Tras muchos meses de especulaciones, los rumores se han confirmado: Jonathan Anderson (Magherafelt, Reino Unido, 1984) deja Loewe tras más de una década al frente de su dirección creativa. La noticia no coge por sorpresas a la industria, pero sí la genera su futuro. ¿Tomará las riendas de Dior, como también se viene sospechando desde hace tiempo? ¿Se dedicará únicamente a hacer crecer su firma de nombre homónimo? Por ahora, sólo podemos hablar del primer paso que este creativo ha dado sobre una decisión meditada.
Nacido en Irlanda del Norte, Jonathan Anderson fue un niño con unas inquietudes profesionales que nada se parecen al camino laboral que después escogió. O sí. De pequeño soñaba con ser actor, pero rápidamente se dio cuenta que le llamaba más la atención el vestuario de los personajes que la misma interpretación. Aparcó la actuación y se centró en la moda. Sin dudarlo, se graduó en el London College of Fashion y al pco tiempo de terminar su formación, entró a formar parte del equipo de Prada como visual merchandiser.
Recién salido de la escuela y con la única experiencia de un trabajo a sus espaldas, en 2008 se lanzó a la rueda de este sector con su propia firma, JW Anderson. Comenzó la aventura empresarial diseñando ropa masculina para a los dos años hacer lo propio con la femenina.
Crear una firma propia, realizar colaboraciones con marcas internacionales, como Moncler y Uniqlo, y ser director creativo de Loewe desde 2013, son credenciales más que suficientes para saber lo que se hace. Para algunas marcas de mayor solera estos logros todavía son una quimera. Tal es su fuerza en el oficio que rápido fue apodado ‘el niño maravilla de la moda’, un título que, tres lustros después de su despegue, nadie ha conseguido arrebatarle. Un destino para el que no pensó estar destinado.
Desde que fundara JW Anderson y luego asumiera la dirección creativa de Loewe, hace 11 años, el diseñador es una de las apuestas más sinceras del todopoderoso LVMH. Tal vez por su firma de entender la moda, sin géneros, con toques femeninos para ellos y masculinos para ellas. Siempre algo simple, sencillo y práctico, “para yo sentir que estoy transmitiendo”, confesó en una entrevista a la revista Tapas Magazine, en verano de 2022, para el numero ‘The Ibiza Issue’ (julio/agosto).
¿Qué hace tan especial a Jonathan Anderson?
Transversalidad. Qué nombre más bonito para un concepto en el que Anderson cree fervientemente y que le ha valido un fructífero reconocimiento en el sector. Puede que no fuera él quien lo creara, pero sí fue quien mejor lo evidenció en 2008 cuando puso en marcha su firma. En esa misma entrevista, Anderson responde afirmativamente a la pregunta de si el futuro es unisex. “Siempre he creído en la idea de un armario compartido entre hombres y mujeres. ¿Por qué imponer un código establecido pudiendo permitir que el consumidor decida qué le hace sentir bien y qué mal?”, respondió.
Además, el diseñador es defensor del término slow fashion como fiel compañero de las ventas. Aparentemente, los que pueden ser dos conceptos antagónicos es posible que convivan en armonía dentro del negociado del lujo. Bien es cierto que, en algún momento de la ecuación y a nivel empresarial, hay que tomar decisiones, “ver qué prima en cada momento, si crear algo duradero o vendible. Otras veces, si el diseño está ideado con buenas materias primas puede llegar a pasar de generación en generación y ser, además, líder de ventas”, confesó para la cabecera mencionada. También se declara practicante de la producción artesanal, desde que ganara un British Fashion Awards como talento emergente, –lo que hizo disparar su fama– y durante toda su trayectoria en Loewe –donde la marroquinería artesanal define la esencia de la marca–, su vínculo con ella es tan estrecho que es imposible no mencionar su nombre sin hilvanarlo a esta técnica de fabricación tan ancestral y defendida sólo por unos pocos. Entre ellos, él, para quien la artesanía “puede ser tan moderna como uno quiera que lo sea. La única diferencia es que, por lo general, dura más que cualquier otro producto fabricado en cadena”. Otra cosa es que la intención sea que dure poco para vender más, pero por esta cuestión el camino lo realiza de puntillas.
Ahora que se marcha de Loewe, dejando un importante legado a la marca y un reto difícil a quien a partir de ahora coja las riendas de la firma, queremos pensar que vaya donde vaya, seguirá aplicando las mismas técnicas que nos ha desvelado durante estos 12 años de trabajo en Loewe y en JW Anderson, y en algunas colaboración junto a Moncler y Uniqlo.