Suele decirse que la lectura es un placer solitario. Sin embargo no es menos cierto que buena parte del público disfruta compartiendo experiencias con otros amantes de la literatura, escuchando en primera fila las palabras de sus escritores favoritos o participando en todo tipo de talleres. Esa es la magia (y el éxito global) del Hay Festival Segovia: conectar lectores con escritores y viceversa. La ciudad castellana está preparada para acoger desde el 12 al 15 de septiembre lo que Bill Clinton definió como “el Woodstock de la mente”, es decir, un aluvión cultureta de estrellas del panorama narrativo, una variedad propuestas interesantes y un rico entorno gastronómico donde reponer fuerzas a base de su famoso cochinillo regado con buen vino. Este fin de semana hay festival para rato. Consulta aquí su programa.
Hagamos un poco de historia. Lo que comenzó en 1987 como una iniciativa de Peter Florence en pueblo galés Hay-on-Wye (1500 personas de población y 41 librerías) para crear un encuentro literario, es hoy un evento internacional con sedes en Colombia, Perú, México, Estados Unidos, Reino Unido y España. El secreto ha sido reunir voces diversas con libertad para intercambiar ideas sobre las cuestiones que preocupan en un mundo globalizado.
Su directora Sheila Cremaschi, incluida en la lista Forbes Women “Latin Power: 75 latinas a seguir en 2024”, resume la esencia del festival como “ideas, literatura y arte, pero también tenemos la obligación de innovar. Este año las novedades vienen a través de la plataforma Netflix con quien organizamos un coloquio con las guionistas de la serie Cien años de soledad, basada en el libro de Gabriel García Márquez, pero también por la neurociencia y la neuro-filosofía, dos ámbitos académicos desde donde se estudia el impacto en el cerebro de los humanos de la era digital y el uso de la Inteligencia Artificial”.
Luego está lo clásico, los grandes nombres que dan color y relumbrón al festival. Julia Navarro, escritora superventas autora de éxito mundial La hermandad de la Sábana Santa, conversará con el reconocido periodista Jesús Ruiz Mantilla con la cultura como antídoto contra el totalitarismo de telón de fondo. La televisiva Sonsoles Ónega, flamante última ganadora del Premio Planeta, mantendrá una charla con Ana Gavín, directora de Relaciones Editoriales del Grupo Planeta, sobre las desventajas de las mujeres y las historias de superación que surgen de ellas. Otra personalidad que se dejará caer por Segovia estos días es la actriz Cayetana Guillén Cuervo quien protagonizará junto a Santiago Herrero, director de Relaciones Culturales de AECID, un coloquio acerca de la imagen exterior de España y su vinculación con la cultura.
El periodismo y sus figuras también forman parte del festival. Manuel Jabois lidera un coloquio junto a Miqui Otero y Nuria Pérez sobre el pasado como fuente literaria: nostalgia, olvido, memoria, venganza, identidad, fantasmas. Teodoro León Gross, autor del reciente ensayo La muerte del periodismo, analizará con los también periodistas Jorge Bustos, Carlos Franganillo y Karina Sainz Borgo la difícil situación de la prensa en el entorno digital. Alberto Olmos, escritor y columnista segoviano, intentará resolver con la periodista Marta Medina la pregunta de si la belleza femenina es un don o una maldición.
Un evento de alto calado literario será la participación de William Graves, hijo y albacea literario de Robert Graves, para hacer un homenaje al legado de su padre. Leerá extractos de las cartas que envío desde su retiro mallorquín y otros textos de poesía y narrativa. Escritores presentes en el festival como Caroline Michel, Giles Tremlett, Anna Bosch, Andre Brown, entre otros, se unirán a la lectura y posterior coloquio.
La guinda, en este caso, electrónica, la pone el DJ y poeta británico James Massiah, conocido mundialmente por sus ritmos dancehall, quien realizará una sesión de spoken word planteada como un viaje sonoro a través del caribe y sus gentes. Tomará el relevo la Dj y modelo Karina Valero con su particular estilo afrocubano. Este año, en el Festival Hay Segovia, las palabras también se bailan.