Si se tiene en cuenta el origen del titán de distribución de ropa mundial, Inditex, a la hora de escuchar que dónde se encuentran las tienda insignia de Zara -su marca más preciada-, lo primero que vendría a la mente serían ubicaciones como la ciudad de A Coruña o incluso Madrid. Sin embargo, actualmente su segunda tienda más grande no se encuentra en ningún punto dentro de la geografía española, sino en Lisboa, y además ofrece bollos de nata para completar su visita. De hecho, este local se ha convertido en un hito urbano al ocupar por completo una histórica manzana en la céntrica Plaza del Rossio, y por lo tanto en una nueva ‘atracción turística’ de la capital portuguesa.
Con una superficie de 5.000 metros cuadrados distribuidos en cuatro plantas, este espacio reúne todas las colecciones de la marca, incluyendo Zara Home, así como boutiques especializadas en lencería, calzado, accesorios, beauty y moda deportiva. El proyecto ha transformado un edificio que estuvo décadas abandonado, y que ahora es uno de los ejemplos más emblemáticos de recuperación arquitectónica en la capital.

Uno de los grandes atractivos de esta tienda es su cafetería Zara by Castro, con entrada desde la Plaza da Figueira. Esta colaboración con el reconocido Atelier Castro permite a los visitantes disfrutar de algunos de los mejores pasteles de nata de la ciudad. Aunque no se trata de la mayor tienda de Zara del mundo, sí es la única donde se puede degustar este icónico dulce portugués. Esta apuesta por la experiencia culinaria recuerda al reciente Zacaffè inaugurado en la tienda Zara Man de Madrid.
5.000 metros cuadrados de diseño
El diseño interior fue desarrollado por Elsa Urquijo Studio, colaboradora habitual de Inditex y responsable de sus tiendas más bellas y emblemáticas, mientras que la restauración del edificio corrió a cargo del arquitecto André Caiado y su despacho Contacto Atlântico. Este equipo ha sido clave en la renovación del centro histórico de Lisboa, conocido como Baixa Pombalina, nombre que homenajea al Marqués de Pombal, quien lideró la reconstrucción de la ciudad tras el terremoto de 1755. Los trabajos se extendieron por casi cinco años y permitieron rescatar valiosos elementos patrimoniales como pinturas decorativas originales.
El edificio tiene casi 250 años de historia y ha sido hogar de negocios muy significativos para los lisboetas, como la pastelería Suíça, la Joyería Portugal y el Hotel Francfort. Hoy, además de Zara, solo sobrevive la tradicional Pérola do Rossio, una tetería que abrió sus puertas en 1923 y continúa funcionando en el mismo lugar. La renovación ha mantenido sus toques históricos más relevantes, incorporándolos a una propuesta comercial moderna y actualizada a las necesidades de hoy en día.


Una nueva estrategia de diversificación de Zara
Este nuevo concepto de tienda se asemeja más a unos grandes almacenes monomarca que a una tienda convencional. La combinación de moda y experiencia gastronómica apunta a redefinir la forma en que se vive el retail físico, que ha comenzado a resurgir tras años de crisis provocada por el auge del comercio online.
La cafetería Zara by Castro no solo enriquece la experiencia del cliente, sino que también forma parte de la estrategia de diversificación de la marca. A diferencia de otras iniciativas temporales, esta pastelería será permanente, permitiendo disfrutar durante todo el año de pasteles de nata y una selecta carta de cafés. Tanto en su diseño como en su packaging, la experiencia se cuida hasta el más mínimo detalle, conectando con la línea estética y artesanal que caracteriza la identidad portuguesa y que Zara ha sabido reinterpretar con certeza y un toque dulzón y delicioso.