Hace casi dos décadas que la adaptación de la novela de Lauren Weisberger fue llevada al cine bajo el mismo nombre, El diablo viste de Prada. Con un presupuesto desorbitado para una cinta con una trama sin pretensiones y sin efectos especiales, cerca de 40 millones de dólares se invirtieron en su realización, la película de David Frankel consiguió una recaudación en taquilla de más de 300 millones de dólares, a nivel mundial, también desorbitado por idénticas razones. Ahora, la misma productora confirma la segunda parte de las aventuras de Miranda Prestley y su séquito, así lo ha confirmado el medio estadounidense Puck, aunque ya no se tendrán en cuenta las anotaciones de su autora.
Ha sido Disney quien ha cogido las riendas para dar a los seguidores de esta comedia de culto una secuela. ¿Volveremos a ver a la directora de la revista de moda más prestigiosa, Miranda Priestly, torturar a sus becarias? Son muchos los interrogantes que existen en torno a El diablo viste de Prada 2, pero lo más importante ya se ha confirmado: Meryl Streep y Emily Blunt estarán en esta segunda entrega. Sin embargo, es muy probable que Anna Hathaway no forme parte del reparto, ya que en una entrevista reciente comentó que no le veía sentido a alargar su argumento. ¿Pero qué argumento tendrá la película?
Sin muchos detalles sobre su estreno, se prevé que para finales de 2025, principios de 2026, y con el director de la primera parte en negociaciones todavía, Disney y la productora de entonces Wendy Finerman, desean mantener a la misma guionista, Aline Brosh McKenna, quien ya habría dado forma al argumento de esta nueva película y, por lo que se ha desvelado, parece estar adaptado a la situación actual de la prensa escrita: Miranda Priestly, que se encontraría en el final de su carrera profesional, estaría experimentando en primera persona el declive que sufren los medios de comunicación de prensa escrita, que también ha afectado a la revista que edita y dirige. Para tratar de darle oxígeno no le queda más remedio que acudir a su ex asistente, Emily Charlton, ahora convertida en alta ejecutiva en un conglemerado de marcas de lujo. Sólo sus firmas y la inversión económica en publicidad que hagan en su revista podrían devolver a la reina al trono del que nunca debió levantarse. Dignidad, orgullo y humildad son el trío protagonista de esta versión que parece ir cogiendo forma.
En el caso de que Hathaway confirmara su presencia, sólo queda saber qué rol jugaría en este partido: recordemos que su personaje declina la oferta de trabajo de Priestly y decide volar en solitario.
¿La comedia con el vestuario más caro del cine?
Tanto que hasta la propia Meryl Streep pidió, rogó, a la productora que donaran todo su vestuario para que se pudiera amortizar la inversión realizada en recrear el vestuario que debería tener la que se presentaba como la revista de moda más prestigiosa del mundo, como simulaba ser Runway. Las chicas de Priestly, y ella misma, tenían que vestir acorde a su estatus dentro de la vida cosmopolita de la ciudad. La productora dio a la actriz oscarizada por su personaje vía libre para hacerlo y Streep donó a la caridad toda la ropa que lució en la película.
Bolsos de lujo, abrigos de piel, vestidos de Chanel, Donna Karan, Valentino, Dolce & Gabbana, Vivienne Westwood y, por supuesto, Prada, todo el despliegue de marcas de primera línea que El diablo viste de Prada hace en su primera entrega es obra de la famosa estilista Patricia Field (a cargo de otros vestuarios como el visto en Gossip Girl, Sexo en Nueva York o Emily in Paris). Su impecable trabajo le costó a la productora un desembolso de más de un millón de euros en hacerse con las prendas y complementos de moda que ella consideró oportuno para recrear el estado de bonanza del que disfrutaba la revista Runway. Hasta le valió una nominación a los Oscar como en la categoría Mejor vestuario.