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Hermés Otoño-Invierno 2025/2026: una espiral femenina de estructura, movimiento y carácter

Carácter, estructura, colores y mucha moda es lo que ha desfilado Hermés en su colección de mujer de Otoño-Invierno en la Semana de la Moda de París.

En una espiral formada a partir de rectángulos estructurales verticales, ha desfilado en círculos la colección de mujer de Otoño-Invierno de Hermés. Más de 60 looks han descrito este espectáculo único sostenido sobre un suelo gris, cubierto con una textura parecida a la gravilla, cuyas modelos han rastrillado al demostrar la huella de confianza que deja la mujer Hermés a través de la estructura, textura y movimiento de sus diseños.

Nadège Vanhee, directora creativa de la maison, tiñe el sueño naranja de cinco paletas distintas a lo largo de toda la colección. Un juego de color atrevido pero con los pies en tierra. Desde el poder del negro y la versatilidad del gris, hasta la comodidad del marrón y la aventura fresca del verde pistacho.

El show, como siempre, a la altura del alta estima de la firma. A la que los invitados estaban sentados con sus cócteles, el desfile comenzó. La música era de ritmo constante e intenso, la paleta oscura y más seria fue la que abrió este nuevo anhelo protagonizado por amazonas. El negro sofisticado y seductor fue el primer protagonista, con looks monocromáticos que mezclaban texturas acolchadas, cuero brillante y sastrería precisa. Destacaron la bomber acolchada sobre suéter de cuello alto de punto y los minishorts de cuero, combinados con botas altas hasta la rodilla. También aparece el gris con un tono carbón apagado que aporta un respiro suave al poderío de las cinturas de tiro alto.

De repente, se encendió la luz. Aparecen los primeros looks más claros, que flotan entre el gris topo y el crema, y con ellos se transforma la música, como si Vivaldi estuviera jugando con los colores de Las cuatro estaciones dirigiendo a los pájaros que suenan desde el altavoz de la Semana de la Moda de París.  

Solo y de vez en cuando, aparecen esas pinceladas de color, coronadas con un verde pistacho atrevido y vibrante, en cuyos diseños predominan la silueta en vestidos con escotes en uve y conjuntos de piel compuestos por pantalón y chaqueta, rematados con botas de caña alta. El verde suaviza las estructuras tan serias, a la vez que los looks gris topo y crema con botas burdeos desviaban la atención hacia siluetas más femeninas.

Las estructuras se presentaban en un principio sobrias, sin embargo, poco a poco, cobraron más vida a partir de aberturas, movimiento y superposiciones.

La piel fue sin lugar a dudas, el corazón de la colección y apareció en una gran variedad de siluetas, desde prendas exteriores estructuradas hasta pantalones fluidos y monos entallados. Asimismo, también tuvieron gran protagonismos texturas como la lana de cachemira o la piel de cordero.

Los accesorios jugaron un papel clave en la exaltación del lujo distintivo de la marca. Bolsos de piel estructurada, en tamaños pequeños y grandes, llevados cruzados, de mano o bajo el brazo, añadieron el toque final a los sofisticados estilismos. Las botas altas de piel, en tonos profundos como el burdeos oscuro y el verde oliva, realzaron la fuerza y seguridad de cada look, reafirmando la impecable maestría de Hermès en la artesanía del cuero.

A través de uno de los diseños más inolvidables, ponemos sello final a este recuerdo de lo que ha consistido la colección de mujer de Otoño-Invierno de Hermés. Solo falta decir que el desfile de alma ecuestre resultó hipnótico para los asistentes, quienes con un gran aplauso finalizaron este paseo por las espirales de la moda más actual del imaginario de Hermés.