Seguramente recuerdas el hit que fue en 2004 la película «Las Mujeres Perfectas» protagonizada por Nicole Kidman dando vida a las mujeres de casa, o más recientemente la película «No te preocupes querida» protagonizada por Florence Pugh y Harry Styles. Ambas encarnaban el personaje de la perfecta ama de casa. Este hecho era una realidad hace muchos años, aunque hoy este estilo tiene un nombre, tradwife y es el fenómeno que arrasa en las redes sociales.
En el mundo de internet, donde se le permite a los usuarios ser quienes ellos deseen, el fenómeno tradwife está a la orden del día y ha recibido visitas de millones de mujeres. Se trata de un contenido protagonizado por mujeres que eligen un estilo de vida de ama de casa al más puro estilo años 50, centrándose en tareas domésticas como cocinar, limpiar y criar a los niños mientras sus maridos trabajan.
Estas mujeres crean contenido en redes sociales documentando este estilo de vida luciendo una imagen impoluta, llevando vestidos, joyas y peinados elegantes mientras narran sus videos con una voz calmada y fina.
Las cifras que acumulan estos videos en plataformas como TikTok son realmente sorprendentes. Estas cuentas enfocadas en el modelo de esposa tradicional y definidas por hashtags relacionados con el universo tradwife acumulan ya más de 113 millones de publicaciones y más de 800 millones de visitas. Además las tasas de interacción que consiguen son mejores de las que cualquier creador de contenido podría desear. Y esto genera otro efecto: cualquier marca sueña con colaborar con alguien que consiguiese tanta cantidad de engagement.
Este fenómeno originado en Estados Unidos ha sido muy comentado por todo tipo de personas. Hay quienes las apoyan y quienes las critican. No obstante, al final no importa su intención, la realidad es que este movimiento es un triunfo total en redes sociales.
¿Cómo es este tipo de contenido?
Ejemplos como Hannah Neelman (Utah, 34 años), más conocida como Ballerina Farm muestra como hay perfiles que mantienen una suavidad y discreción en el sentido de no querer imponer su estilo de vida en el resto de las mujeres, a pesar de haber sido muy cuestionada por la vida que ha elegido.
También existen perfiles extremos como el que maneja Estee Williams (Virginia, 27 años), donde ella misma trata de persuadir a sus seguidores de que a las mujeres no les hace falta ir a la universidad o cómo los acuerdos prenupciales van en contra de la santidad del matrimonio.
Sin embargo, si buscamos un referente en este movimiento tenemos que hablar de Nara Smith (Frankfurt, 23 años). La mujer más famosa que representa este fenómeno vive en California y cuenta con casi 11,5 millones de seguidores simplemente en TikTok. Smith, con tan solo 23 años ya tiene cuatro hijos junto a su marido Lucky Blue Smith y sus videos son los más vistos relacionados con esta tendencia. La influencer publica recetas que podrían estar al nivel de chefs profesionales e incluso muestra cómo crea de cero algunos ingredientes de las mismas. Superando los 2 millones de visualizaciones en cada video, Nara Smith acumula un total de 612,6 millones de likes en todo su perfil.
https://vm.tiktok.com/ZNeEoV75Q
Independientemente de la intencionalidad de las tradwife y de sus inclinaciones políticas o feministas, la realidad es que las mujeres de todos los sectores de la sociedad se sienten fascinadas por ellas. Algunas, las que menos, para imitarlas; otras, para denunciar esta decisión de vida. Pasan horas navegando por contenidos de felicidad doméstica perfectamente filtrados. Al mismo tiempo, hay una ironía conocida aquí: las tradwifes utilizan su libertad de elección ganada con esfuerzo para promover un estilo de vida que, en su época, les daba a las mujeres muy pocas opciones.
Este fenómeno también revela algo más profundo sobre nuestra relación con las redes sociales. En una era de contenido auténtico y que parecía que estaba dominado por la naturalidad y la espontaneidad, la estética de las tradwifes adopta un artificio evidente.Los filtros son visibles y la puesta en escena está cuidada y pensada al milímetro.
Al igual que las brillantes revistas femeninas de décadas pasada, que vendían estándares imposibles de perfección doméstica, estas cuentas ofrecen una versión digital de la misma fantasía. Es arte escénico para un público que entiende el juego pero quiere participar de todos modos.