El 2025 ha explotado con entusiasmo para la artista portuguesa Joana Vasconcelos (París, 1971). No hemos recorrido todavía ni un mes y medio del año y sus obras están siendo protagonistas de exposiciones, ferias y localizaciones en la primera liga mundial.
Sus stilettos de cacerolas, su taxi con escopetas, su anillo de compromiso con espejos, la pistola con teléfonos antiguos o su lámpara realizada con tampones, escandalizan pero también divierten a los numerosos visitantes.
Inauguró como artista invitada este enero, la 70 edición de la BRAFA, primera Feria de Arte del año que se celebra en Bruselas. Con varias obras textiles, realizó una colaboración con Dior. En la capital presentó también El Bosque Encantado, una instalación realizada en su taller durante seis meses con de textiles de Dior. Creando formas sinuosas e iluminadas en la oscuridad de la nave por leds, los visitantes no saben exactamente donde se encuentran.
El próximo 14 de Febrero inaugura Flamboyant, en la que por primera vez en su historia y como apuesta del Duque de Alba y de la Fundación Casa de Alba, sus piezas exhibirán a lo largo de los jardines y salas de la pinatoceca de Liria en un impresionante dialogo con grandes maestros como Goya, Velazquez o Rubens, que a ella sencillamente la alucinan.
La creadora de la casa pastel
Vasconcelos es una artista portuguesa nacida en 1971 y que lleva creando más de 30 años. Sus obras son reconocidas por sus intervenciones y esculturas monumentales, descontextualizando objetos cotidianos y domésticos. Vasconcelos actualiza el concepto un tanto subestimado de las artes y oficios y las trae al siglo XXI.
Fue reconocida internacionalmente en 2005 en la bienal de Venecia con su obra La Novia. Fue la primera mujer y la artista mas joven en exponer en el Palacio de Versalles en 2012. Con un récord de 1,5M de visitantes, su exposición ha sido la más visitada en Francia en los últimos 50 años. Ha expuesto en La Galería de los Ufficci y el Palacio Pitti de Florencia donde sus obras convivieron con las de Miguel Angel, Leonardo o Caravaggio.
Su obra Wedding Cake en Waddesdon Manor fue considerada por The Guardian como la primera obra artística sinceramente alegre del siglo XXI, y todo este trabajo lo realiza desde su estudio que gestiona con más de 50 oficiales que colaboran en sus obras y premios, reconocimientos, condecoraciones y encargos se le acumulan.
¿Qué ha significado para usted ser este año la invitada de honor en el 70 aniversario de la BRAFA?
Como artista, ferias como BRAFA tienen un significado inmenso, especialmente en tiempos difíciles. Son espacios de diálogo, intercambio cultural y entendimiento mutuo, valores esenciales en el mundo actual. Ser nombrada Invitada de Honor de BRAFA es un privilegio profundo, aún más en el 70º aniversario de la feria, un hito que reafirma su relevancia histórica y su influencia global.
Ser la primera mujer artista en ocupar este puesto es un honor, ya que este evento representa la unión entre tradición e innovación. A lo largo de mi carrera, he sido la primera mujer en recibir varios reconocimientos, desde mis instalaciones en Bilbao y Versalles hasta este título en BRAFA. Pero más que celebrar estos logros, siempre me he preguntado por qué tantas mujeres talentosas antes que yo no tuvieron las mismas oportunidades. No es casualidad que materiales como la piedra y el metal sigan considerándose «nobles», reflejo de un mundo del arte aún dominado por hombres.
Para mí, es fundamental aprovechar la plataforma que he construido para visibilizar estas cuestiones a través de mi trabajo y contribuir a esta conversación tan necesaria.
¿Qué presentó en la feria? Descríbalo.
En BRAFA presenté dos esculturas monumentales de valquírias: Valkyrie Seondeok y Valkyrie Léonie. Estas obras forman parte de una serie inspirada en las poderosas figuras femeninas de la mitología nórdica, que surcaban los campos de batalla para resucitar a los guerreros más valientes y llevarlos al Valhalla. Estas esculturas encarnan el espíritu de la fuerza y la resiliencia, cualidades que, en mi opinión, resuenan profundamente en el mundo actual.
¿Cómo cree usted que han dialogado los grandes maestros flamencos que pululaban por las galerías de la feria, con sus esculturas?
Los grandes maestros flamencos, conocidos por su meticulosa atención al detalle y su rico simbolismo, ofrecen un contexto histórico que enriquece la narrativa de mis esculturas. Al yuxtaponer formas contemporáneas con el arte clásico, busco generar un diálogo que conecte pasado y presente, invitando al espectador a replantearse la estética tradicional y la evolución de la expresión artística. Este juego de contrastes fomenta una nueva reflexión sobre los valores culturales y artísticos a lo largo del tiempo.
¿Usted cree que se sorprenden o que se divierten?
Creo que los maestros flamencos, conocidos por su enfoque innovador en su tiempo, podrían valorar el espíritu creativo detrás de mi trabajo. Tal vez les divertiría el uso inesperado de materiales y la reinterpretación lúdica de las formas tradicionales. Al fin y al cabo, el arte es una conversación continua, y los elementos sorprendentes pueden captar la atención y estimular la reflexión, tal como lo hicieron sus obras en su época.
¿Cómo empezó a utilizar estos objetos cotidianos para darles nuevas formas o esta segunda vida?
Mi exploración en la reutilización de objetos cotidianos comenzó con el deseo de desafiar los límites entre el arte y la vida diaria. Al incorporar elementos familiares en mis esculturas, busco elevar lo ordinario, invitando al espectador a descubrir la belleza y el potencial en lo común. Esta aproximación no solo da una nueva vida a estos objetos, sino que también reflexiona sobre la cultura del consumo y la naturaleza efímera de las posesiones materiales.
¿Cuál de los utensilios domésticos le inspira y es su favorito y con cual nunca va a trabajar?
Encuentro una gran fuente de inspiración en los textiles y las telas, ya que contienen historias ricas y un profundo significado cultural. Su versatilidad me permite explorar una amplia variedad de expresiones en mi trabajo.
El sentido del humor está a la vista. ¿Cree que está más dirigido al público femenino que al masculino? ¿Por qué?
El humor en mi trabajo está pensado para ser universal, trascendiendo las fronteras de género. La subversión lúdica de objetos tradicionalmente asociados a lo femenino busca desafiar estereotipos y provocar reflexión, invitando a todos los espectadores a interactuar con estos temas desde su propia perspectiva.
¿Cuál es es su proceso y sus principales herramientas de trabajo?
Mi proceso creativo comienza con una profunda investigación y conceptualización, a menudo inspirada en artefactos culturales, cuestiones sociales o experiencias personales. Luego experimento con distintos materiales, eligiendo aquellos que mejor transmiten el mensaje deseado. La colaboración con artesanos expertos también es fundamental, ya que su dominio de las técnicas tradicionales aporta mayor profundidad y autenticidad a la pieza final.
Después de BRAFA, vendrá a Madrid al Palacio de Liria ¿Con qué nos va a sorprender?
El Palacio de Liria no es solo un depósito de historia, sino un espacio vivo que se adapta a los contextos contemporáneos sin perder su esencia. Mis instalaciones dialogan con esta dualidad, ofreciendo nuevas perspectivas sobre su arquitectura, interiores y jardines.
El mayor desafío ha sido respetar su legado histórico mientras incorporo elementos contemporáneos que revitalizan sus espacios. Por otro lado, lo más estimulante ha sido interactuar directamente con las obras de Diego Velázquez y Francisco Goya, cuyas creaciones son parte fundamental de la colección del palacio. Mis instalaciones establecen un diálogo con estas piezas, explorando cómo el arte contemporáneo puede reinterpretar su legado y enriquecer nuestra comprensión de las narrativas históricas.
Además, presentar mi trabajo en áreas del palacio que antes no eran accesibles al público ha sido una experiencia profundamente inspiradora, ya que pone de relieve la interacción entre tradición e innovación.