El momento exacto en el que Shakira sintió que era exitosa no tiene una fecha precisa ni una hora marcada. Su historia no se inscribe en un solo instante de epifanía, sino en una serie de pruebas, de pequeños triunfos y rechazos tempranos que fueron cincelando su destino.
Desde joven fue aplaudida con la misma intensidad con la que fue incomprendida. Su voz grave y su estilo único no encajaban en los moldes de la época, pero ella insistió. Insistió con la determinación de quien sabe que su sitio no es una posibilidad, sino una certeza.
Hoy, su biografía está tejida con hitos que solo caben en la trayectoria de los grandes: himnos que han sonado en espectáculos descomunales como los mundiales de fútbol y la Super Bowl, premios que la colocan entre las artistas más aclamadas de la música, récords que parecían inalcanzables. Pero también está marcada por el impacto fuera de los escenarios: escuelas construidas en comunidades donde el futuro parecía negado y causas que han llevado su nombre más allá de las pantallas.
“El éxito es ser libre y dueña de tu vida”, dice Shakira en entrevista con Forbes, mientras se preparaba para los Grammy en Los Ángeles, donde recibió el galardón a Mejor Álbum Pop Latino. Los días previos habían sido una vorágine de ensayos en Ciudad de México, donde ultimaba los detalles de su anticipada gira mundial. “Lo sentí cuando mi música dejó de ser solo mía y empezó a pertenecerle al mundo”.
Quizá el éxito, más que una meta, era su destino inevitable. Cuando Shakira recorre el mundo, su audiencia está lista para recibirla. La última vez que hizo una gira, en 2018, llegó a recaudar 1.6 millones de dólares de media por cada concierto y hasta 2.8 millones en los más destacados, según registros de Pollstar Pro.
Ahora, en su séptima gira internacional de estadios, ‘Las Mujeres Ya No Lloran World Tour’, que lleva el nombre de su último álbum, las ganas se multiplica. Esta fase del tour recorrerá 29 ciudades, con 11 paradas en Latinoamérica y 18 en Estados Unidos y Canadá. La demanda ha sido abrumadora: más de un millón de entradas ya han sido vendidas.
“Sabía que sería grande, pero lo que está pasando es otra dimensión. Las mujeres estamos tomando el control, y eso se siente en cada estadio”, expresa Shakira.
El espectáculo, de más de dos horas, trae arreglos de sus éxitos, que han sido refrescados y adaptados para el show, casi como si fuera la banda sonora de una película. Ella lo describe como el espectáculo más grande de su carrera.
“Es un show visceral, lleno de energía y emociones”, dice Shakira. “Quería que cada canción golpeara fuerte y dejara una marca”.
Su fama de meticulosa no es gratuita. Quienes trabajan con ella se sorprenden por su conocimiento en cada aspecto del montaje: luces, sonido, coreografías, visuales y escenografía.
“Ella escucha y asimila, pero quién decide lo que va a hacer es ella”, explica alguien de su entorno.
La artista lo confirma al describir sus jornadas de trabajo como intensas.
“Soy exigente, pero justa. Me gusta que todo fluya, pero cuando algo no va bien, lo digo”, recalca Shakira. “No me detengo hasta que siento que todo está perfecto. Mi día siempre está lleno de ensayos, creatividad y foco total”.

Esta gira ha abierto nuevas marcas en su historia, ratificando que su impacto no conoce límites. En México, batió récords al agotar las entradas de siete conciertos en el Estadio GNP Seguros, sobrepasando la marca anterior de Taylor Swift, quien había conseguido llenar cuatro conciertos en el mismo recinto. En Colombia, se convierte en la primera artista en agotar cinco actuaciones en estadios durante una misma gira en el país. En Norteamérica, el tour originalmente estaba diseñado para ser en salas y debía iniciar en noviembre, pero la acogida llevó al equipo a posponer el arranque para trasladar los conciertos a estadios.
Desde finales de 2022, el equipo de Shakira comenzó a coordinar las localizaciones, asegurándose de que cumplieran con todos los requerimientos especiales derivados del alto componente tecnológico e innovador del espectáculo. En Colombia, donde la producción está en manos de Páramo Presenta y Ocesa, filiales de Live Nation, la empresa encargada de toda la gira, cada presentación implica el trabajo directo de 2.500 personas.
“Cuando Shakira estuvo lista para volver a los escenarios, supimos que teníamos la oportunidad de hacer de su regreso una producción de estadio de primer nivel y una experiencia inolvidable para los fans en todo el mundo. La demanda fue innegable desde el principio, con 18 fechas en estadios de América Latina agotadas en menos de dos horas”, explica a Forbes Colin Lewis, vicepresidente senior de giras mundiales de Live Nation. “Esto es un testimonio de su impacto duradero y la profunda conexión que tiene con sus seguidores en todo el mundo. Es un ícono global y una artista excepcional en vivo”.
Como un hilo invisible que atraviesa el tiempo, la música de Shakira ha evolucionado sin perder su esencia. Desde sus primeras canciones, grabadas en casetes y discos de vinilo, hasta su dominio en la era digital, y ha sobrevivido a comparaciones con otros artistas durante cuatro décadas. A sus 48 años, ha sabido adaptarse a cada época, moviéndose entre el pop, el rock, las baladas, ritmos tropicales y el estruendo de los ritmos urbanos, sin que su eco se apague.
“Explorar sin miedo”, afirma sobre su capacidad de reinventarse. “El secreto es adaptarte, sorprender, pero sin perder esa chispa que te hace única”.
En Spotify, donde supera los 59 millones de oyentes mensuales, el 70 % de su audiencia tiene menos de 34 años. Sus canciones suenan 7.000 veces por minuto en la plataforma a nivel global. Cuatro de sus temas han superado la barrera de los 1.000 millones de reproducciones: “Hips Don’t Lie” (con Wyclef Jean), “TQG” (con Karol G), “Chantaje” (con Maluma) y “Shakira: Bzrp Music Sessions, Vol. 53” (con el productor Bizarrap). Además, combinando todas las plataformas, su reciente canción “Soltera”, acumula más de 400 millones de reproducciones.
“Las cifras son interesantes, pero para mí lo que importa es cómo una canción conecta”, asegura Shakira.“El verdadero impacto no se mide en números”.
Su dominio global tampoco es coincidencia. Es de esas personas que cuando viaja a un nuevo país, estudia palabras del idioma local. A ella se le ha escuchado hablar en italiano, francés, catalán y árabe, además de su fluidez en inglés, portugués y español.
De acuerdo con Shakira, su curiosidad permanente la ha llevado a “descubrir culturas”.
En YouTube, “Waka Waka”, su himno para el Mundial de Sudáfrica 2010, es la canción más vista en la historia de una artista femenina, con más de 4.000 millones de reproducciones, sin contar la versión en español que supera los 1.000 millones. Su audiencia se extiende por todo el mundo, con México, Estados Unidos, España, Brasil, Argentina, Alemania, Chile, Colombia, Reino Unido y Francia como los países que más la escuchan en streaming, lo que refleja su impacto cruzando las fronteras de cualquier idioma.
Más allá de ser artista, Shakira es madre de dos hijos, filántropa y empresaria.
Superado el episodio fiscal con la Hacienda española en 2023, Shakira ha continuado consolidando su presencia en el mundo empresarial.
Recientemente, ha protagonizado campañas publicitarias con marcas de renombre internacional, como la compañía tecnológica Epson, la plataforma de viajes Despegar, la marca de sandalias Ipanema y la cadena de restaurantes y hoteles Hard Rock. Así mismo, retomará su papel como la voz de Gazelle en “Zootopia 2”, película de Disney que se estrenará este año, tras haber interpretado al personaje en la primera entrega.
En el universo de los negocios, ha demostrado un olfato inversor tan afilado como su talento artístico. Desde 2008, su marca de perfumes ‘S’ by Shakira, administrada por Puig, ha expandido su presencia en el sector de belleza.
Su historial como inversora también es notable: en 2017 apostó por Wonder, una startup de videojuegos móviles que fue adquirida en 2020 por Atari en una transacción cuyo valor no fue revelado.
A lo largo de los años, ha diversificado su portfolio con inversiones en startups como High Brew Coffee, especializada en bebidas energéticas a base de café; The Citizenry, una marca de decoración; Parade, enfocada en ropa interior inclusiva; Magic Spoon, productora de cereales saludables; Spirit Fork, una compañía de bicicletas y SkinnyDipped, una marca de snacks de almendras con sabores innovadores.
Además, ha invertido junto con otras celebridades en las firmas de capital de riesgo Constellation Capital y LMS Ventures.
“Me gusta invertir en marcas con las que conecto, especialmente si generan impacto positivo”, confiesa Shakira, apodada ‘la loba’ por ella misma en varias de sus canciones.

Mientras que en el mundo su nombre es sinónimo de estrellato, en Barranquilla, su ciudad natal, Shakira Mebarak Ripoll es parte del alma local. Su historia es abordada en clases en las escuelas, sus coreografías son replicadas en actuaciones, su imagen se alza en dos monumentos -siendo el más alto uno de 6.5 metros en el lugar más visitado de la ciudad- y este año, el Carnaval de Barranquilla, que cada año atrae a cientos de miles de espectadores, le rinde homenaje.
De ahí vienen las influencias de su infancia. De su madre, Nidia Ripoll, profesora, se dice que heredó la inteligencia emocional y la intuición. De su padre, William Mebarak, comerciante, se dice que heredó la curiosidad intelectual y el amor por la cultura. Pero de ambos recibió la sensibilidad social y la conciencia de su entorno.
Desde niña, su visión del mundo fue moldeada por la claridad con la que sus padres le hablaban. Cuando preguntó por qué no había televisión en su casa, ellos le explicaron que habían tenido que empeñarlo. Al cuestionar si eran pobres, la llevaron a conocer la realidad de los barrios más vulnerables de Barranquilla. Esa experiencia le marcó para siempre. Desde entonces, afirmaba que cuando creciera, se encargaría de proporcionar alimento y educación a quienes más lo necesitaban.
En 1997, cuando su carrera apenas comenzaba a despegar internacionalmente, fundó la Fundación Pies Descalzos con un propósito claro: transformar la vida de niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad a través de la educación.
Desde entonces, la fundación ha construido e intervenido en 16 escuelas en cinco localidades de Colombia, cubriendo más de 72.000 metros cuadrados y beneficiando a más de 250.000 niños y jóvenes, así como a sus comunidades. No se trata solo de infraestructura, sino de implementar modelos educativos innovadores que aseguren un impacto duradero.
Shakira lo tiene claro: la educación es la clave del cambio social. En un discurso en la Universidad de Oxford, citó estudios que demuestran que un solo año adicional de educación primaria puede incrementar los ingresos de una persona en un 10% a 20%, y que cada dólar invertido en desarrollo infantil temprano devuelve 17 dólares a la sociedad.
Para hacer esto posible, la fundación, que también provee alimentación, ha tejido alianzas con gobiernos locales, la cooperación internacional y organizaciones como la Fundación Qatar y la Fundación Santo Domingo. Ha sumado a la causa a magnates como Howard Buffett y Alejandro Santo Domingo.
“Ver a niños que antes no tenían oportunidades ahora soñando en grande, eso es más poderoso que cualquier reconocimiento”, reflexiona Shakira.
Actualmente, Pies Descalzos trabaja en la construcción de cuatro nuevas escuelas en Colombia, extendiendo su impacto.
“Ella es una líder en el mundo que permite que los procesos de Pies Descalzos sean ágiles y que las alianzas sean mucho más eficientes y eficaces en el país”, sostiene Patricia Sierra, directora de la Fundación Pies Descalzos. “Se involucra mucho en la fundación, ella está genuinamente interesada en lo que está sucediendo. No es solo cuánto recurso pone, ella está en la fundación, queriendo saber lo que les pasa a los niños, hasta dónde podemos hacer, porque ella a veces quiere resolver la vida de cada niño”.
Mientras tanto, Shakira sigue ampliando su legado, liderando un movimiento de empoderamiento que resuena.
“Ahora estamos en el tablero, movemos las piezas y ganamos”, dice, refiriéndose a las mujeres que facturan. “Ya no pedimos permiso, tomamos lo que es nuestro”.