Si el pasado sirve de precedente, la hasta ahora vicepresidenta de Estados Unidos podrá sacar provecho de las elecciones de 2024, independientemente de que termine habitando o no la Casa Blanca.
Desde que Joe Biden anunciara el pasado 21 de julio su retirada, confirmando en un comunicado oficial que no se presentaría a las elecciones presidenciales del próximo 5 de noviembre, 48 horas hicieron falta para que Nancy Pelosi, miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, apoyara formal y públicamente a Kamala Harris (California, Estados Unidos, 1964), vicepresidenta, como la digna sucesora de Biden en esta carrera por la presidencia de Estados Unidos. Hasta el propio Biden confirmó su apoyo a su segunda: «Haré todo lo que Kamala necesite», y hace unos días, los Obama han sido los últimos en sumarse a los apoyos. Tampoco necesitó mucho tiempo más para conseguir el mayor récord de donaciones para financiar su campaña: una cantidad superior a los 100 millones de dólares, al cambio, 92 millones de euros. Una cifra que se suma a los 96 millones de dólares conseguidos por Biden en la candidatura hasta su retirada.
Según la consultoría progresista MiddleSeat, no se habría visto antes nada parecido en el partido demócrata hasta Harris, convirtiéndose la cifra en la mejor mejor recaudación histórica para el partido que representa. Y es que Kamala Harris no ha necesitado la convención de agosto (que se celebrará del 19 al 22 del mes) para hacerse con los apoyos suficientes y necesarios para ser la candidata electa. Ya los tiene.
¿A qué o quién debe Kamala Harris su éxito prematuro?
Además de los donantes multimillonarios que han hecho posible que la política alcanzara estas cifras tan impensable en tan poco tiempo, muchos de ellos ubicados en Wall Street y Silicon Valley, las donaciones también incluyen cantidades modestas, de cientos de miles de dólares.
Pero al margen de esto, el éxito de Harris se debe, en gran medida, a importantes grupos de mujeres donantes que durante décadas han acompañado a la candidata en su carrera, primero como abogada y fiscal del estado de California y luego como política. Conocidas como ‘las donantes de la denominada área de la bahía‘, como se conoce a San Francisco, ciudad natal de la electa, estas mujeres han creado una plataforma para impulsar el gran salto de Kamala Harris, que le dé o no la victoria el próximo 5 de noviembre, su imagen como política quedará en lo más alto.
La importancia de estas mujeres en la vida profesional de Harris es significativa. Todas han avanzado con ella. Incluso cuando la ahora candidata a la presidencia de Estados Unidos insistía en que Biden estaba capacitado para afrontar su candidatura, siendo el mejor contrincante de Trump, ante la posibilidad de que no terminara siendo así, este grupo de mujeres se movilizaron y empezaron a trabajar en la campaña de Harris para que su financiación no partiera de cero. Se podría decir que gran parte de los más de 100 millones de dólares que consiguió Harris en menos de 48 horas fueron gracias a ellas.
Wisconsin: la primera parada en positivo de Kamala
Tras la salida de Biden de la contienda, la primera parada de Harris para hacerse con el favor de los ciudadanos fue en Wisconsin, el estado que parecía resistírsele a los demócratas. En pasado, porque tras el paso de la candidata por Milwaukee, el lugar elegido para dar su primer mitin, la política se hizo con el favor de los votantes. Bajo el claim «Si luchamos, ganamos» el principal objetivo de su discurso fue acabar con Trump y su política, para ella, de retroceso, de pasado. Siendo su partido y no el republicano el futuro para el cambio. Ante los presentes, prometió ayudas para una sanidad no tan privatizada, lucha constante para una infancia digna, y una libertad incuestionable para todos los estadounidenses.
“Estas elecciones presentarán una elección clara entre dos visiones diferentes. Donald Trump quiere regresar a nuestro país a la época de antes de tener plenas libertades e igualdad de derechos”, pronunció. “Creo en un futuro que fortalezca nuestra democracia, proteja la libertad reproductiva y garantiza que cada persona tenga la oportunidad de salir adelante”.
Kamala Harris, un activo de 8 millones de dólares
En cuanto a sus finanzas personales, la vicepresidenta y candidata a la presidencia tiene una cuenta sólida. Forbes USA estimó en mayo que su fortuna ascendía a 8 millones de dólares, frente a los 7 millones de 2021. Y su candidatura a la Casa Blanca le brindará muchas oportunidades para aumentar aún más su fortuna, por lo que la cifra podría ascender a partir del próximo noviembre, gane o pierda las votaciones. Simplemente, por su trabajo y su popularidad, ambos reforzados al final de esta carrera por el cargo.
Para ir más allá, a corto plazo, en realidad, le iría mejor económicamente si perdiera las elecciones presidenciales y no alcanzara la victoria necesaria para convertirse en la persona 47º en llegar a la Casa Blanca, la primera mujer y de color. No son conjeturas, son datos del pasado. Si lo anteriormente vivido sirve de precedente, la futura situación de Harris podría compararse a la de otros compañeros de profesión. Por ejemplo, entre dejar el cargo en 2021 y una inútil candidatura a la presidencia en 2023, Mike Pence cuadriplicó su patrimonio neto estimado de 1 millón a 4 millones de dólares dando conferencias y escribiendo unas memorias. Después de decidir no presentarse como candidato en 2016 tras la muerte de su hijo, Joe Biden y su esposa Jill recaudaron más de 17 millones de dólares en ingresos por dos memorias y actuaciones de enseñanza y conferencias, lo que elevó su patrimonio neto estimado de 2,5 millones de dólares a 8 millones (hoy tiene un patrimonio de 10 millones de dólares, principalmente gracias a la apreciación de sus bienes inmuebles en Delaware). De esta manera, si Harris fuera derrotada por Trump podría recurrir a estos métodos probados y verdaderos de ganar dinero para expolíticos y aumentar aún más sus ahorros.
Aumento salarial del 70% si Kamala Harris gana las elecciones
El 20 de enero de 2025, una nueva presidenta, Harris, recibirá una mansión financiada por los contribuyentes para vivir y una asignación de gastos de 50.000 dólares, aunque la presidencia no es gratis: todavía tendría que pagar sus propias compras y sus gastos legales personales. Afortunadamente para ella, también obtendría un aumento salarial del 70%, hasta los 400.000 dólares, y tendría derecho a una pensión en virtud de la Ley de Ex Presidentes que le pagaría el salario de un secretario del Gabinete (o del vicepresidente), unos 235.000 dólares anuales por el resto de su vida una vez que deje el cargo. Si Harris cumpliera un mandato, dicha pensión valdría unos 1,7 millones de dólares cuando dejara el cargo; después de dos mandatos, valdría unos 1,1 millones de dólares porque sería mayor, 68 años, cuando empezara a recibir los beneficios.
Sin embargo, sería el abandono de sus funciones lo que le daría mayores gratificaciones económicas. Los Clinton recaudaron la friolera de 240 millones de dólares entre 2001 y 2016, según un análisis de Forbes USA , en gran parte gracias a conferencias, escritos y consultoría. Donald Trump sacó provecho de su fama pospresidencial en parte al iniciar una imitación de Twitter que, después de salir a bolsa en una fusión a principios de este año, ha inflado su patrimonio neto en miles de millones.
Doug Emhoff: marido abogado, amigo del Gobierno y millonario
Además, el marido de Harris, Doug Emhoff, podría hacer crecer su fortuna incluso mejor que los cónyuges de Pence o Biden. Como abogado del mundo del espectáculo en la esfera privada, ganó más de 1 millón de dólares al año mientras ella era senadora. Sin embargo, cuando Harris se convirtió en vicepresidente, Emhoff dejó su práctica legal para enseñar en la facultad de derecho de la Universidad de Georgetown y concentrar gran parte de su tiempo en sus deberes como marido de Harris. Si Harris pierde, Emhoff podría regresar a su trabajo anterior cuatro u ocho años antes de lo que sería normal, y con la ventaja adicional de tener valiosos contactos en el gobierno podría ganar mucho dinero.
Harris y Emhoff, ambos de 59 años, tienen una fortuna de ocho millones de dólares y ya son más de 20 veces más ricos que el estadounidense promedio en su rango de edad. Es difícil decir si podrán aumentar esa cifra más rápidamente si ganan o pierden las elecciones, y es poco probable que Harris esté tomando decisiones sobre su candidatura en función de su cuenta bancaria, pero una cosa está clara: si deciden hacer caja, Harris y Emhoff tendrán mucho dinero, sin importar lo que suceda en noviembre.