Republicana, autodidacta y lesbiana, Irene Polo desafió todas las convenciones en un periodo convulso y lleno de cambios para España. La periodista catalana más revolucionaria y atrevida de la España republicana, abrió su camino en un mundo donde predominaban los hombres. Su voz rompió los cánones del periodismo tradicional y dejó una huella que, más de un siglo después, sigue desafiando las convenciones del oficio.
Con la publicación de Una intrusa en la prensa ‘Periodismo y República’ (1927-1931), la editorial Renacimiento rescató del olvido a esta figura revolucionaria. Con un volumen que reúne 77 artículos escritos por Irene Polo, podemos adentrarnos en sus años como periodista.
La periodista de la calle
Irene Polo criticaba el periodismo español de la época por su formalidad excesiva y su distanciamiento de la realidad cotidiana del pueblo. Decidió aportar frescura y una visión cercana a la realidad social. Se acercó a sus lectores, al ciudadano común, recogiendo las voces de aquellos que rara vez eran escuchados. Además, su estilo fue marcado por la ironía y hacía uso de un lenguaje directo y accesible para todos.
No se limitó a hablar de los grandes acontecimientos políticos, sino que se adentró en las historias de los más invisibles: los trabajadores, las mujeres y los desfavorecidos. Su mirada única e intrépida, casi cinematográfica, hizo que sus crónicas fueran más allá de lo puramente informativo. Irene Polo transformó el periodismo en una herramienta de denuncia, de acercamiento a lo que, hasta entonces, había sido silenciado.
Atrevida, ‘intrusa’ y toda una estrella
Nació en el seno de una familia humilde del barrio de Poble Sec en 1909. Su padre, miembro de la Guardia Civil, murió joven y dejó a su esposa con tres hijas. Como hermana mayor, Irene Polo ayudó desde pequeña a su madre a sacar adelante a la familia.
Trabajaba, leía a los clásicos y aprendió inglés y francés por su cuenta. Comenzó como oficinista pero pronto se dio cuenta que sucedían demasiadas cosas en la calle que no eran contadas. Irene Polo sintió la necesidad de hacerlo ella misma, y decidió ser periodista. Asumió con apenas 27 años la coordinación de de los diarios L’Instant o Última Hora.
Poco a poco fue creándose un hueco en un mundo donde dominaban los hombres. Destacaba no solo por su enfoque rompedor, sino por darles voz a los sectores populares. Retratando una realidad social más auténtica, dejó una huella en el periodismo republicano.
Depresión, un corazón roto y una angustia insuperable
Un 6 de enero de 1936, el diario Última hora la envió a Badalona para entrevistar a la actriz Margarita Xirgu, gran amiga del poeta Federico García Lorca. En el encuentro, la actriz invitó a Irene Polo a su tercera gira por América. Muchos dicen que fue por trabajo, otros por amor. Se llegó a rumorear que la periodista amenazó a la actriz con suicidarse si no la contrataba para la gira.
La gira duraría tres años y 1939 era la fecha prevista para la vuelta. Sin embargo, ese día nunca llegó. El horror de la posguerra y el auge imparable del nazismo en Europa disolvió la compañía teatral y la periodista quedó atrapada en Buenos Aires, lejos de Margarita Xirgu.
Roja y lesbiana, se le hizo cuesta arriba conseguir trabajo en la capital argentina. Consiguió pequeños puestos, pero no eran suficientes para llenar su vacío emocional ni mantener a su familia a la distancia. Tampoco se acercaba en lo más mínimo a su labor de redacción en Barcelona, que tanto añoraba.
Cada vez más desanimada, recibió noticias de que su querida Margarita se había casado con un hombre. La noticia le rompió el corazón. Lo único que le quedaba a Irene Polo eran las cartas que le enviaba a su amigo, el pintor Miquel Villà.
El 4 de abril el diario La Nación anunció su muerte a la temprana edad de 32 años. Aunque sus cartas y trayectoria fueron rastreadas, la causa no está determinada. Sin embargo, podemos intuirla.