos, Marjorie Merriweather Post fue la mujer más rica de Estados Unidos. Y lo más parecido a una reina que han tenido.

Marjorie Merriweather Post en 1969 en Nueva York. Foto por Santi Visalli/Getty Images

El lujo, el poder y la exclusividad son palabras que definen muy bien la vida que Marjorie Merriweather tuvo antes de fallecer en Washington en 1973, a los 86 años tras una dura enfermedad. Supo aprovechar bien su vida. Si hay algo que le apasionaba por encima de todo era una buena fiesta, como destacó The New York Times en el obituario que le dedicó: “Su estilo de vida, con sus muchas propiedades, un personal doméstico de más de 40 personas y muchas fiestas, a menudo se parecía al de la realeza”.

Del campo a la élite neoyorkina

A mitad del siglo XX, Merriweather Post se convirtió en la socialite, filántropa y empresaria más famosa de Estados Unidos. Se crió en Springfield, donde desde muy pequeña aprendió que para conseguir lo que uno quiere, hay que trabajar muy duro.

Su padre C.W Post, fue su mayor maestro. Cuando Merriweather era pequeña, éste aún no había creado su imperio que arrancó en 1895 con Postum Cereals, una empresa especializada en cereales y pionera en la industria de los alimentos preparados.

Durante su infancia, ella misma montaba junto a su padre las cajas de cereales que él vendía. Post buscaba que su hija se implicara en su negocio hasta el punto que con solo diez años, ella ya empezó a acudir a las juntas del consejo de administración y, al finalizar, le hacía preguntas sobre las reuniones y le planteaba cómo actuaría ella en algunos casos concretos, como cuentan en la página web de la firma. Un aprendizaje fundamental, porque cuando Marjorie tenía 27 años, en 1914, su padre se suicidó dejándola como única heredera de su emporio.

Aunque el dinero ya no era un problema para la joven, la ambición por los negocios que le inculcó su padre la llevaron a multiplicar su fortuna hasta convertirse en la mujer más rica de Estados Unidos.

El inicio de Mar-a-Lago

Como parte de la alta sociedad estadounidense, además de ser un as en los negocios, Marjorie Merriweather también demostró una especial destreza por las inversiones inmobiliarias. Desde su residencia en Washington, hasta la mansión Burden en la Quinta Avenida, sus propiedades causaban sensación. Sin embargo, la más famosa fue Mar-a-Lago, ubicada en Palm Beach, Florida, e ideada por ella misma.

Mandó construirla en 1924 y tres años después, inauguró la que fue la segunda mansión más grande de Florida. Con 128 habitaciones y más de 5.800 metros cuadrados, su exterior no era lo único sorprendente. Su interior desprendía lujo y majestuosidad gracias a Joseph Urban, el diseñador de moda de la época, un austríaco que también se encargó de dar forma a la escenografía de uno de los musicales más famosos de Broadway en los años 40, Ziegfeld Follies.

Tras haber disfrutado de la gran propiedad durante muchos años y, antes de fallecer, la empresaria cedió su propiedad al gobierno norteamericano –Nixon era entonces presidente– para que sirviera como residencia de invierno para futuros presidentes del país. No obstante, en 1981 debido a los altos costes de mantenimiento, el Estado decidió devolvérsela a las herederas de Marjorie.

Años después, una de sus nietas decidió vender la propiedad a Donald Trump. Desde entonces, el presidente ha convertido este enclave único en algo más que una segunda residencia. En el año 2005, Donald y Melania Trump elegían la mansión costera como lugar para contraer su matrimonio. A la boda acudieron invitados como el matrimonio Clinton o Elton John, quien también actuó.

El propósito inicial de Trump era transformar Mar-a-Lago en un complejo turístico, pero los vecinos se opusieron, truncando sus planes. Se limitó a crear un exclusivo club con campo de golf en el que se organizan eventos y ceremonias.

Cuatro maridos fallidos

El dinero no era lo único que Marjorie Merriweather tuvo en abundancia. El amor y los matrimonios también ocuparon un lugar muy importante en su vida. Aunque lo intentó, no consiguió mantener la estabilidad emocional, y a medida que su riqueza aumentaba, el amor disminuía.

A los 18 años se casó con Edward Bennet Close, un agente de Bolsa con el que tuvo dos hijas, Adelaide y Eleanor, y con el que estuvo casada catorce años. Doce meses después de la ruptura, Marjorie volvió a encontrar el amor en Edward F. Hutton, un multimillonario con el que la empresaria desarrolló su visión de negocio.

Ella ya había heredado el emporio de su padre, pero el olfato para los negocios lo llevaba en la sangre, así que la joven se emprendió en una nueva aventura, convirtiéndose en pionera de la comida congelada, negocio que aún no se había expandido en el país.

Durante este segundo matrimonio, no solo nacía la gigante General Foods Corporation, también dio a luz a su tercera hija, Dina Merrill. Aunque los nuevos proyectos avanzaban, el amor de ambos se desvaneció a los seis años de contraer matrimonio.

Merriweather era una de las socialites más famosas del momento y en cuanto la prensa se enteró de su segundo divorcio enseguida se preguntaron cuál sería el siguiente amor de su vida. No tardó en aparecer. Se trataba del diplomático y abogado norteamericano Mr. Davies, quien terminó convirtiéndose en su tercer marido.

Estuvieron casados durante veinte años, tiempo en el que él ocupó el cargo de embajador de Estados Unidos en Rusia y ella destacó como la mejor «Primera Dama» de Europa. Aún le esperaba otro matrimonio —y otro divorcio—: en 1958 contrajo cuartas nupcias con el industrial de Pittsburgh Herbert A. May, de quien se separó en 1964.

Coleccionista de joyas y obras de arte, Marjorie Merriweather no fue simplemente una empresaria de Estados Unidos. Su presencia iba ligada a la excelencia, consolidándose como lo más parecido a una reina europea que ha tenido el país. “Cuando Marjorie toca algo, sabes que eso ha sido tocado por la realeza”, solían decir sus amistades.


Artículos relacionados