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La gran movida: todos los cambios estéticos de la Casa Blanca

Los presidentes pueden decorar la Casa Blanca a su gusto, aunque desde 1963 están obligados a proteger el carácter museístico de las estancias públicas.

President Donald Trump and first lady Melania Trump during the White House Easter Egg Roll at the White House in Washington, D.C. on April 22, 2019.

Todos los presidentes entrantes, tienen la prerrogativa de cambiar el despacho oval nada más entrar, a su gusto, utilizando elementos, obras de arte y mobiliario del almacén de la Casa Blanca. Luego vendrá el cambio en sus estancias privadas en el segundo piso, para lo que podrá apoyarse en un equipo entre los que figuran su propio decorador personal, un asistente de la Casa Blanca y la First Lady correspondiente, supervisados por un miembro del Comité para la Preservación de la Casa Blanca que instauró en 1963 Jakie Kennedy. Como toda residencia oficial, la Casa Blanca se debe atener a unas normas flexibles pero bien definidas.

Nadie ignora que el estilo desmedido del nuevo presidente es comparado, por su admiración hacia lo barroco, con el del Rey Sol por su gusto por el dorado, los espejos y los mármoles brillantes. En una ocasión el interiorista español Pascua Ortega nos contaba que el triplex en la torre Trump de Nueva York, ha sido siempre considerado como uno de los tres más feos del mundo, por ese “brilli-brilli” y ese estilo ostentoso; por su delirio hacia lo brillante, por su amor por el oro, el mármol, las columnas, la fuentes, las sedas, brocados y terciopelos…. Meter todo eso en la residencia presidencial no se lo puede permitir.

Seis horas para cambiarlo todo

Las mudanzas en la Casa Blanca se tienen que llevar a cabo a toda velocidad y con toda discreción. La mañana de la toma de posesión, cuando el presidente saliente abandona la residencia oficial para acudir a la ceremonia de traspaso de poderes en el Capitolio, comienza un frenético baile de muebles, cuadros, ropa y demás enseres. Los miembros del personal tienen unas seis horas para completar el cambio de atrezzo antes de recibir a los nuevos inquilinos como si nada hubiera sucedido.

«La escena es como la de un fast video», describía el diseñador Michael S. Smith, durante la presentación de su libro “Diseñando la historia: el arte y el estilo extraordinarios de la Casa Blanca de los Obama”. Smith, pareja del que fuera embajador en Madrid durante el periodo Obama, James Costos, cuenta que durmió la noche anterior a la llegada de la familia en una habitación del sótano de la Casa Blanca gracias a una concesión que le hicieron George y Barbara Bush. Los decoradores no tienen permiso para intervenir en los interiores hasta el día del traspaso de poderes.

Del traslado de los Trump, no se sabe mucho, pero sí que será menos complicado que su primera vez. Por el momento se desconoce quién es el diseñador elegido por Trump y Melania, pero sí que lo primero que salió por la puerta del despacho otra vez, fue el busto de Martin Luther King instalando en su lugar el de Winston Churchill que ya lo había presidido en otros tiempos y aguardaba pacientemente su momento en la sala contigua.

Las cortinas en un  brocado de seda dorado, elegidas por el propio Trump en el 2017 y reutilizadas por Biden,  parece que no se han movido. La alfombra redonda y sobria con las frases de los mas importantes presidentes que le gustaba a Michelle, salió enrollada también rumbo al trastero para dejar su sitio a otra en oro y amarillo, con el águila calva símbolo de los EEUU de cuyo centro salen, como radios de un Espíritu Santo, unos rayos de luz, diseño, por cierto, de Laura Bush durante la presidencia de su marido. Los sofás y la mesa de centro clásicos y algo anodinos que eligiera Biden, fueron reemplazados por otros en brocado dorado y por ultimo la silla anatómica anti lumbalgia, se cambió por un sillón capitoné en cuero rojo con ruedas que acoge al nuevo presidente durante sus llamadas y firmas.

Los presidentes tienen permiso legal para decorar a su gusto, aunque están obligados a proteger el carácter museístico de las estancias públicas visitadas cada año por miles de personas.

Una decoradora misteriosa

Es inevitable que sus gustos se instalaran en las estancias privadas, aunque Trump ya anunció en una entrevista, que será discreto pues ésta es una residencia muy especial.  Discreto o no, la First Lady montó un glam room privado para su maquillaje, peluquería y puesta a punto durante  su primera estancia. Pero Melania también ha declarado que ahora ya se conoce la casa, tiene todo empaquetado y sabe todo lo que hay que colocar y dónde. Vamos que no la van a pillar en un renuncio de novata.

Para aquella primera vez en la Avenida de Pensilvania, nombró  a Tham Kannalikham, una decoradora de Nueva York de origen libanés, como decoradora personal en la que apoyarse para que la reforma de las estancias privadas la hicieran sentirse a ella, a su marido y a su hijo Barron, igual de bien que en casa.

El nombre de Kannalikham era y es un absoluto misterio. Nadie la conocía ni entonces ni ahora, ni a ella ni a sus proyectos, su página web era privada, no tiene perfiles sociales y lo único que se sabe de ella es que había colaborado alguna vez, para el diseñador Ralph Lauren.

Ninguno de los interioristas españoles, algunos de ellos con estudios en Nueva York o Chicago, a los que nos hemos dirigido para preguntarles su opinión sobre ella, saben prácticamente nada acerca de su obra (escasa pero muy clásica) o de su persona. El único que tuvo en su día acceso a ella es el propio Michael Smith, decorador personal de Michelle Obama, que habló en dos ocasiones con ella por teléfono y mail durante la transición, para darle claves técnicas de estos espacios. De ella, dijo Smith, que es encantadora y ya miembro del selecto y reducido club de los afortunados que hemos trabajado en estas dependencias para la primera familia del país y donde cada vez que mueves una silla o una lámpara tienes la sensación de que la historia te contempla.

Selección de decoradores:

Una larga lista de profesionales ha intervenido en la redecoración de estas paredes:

George Washington en 1791 trajo al arquitecto irlandés James Hoban que firmó la primera casa, una especie de Leinstee House, la casa del parlamento irlandés.

Jacqueline Kennedy dio fama a la gran Sister Parrish a la que encargó de renovar las estancias presidenciales en los 60 y estableció el comité de obras de arte un organismo que se dedica a la adquisición de antigüedades y mobiliario.

Kenneth Blansingame decoró las estancias de George Bush en 2001, Scott Group Studio fue el equipo que redecoró a los Clinton en un estilo un tanto floral y country en papeles y hasta en alfombras, Michael Smith colaboró con los Obama y Melania Trump contrató para ello a la diseñadora ya referida Tham Kannalikham,

Son como niños

-No solo Melania introdujo el caprichoso sueño de cualquiera en el 2017, también rehizo el jardín de rosas diseñado por Bunny Mellon para Jackie Kennedy. Pero además Obama instaló una cancha de baloncesto y de tenis, su mujer Michelle un huerto ecológico, Roosevelt una piscina interior, Ford otra en el jardín, Carter placas solares, Nixon una bolera…en fin, cada uno sus aficciones.

Cosas de una mudanza

El moving day o día de la mudanza, el personal de la Casa Blanca tiene exactamente 12 horas (desde las 12 del mediodía) para llevar a cabo la salida de los muebles del presidente saliente y la instalación de los enseres del presidente entrante

-Son 93 operarios que trabajan con un plan milimetrado por cronómetro, entre oficiales, tapiceros, pintores y operarios que harán posible que no quede ni una caja sin desembalar olvidada en algún rincón.

-Realmente son 132 habitaciones que cambian pues con los presidentes entran y salen equipos enteros con todo lo que conlleva

-El objetivo es que cuando vuelve la familia del baile inaugural se encuentre la ropa en los armarios y su comida preferida en la nevera

-El presidente puede elegir su propio chef y su propia limousina

-No hay indicaciones sobre las tonalidades de las paredes. Lo único obligatorio es el blanco de la fachada que no puede variar

-El congreso ofrece una suma de 100.000 dólares para redecoración a cada presidente que no tiene por qué ser gastada en eso.

-La redecoración se lleva a cabo siempre en las dependencias del segundo piso, 16 habitaciones que ocupa la familia, siempre supervisados por el Comité de Preservación de la Casa Blanca y un asesor.

-Hay algunas habitaciones que no se pueden tocar bajo ningun concepto, como el dormitorio Lincoln o el comedor de estado.

-Fue Jacqueline Kennedy la que nombró un Comité Asesor de Bellas Artes para aconsejar sobre la introducción de piezas de arte y mobiliario. Luego se transformó en época de Johnson, en el Comité de Preservación de la Casa Blanca que mantiene la integridad histórica del edificio.

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