Carlo no es el único Zanuso que forma parte de la moda, su familia confeccionaba camisas desde hace años en Véneto, al norte de Italia. Hoy nos cuenta más sobre su historia.
¿Cómo se dio cuenta de que a pesar de estudiar Economía y Comercio lo suyo era la moda?
Estudié Económicas porque siempre me ha interesado la visión estratégica de la empresa. Sin embargo, desde niño he estado inmerso en el mundo artesanal, ya que mi familia siempre ha tenido un taller de camisería. Por lo tanto, crecí rodeado de tejidos, patrones y conocimientos sobre sastrería. La esfera estilística siempre me ha fascinado como forma de expresarme, de buscar la belleza y de prestar atención a los detalles. Creo que combinar estas dos actitudes, tan distintas y específicas, puede dar plenitud a mi visión.
¿En algún momento le ayudó en la creación de Pomandère el combinar ambas pasiones?
Ciertamente, tener una visión global de todo el proceso de creación de la prenda, desde el boceto hasta la venta, me permite estar conectado con el mercado y crear y organizar una colección con una clara conciencia de su posicionamiento, haciéndola completa y estructurada.
Me apasiona la investigación y la selección de materias primas, que debe ser un elemento definitorio de las prendas Pomandère, utilizando siempre fibras naturales con una sensación táctil específica y única.
Volver a Véneto, el lugar donde la empresa familiar confeccionaba sus camisas ¿ha inspirado alguno de sus diseños?
Véneto ha sido históricamente un distrito textil muy desarrollado. Volver aquí me ha ayudado sin duda a desarrollar mi proyecto innovando la tradición familiar. El amor por el trabajo y la pasión por la investigación siempre han sido valores que he abrazado. Por lo tanto, para mí era un camino natural seguir los pasos de mis padres. Y por esta razón, la camisa sigue siendo uno de los elementos clave de cada colección. Desde niño has crecido rodeado de la artesanía y el diseño.
¿Recuerda algún momento o anécdota especial de su infancia que haya despertado su interés por la moda o que haya sido clave en su etapa como diseñador?
Siempre me ha atraído mucho la artesanía manual. Cuando era niño, los patrones se dibujaban a mano en cartulina; luego se cortaban con grandes tijeras y se colocaban sobre la tela, que también se cortaba. Ver cómo cosiendo las distintas piezas, cada prenda tomaba forma parecía magia. De una dimensión plana, como el papel, a una prenda tridimensional con sus proporciones.
Un recuerdo especial.
La colección Tatami, inspirada en Tokio, muestra los contrastes de la propia ciudad entre la tradición y la innovación. ¿Qué fue lo que más le atrajo de la ciudad para luego traducir estos contrastes en sus diseños?
Tanto la tradición como la innovación me parecen fascinantes y estimulantes porque la tradición nos recuerda la riqueza del pasado, el tiempo dedicado a la creación y el uso de las habilidades humanas, y la innovación nos proyecta hacia el futuro. Tokio es una ciudad que ejemplifica esta fusión, rica en historia y orientada simultáneamente hacia la innovación. Una combinación de contrastes y coexistencias que refuerzan una identidad fuerte y sólida, nunca estática. Y este juego de contrastes se funde delicadamente en las prendas de la colección de verano SS25.