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Las subastas de arte suman millones incluso en tiempos de caos

Ni guerras, pandemias o crisis económicas han logrado frenar al arte. Las casas de subastas siguen sumando millones, ¿cómo lo hacen?

Colección William Weinberg, Nueva York; cuadro de Van Gogh vendido en Sotheby's (Foto de Ullstein Bild/Getty Images)

Pandemias, guerras, tensiones geopolíticas, conflictos económicos, ciberataques, auge y caída de los NFT, controversias mediáticas por la venta de Comediante (la obra de arte del artista italiano Maurizio Cattelan: la del famoso plátano pegado a la pared con cinta americana)…

El caos global no frena al arte

La actual década está resultando ciertamente movidita y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca tampoco parece que vaya a traernos estabilidad.

Nada que, no obstante, arredre al sector de las subastas, que en pleno 2022, el año en el que comenzó la Guerra de Ucrania, las dos principales casas de subastas del mundo, Christie’s y Sotheby’s, lograron sus récords absolutos de negocio, tanto en subasta pública como en ventas privadas: 8.400 millones de dólares para Christie’s y 8.000 para Sotheby’s, sobrepasando con creces sus respectivas cifras de 2021 (7.100 y 7.300 millones, siempre en dólares, para Christie’s y Sotheby’s, respectivamente), y muy por encima de las cifras pre-pandémicas (5.800 y 4.800 millones para Christie’s y Sotheby’s, respectivamente, en 2019).

La tercera gran casa de subastas del mundo, Phillips, ha reportado en 2024 843 millones de dólares, con 721 millones de dólares en ingresos por subastas, un 14% menos que los 840,7 millones que generó a través de ese canal en 2023. Detrás quedan, aunque acercándose a la tercera posición, dos casas chinas, China Guardian y Poly Auction, y, algo más lejos, Bonhams, la cuarta de las históricas grandes casas de subastas londinenses fundadas en el siglo XVIII, y Beijing Rongbao, también, china.

¿Por qué crecen las ventas privadas en España?

El crecimiento económico continuo es imposible, así que no hay que sorprenderse si en 2024 Christie’s declara una facturación mundial de “5.700 millones de dólares”, tal y como señala María García Yelo, su consejera delegada para España, una cifra menor que la alcanzada en los últimos años, incluido 2019.

“En 2024 hicimos mundialmente transacciones por un total de 4.200 millones de dólares en subasta y 1.500 millones a través de ventas privadas, que subieron un 41% respecto al año anterior. El departamento que más ventas generó fue el de arte de los siglos XX y XXI, con 2.700 millones, y después viene lo que denominamos ‘lujo’, que incluye joyas, relojes, vinos, bolsos y coches; hasta diciembre del año pasado no vendíamos coches, pero ese mes adquirimos una de las más reputadas casas de subastas de ese sector, Gooding & Company”.

Las razones por las que las ventas privadas están creciendo son varias. “En el caso de España, la principal es que se trate de piezas inexportables –explica García Yelo–, que no pueden venderse fuera de España, porque están protegidas por la Ley de Patrimonio”. Internacionalmente, suele tratarse, en cambio, de obras “muy excepcionales, como, por ejemplo, pudiera ser una escultura de Amedeo Modigliani que lo quiera un coleccionista concreto. En casos como ese recomendamos que la venta se realice de forma privada, para que su precio sea más fuerte que aquel con el que partiría en subasta, porque en subasta tienes que plantear una estimación atractiva para generar la competencia y que la puja suba.


Adrien Meyer, director mundial de ventas privadas de Christie’s, en la puja final de El imperio de la luz, de René Magritte, que con 121,2 millones de dólares se convirtió en la obra más cara vendida en 2024. 

Además, por ley, los objetos a subasta tienen que estar físicamente en el lugar en el que se va a realizar la subasta, aunque sea online. Las subastas online no se realizan en el éter, sino en Nueva York o en Hong Kong o donde sea, y los objetos que van a subastarse tienen que trasladarse físicamente al lugar donde se va proceder a subastarlo. Por eso hay toda una serie de costes asociados al traslado de las piezas hasta el lugar de subasta que en las ventas privadas no se dan, lo que nos permite ser más agresivos con los precios netos para el vendedor”.

García Yelo asegura, además, que “la gran fortaleza de Christie’s es el conocimiento: somos una empresa fundada en 1766, con dos centurias y media de historia. Sabemos dónde están las obras, sabemos quién las tiene o quien las busca, porque llevamos muchos años trabajando con esas familias y con esos objetos. Este conocimiento nos permite emparejar piezas y personas con precisión, también a través de las ventas privadas”.

Aurora Zubillaga, que hasta hace unos días era la CEO de Sotheby’s para España, declinó hacer declaraciones para este reportaje, dado que iba a abandonar inminentemente su cargo y afirmaba desconocer quien sería su sustituto/a al frente de la empresa en España.

La digitalización: la pieza del puzzle que faltaba

El ámbito de la venta privada es fundamental para Christie’s o Sotheby’s, dado que ninguna de las dos realiza actualmente subastas públicas en suelo español. Así lo explica Mercedes de Miguel, directora de Subastas Segre –y lo corrobora la CEO de Christie’s–. La diferencia de volumen de negocio entre las casas de subastas españolas y las grandes casas multinacionales es abismal: la facturación de Segre en 2024 fue de casi 16 millones de euros –“Lo que nosotros facturamos al año, ellos lo facturan con un cuadro”, asegura De Miguel–, pero en los últimos años se ha producido un enorme crecimiento. “Cuando yo llegué a Segre, en 2013, se vendían 6 millones de euros y este año pasado hemos facturado casi 16 millones”. Esto se ha producido gracias a las nuevas tecnologías, que han permitido a las empresas españolas ‘salir fuera’.

Es el caso de Setdart, cuya CEO y cofundadora, Marina Pelegrí, explica que “desde sus orígenes, en 2004, Setdart ha sido una casa de subastas 100% online, pionera en España en adoptar este modelo de negocio. En un sector tradicionalmente conservador, esta apuesta por la digitalización supuso una auténtica revolución. En sus inicios, fue un desafío introducir este concepto en un mercado acostumbrado a las subastas presenciales y a los catálogos físicos periódicos.

Sin embargo, con el tiempo, el formato online ha demostrado no solo su eficacia, sino también su capacidad para democratizar el acceso a las subastas y ampliar el alcance de coleccionistas y compradores.

El arte no tiene fronteras

Actualmente, aproximadamente el 55% de nuestros compradores son extranjeros, lo que refleja no sólo la proyección global de nuestra plataforma, sino también la exigencia de los coleccionistas internacionales, que buscan en Setdart una combinación de calidad, procedencia y autenticidad en cada adquisición”.

Un porcentaje ligeramente menor de clientes extranjeros es el que maneja Subastas Segre: “Nosotros tenemos ahora mismo, en cada subasta, un 40% de cliente internacional –comenta Mercedes de Miguel–. Celebramos la subasta in situ, pero se transmite a través de internet, donde se ha registrado previamente el cliente y le hemos validado nosotros.

Hoy día, con un ordenador, recibes un aviso de Google y da igual que el cuadro se venda en Madrid o en Filipinas, porque subimos nuestro catálogo a plataformas de mercado como invaluable.com y drouot.com. He dicho Filipinas porque Pareja de jóvenes tagalos ante un río, un cuadro maravilloso de un pintor filipino del siglo XIX, Félix Resurrección Hidalgo, que lo sacamos en 2018 en 40.000 euros y se vendió por 1.145.415, se convirtió en nuestro récord absoluto. Teníamos compradores de toda Filipinas que no sabíamos de dónde habían salido: incluso gente que cogió un avión desde Filipinas para venir a la sala y pujar por él. Pero no hubiera hecho falta, porque esas barreras han desaparecido. Nuestro segundo récord es un reloj Patek Philippe que vendimos en verano en 900.000 euros. Son los mejores ejemplos de que da igual donde esté la pieza: si tú lo promocionas bien, te aparecen clientes de debajo de las piedras”.

Cristina Mato, única mujer de los seis hermanos Mato García, quinta generación de la familia que fundó en 1845 el taller de joyería de la actual galería de arte y casa de subastas Ansorena, comenta que el futuro de las casas de subastas está garantizado por las nuevas tecnologías y porque “cada vez hay más gente joven interesada en este mundo: gracias a las redes sociales, nuestros envíos de comunicados con toda la información y el hecho de poder seguir la subasta en directo, hemos conseguido que las nuevas generaciones se acerquen al arte. Pueden comenzar una colección comprando, por ejemplo, un grabado de Tàpies por 300 o 400 euros, o un mueble del siglo XVIII por 600 euros. No todas las piezas que subastamos tienen un precio de salida altísimo”. 

Las instituciones públicas y el arte: ¿cuánto pueden pagar?

Las instituciones públicas también son clientes y, aunque no sean el principal destinatario de los objetos subastados, al no poder competir con las grandes fortunas, sí dan prestigio. Sin querer desvelar cifras, Mato García cuenta con orgullo que varias piezas subastadas en Ansorena forman parte de los museos más importantes, entre ellas, Los novios, de Antonio López, o Retrato del platero Antonio Martínez, de Francisco Bayeu. La que sí desvela la cifra de una de sus ventas recientes es Mercedes de Miguel: “Acabamos de vender un zurbarán al museo del Prado, por 650.000 euros, la Virgen de la Merced con dos frailes mercedarios”. 

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