Hay diferentes maneras de mostrar preocupación o un detallado interés por algo concreto. Diseñar una colección de prendas y complementos en función de esas necesidades es una forma muy visual de hacerlo.
La autoría es de Giorgio Armani, del hombre y de la marca, que ha puesto sobre la pasarela y en las tiendas una propuesta que no pasará desapercibida, con un cuidadoso pero identificable ahínco en los colores, en las texturas y en los motivos que cubren las telas. Llamar la atención ha sido el principal objetivo de la colección otoño/invierno 2024/2025 de la firma italiana. Pero no se trata de una atención cualquiera.
Las prendas y los complementos que lucieron las modelos en el desfile fueron sólo el vehículo de algo más importante: el mensaje de gracia que esconde cada look, fiel reflejo de la esperanza de la dirección creativa de la marca por hacer de este planeta un lugar mejor. Por seguir disfrutando del fluido ciclo vital del planeta, dejando que todo suceda de forma natural, sin la intervención de agentes externos.
Bajo este prisma, ese mensaje de gracia y esa esperanza se entrelazan con el poder y la energía de la naturaleza para velar por la armonía de los procesos, y Winter Flowers –nombre que recibe esta colección–, pretende conseguirlo. En el cómo está su belleza: las flores que florecen incluso en pleno invierno, que anuncian el renacimiento y confirman que todo es posible, adornan las prendas de las que nos habla la firma, acentuando sus formas fluidas y ligeras y el sentido de elegancia armoniosa, que subyace en la esencia del trabajo de Giorgio Armani, una vez más, del hombre y de la marca.
Esta declaración de intenciones tiene mucho que ver con la atemporalidad, con aquello que es válido en cualquier momento y que no sigue tendencias pasajeras, sólo sigue el devenir natural del tiempo. Si una flor –elemento indiscutible de la primavera– puede nacer en invierno y llevar consigo grandes dosis de belleza, una colección pensada para las bajas temperaturas puede verse coloreada de calidez incluso fuera de calendario. La prueba está en estas páginas.
La paleta que usa la Maison es una gama de azules nocturnos, negros intensos y verdes oscuros que, ensalzados con los brillos del terciopelo, el satén, las sedas técnicas y la intensidad de los bordados y la lana. Por su parte, las flores aportan luz y color; y la nota de gracia la dan las libélulas de los estampados, como símbolo de esperanza. Un todo que se traduce en una visión impalpable y vibrante: una mujer que florece en el frío, ligera de pies, enfundada en deportivas o botas bajas, y siempre presente.