Esta semana varias celebridades salen del hotel María Cristina para asistir al festival de cine de San Sebastián. A las orillas del río Urumea, con una fachada estilo belle epoqué, encontramos este maravilloso hotel, donde no solo ha acogido a famosos como Elizabeth Taylor o Woody Allen, también tiene una fuerte conexión con la realeza española, en concreto con la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena.
La reina María Cristina (Moravia, República Checa, 1858) nació en el imperio Austriaco, era hija de los archiduques Carlos Fernando de Austria e Isabel Francisca de Austria. Era una niña muy estudiosa y según el fondo histórico del Senado de España, fue su excelencia académica la que permitió que fuera abadesa del Capítulo de Nobles Canonesas de Praga, a las órdenes del Emperador Francisco José de Austria. Sin embargo, la política española tenía otros planes para la archiduquesa.
Fue el político Antonio Cánovas quien sacó a la reina María Cristina para que se casara con el rey Alfonso XII, una estrategia política positivamente acertada. Se convirtió en la segunda esposa del rey, consiguiendo el título de Reina Consorte en 1879. No obstante, seis años después enviudó, embarazada de tres meses con el futuro rey de España, Alfonso XIII. Decidió tomar la responsabilidad de reinar el país hasta la mayoría de edad de su bebe, que aún se encontraba en su vientre.
Su regencia fue apoyada por los políticos Mateo Sagasta y Antonio Cánovas, y según los Papeles para la Historia del Congreso, la reina tendía a concordar con el punto de vista de Sagasta. Juntos sacaron adelante la ley de derecho de asociación y la ley electoral que introducía el sufragio universal masculino. Consiguió que España tuviera un punto de vista más liberal.
Con la mayoría de edad de su hijo, le dejó la Corona y se dedicó a obras de caridad, su familia y viajar. En uno de sus viajes por España se enamoró de San Sebastián y decidió transformar el pueblo pesquero en un lujoso punto de encuentro para la alta nobleza. Veraneo ahí todos los años hasta su muerte y fue la primera en cruzar la puerta del hotel María Cristina en julio de 1912. Es por esto que el hotel fue bautizado con el nombre de una mujer que supo adaptarse a las adversidades de la vida y triunfar en un tiempo donde tenía todas las de perder.