Una reafirmación a su declaración de intenciones. La ‘Fondation Cartier pour l’art contemporain’ se ha autorregalado un espacio expositivo por su cuadragésimo aniversario, celebrado el pasado 20 de octubre. Este también es un obsequio para la capital francesa, un pulso artístico y cultural que renovará el corazón parisino, en el barrio del Palais-Royal. Además, será un reto creativo para los artistas y una experiencia única para sus visitantes locales y foráneos.
“No creo que la rue de Rivoli esté destinada a albergar una serie de tiendas bajo sus soportales. Cambiar la misión de este edificio es un esfuerzo para hacerlo más generoso con París, y aún más representativo”, dice el reconocido arquitecto Jean Nouvel sobre el nuevo domicilio que tendrá la fundación a finales de 2025, en la place du Palais-Royal. Nouvel, encargado del proyecto de renovación del edificio haussmaniano, que albergó el Grand Hôtel du Louvre, las Grands Magasins du Louvre y el Louvre des Antiquaires, está decido a volver a reinterpretar el concepto del cubo blanco. Lo hizo con éxito en la sede actual sito en boulevard Raspail, conocido como el nuevo monumento parisino.
“El espacio está marcado por una manera distinta de hacer: una forma de concebir cómo los artistas pueden tener la máximo capacidad de expresión. Este lugar exige audacia. Un coraje que los artistas no necesariamente muestran en otros entornos institucionales”, explica Nouvelle. El nuevo corazón de Fondation Cartier será un lienzo en blanco: se adaptará en su totalidad a las necesidades de sus obras y sus conceptos artísticos. 6500 metros cuadrados de superficie expositiva y cinco plataformas modulares, que permitirán salir de lo ordinario y desbordar los límites creativos. La mutabilidad del edificio generará una conexión diferente con su público, ya que cada visita será única e insólita. Por otro lado, el ambiente creará otra experiencia con la ciudad y sus calles colindantes, la rue de Rivoli y de Saint-Honoré, al permear y diluir el exterior con el interior. “Fondation Cartier será la institución que ofrezca la mayor diferenciación de sus espacios, las formas de exposición y los puntos de vista más diversos”, asegura el arquitecto francés.
La triada fundamental. La nueva sede rompe los moldes institucionales artísticos para ponerse del lado creativo, pero esto es solo reflejo de lo que siempre ha promovido “Fondation Cartier pour l’art contemporain” desde que fue constituida por Alain Dominique Perrin, en 1984. Aunque su verdadero pulso fue el escultor francés César. La intención original era proporcionar una protección artística legal y financiera, “pero encontrar dinero para crear y lugares para exponer”, recuerda Perrin, era lo más importante para César y los artistas. Esta confidencia entre amigos forjó los tres principios básicos de la institución: apoyo a artistas y su producción, conocidos o emergentes; transversalidad, estar dedicada a todas las formas de creación y, la tercera, desvinculación total del desarrollo comercial de la Maison Cartier. Con estos pilares nace la primera fundación corporativa francesa dedicada expresamente al arte contemporáneo. Y ante el público, con la exposición inaugural Les Fers de César y las de dos nóveles artistas, Lisa Milroy y Julian Opie.
La Fondation Cartier supera las 300 exposiciones, las cuales ha presentado tanto en su primera sede en el domaine du Montcel, Jouy-en-Josas, y en boulevard Raspail, Paris, como en el extranjero. Un sinfín de nombres de todas las expresiones, no solo artísticas, también científicas y filosóficas, como Paul Virilio. Es remarcable su preocupación por insertar las artes populares y originarias. Unas 4.500 obras firmadas por más 500 artistas de 50 países diferentes integran su colección. 40 años y un capítulo más se cierran por todo lo alto, con la primera gran retrospectiva en Europa de la artista colombiana Olga de Amaral, conocida por su experimentación con el pan de oro y el textil, que se podrá visitar en la sede de Raspail hasta mediados de marzo del 2025. Un pasado que latirá con más intensidad.