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Milena Busquets, escritora: “Estoy encantada de que Marta Ortega apueste por la cultura”

La escritora Milena Busquets ofrece mañana lunes 15 una charla en la Fundación MOP de Marta Ortega, en A Coruña. Hablamos con ella de familia, éxito, libros y amor.

En Ensayo general (Anagrama, 2024) la escritora Milena Busquets (Barcelona, 51 años) se define como “terriblemente esnob y bastante anarquista, una combinación típicamente burguesa” y en otro momento afirma que acaba de dejar al hombre del que está enamorada. Dos pinceladas que dan una medida de un trabajo en el que su propia vida se convierte en material literario. Frases cortas, algunas lapidarias, la mayoría juguetonas, que van poco a poco desmadejando la personalidad de su autora y dando forma a unos capítulos organizados como fogonazos de autoficción.

Procede de una familia con gran prestigio artístico y empresarial. Su madre Esther Tusquets, fallecida en 2012, fundó la editorial Lumen y su tío Óscar Tusquets es el famoso arquitecto. Un punto de partida de un viaje literario al centro de sí misma en el que aparecen sus hijos, sus ex parejas, sus nuevos deseos, los escritores y los libros, siempre los libros, como fuente de aventura y conocimiento, pero también como el cordón umbilical que le sigue uniendo a su madre. “Mi madre nunca me quiso” llega a decir en el libro, luego se da cuenta, recapacita y se contradice.

Busquets estudió en el Liceo Francés y luego Arqueología en el University College de Londres. Trabajó junto a su madre su editorial y, después de venderla a la multinacional Random House, también en la nueva que montó, RqueR, que tuvieron que cerrar con más pena que gloria. En 2008 publicó su primera novela “Hoy he conocido a alguien” y pasó desapercibida. Fue en la feria de Frankfurt, en 2015, cuando su manuscrito “Todo esto pasará” suscitó el interés de editoriales como Galimard, Suhrkamp, Rizzoli o Harvill Secker. El libro fue un éxito de crítica y publico, lanzando a su autora al escenario internacional.     

Forbes Women conecta con ella por Zoom y debido a un problema técnico la entrevistada no puede ver al entrevistador aunque sí al revés. “¿Eres guapo o más tirando a feito?”, pregunta soltando una carcajada sin esperar la respuesta. “Soy más bien peculiar”, contesta este periodista, dando información sin aclarar nada. Milena vuelve a reír y su perra cazadora de nueve meses reclama toda su atención. “Se llama Kate”, comenta cogiéndola en brazos, “por Kate Moss”. Por si había alguna duda.  

En su escritura consigue un tono ligero para hablar de temas profundos.

Sí, es un poco mi marca de casa, combinar temas duros, antiguos, canónicos, junto con un estilo muy sencillo y un cierto sentido del humor.  Es un poco lo que hago, algunos temas caen por su propio peso, no hace falta añadirles dramatismo. Al contrario, cuando añades dramatismo, adjetivos, subordinadas, rebajas la intensidad de la frase y de la sinceridad. Intento muchísimo escribir casi como hablo, mejor porque tengo tiempo de pulir. La idea es no escribir nada que no se pueda leer en voz alta, y que no sea pesado, que suene razonablemente bien.

La forma elegida es el ensayo biográfico, se da a sí misma, sin personajes interpuestos.

Incluso aunque intentes hacer un ejercicio de sinceridad máxima siempre hay caretas y disfraces. La gracia de lo que intento hacer es escribir con los menos disfraces posibles, ni siquiera escribir como escritora sino como Milena.

¿En qué medida se ha sentido expuesta? ¿y aliviada? 

Expuesta no, el trabajo del artista es abrirse en canal y mostrar sus entrañas, o por lo menos eso es lo que a mi me gusta. Mostrar lo más profundo que tenemos y eso es lo que hace que otras personas se identifiquen. Yo tengo la protección de que olvido muy rápido lo que escribo, enseguida me pongo con lo siguiente. No soy de darle vueltas, me hablan de frases de el último libro y no sé de qué me hablan. Cuando escribo jamás pienso en quien lo va a leer. Si empezara a pensar en qué diría mi tía o fulanito, me paralizaría. En cuanto a si hay algo de catarsis o alivio, pues la verdad es que no mucho porque sigo viviendo con estos temas.  Hay escritores que si resuelven, pero no hay libro que te alivie de la muerte o del paso del tiempo. Para mi escribir no es terapéutico.

Tampoco tiene problemas para definirse como burguesa, cuando lo que se lleva es pedir perdón por ello.

Tampoco he nacido en la Casa de Alba, había muchos libros, eso sí. Uno nunca elige donde nace y reivindicar un origen humilde me molesta tanto como hacerlo con uno aristocrático. Lo que no escoges no puedes justificarlo. Si te dedicas a escribir o a intentar crear algo, sólo lo puedes hacer desde un lugar de verdad o que crees tú que es la verdad, y eso incluye de donde vienes. Pero, vamos, pedir perdón ni de coña.

¿Cómo encuentra un escritor su propia la voz?

Es un proceso de echarle muchas horas y de leer mucho, hay un momento en que pones a escribir y te sientes cómoda y no tienes, como dicen los ingleses, “second guess”. Ves cómo va fluyendo, eso es haber encontrado tu voz y seguirla, no estar impostando. Pero aún así la puedes perder en cualquier momento. Un día puedes escribir muy bien y al siguiente has visto una serie o leído un lirbo y, de repente, estás impostando tu voz. El mérito o el talento está en darse cuenta y frenarlo. Para escribir hay que estar cerca de uno mismo, demasiado cerca, por eso los escritores tenemos egos desmedidos y somos gente insoportable…

¿Se considera una persona insoportable?

(Pausa dramática seguida de carcajada) Soy muy egocéntrica, muy narcicista y creo soy difícil, pero insoportable no tanto (más risas). El ego nos hace mucho más desgraciados y más inseguros,  hace que nos juzguemos desde fuera y seamos menos amables con nosotros mismos. El ego te complica la vida en cosas muy tontas, como haber quedado mejor o peor en una foto, o que alguien te considere más o menos. Cosas que no son reales y que no importan de verdad.

Me ha gustado mucho el capítulo llamado “desinteresadamente”. Parece como si los humanos hubiéramos decidido subalquilar nuestro tiempo libre y, en vez de quedar con un amigo para charlar, hacemos “networking”…

Todo se ha vuelto un poco networking, un poco trabajo. Tiene que ver con la cuestión anterior, las relaciones personales se ha vuelto maneras de alimentar tu ego. Yo sé que hay gente que me trata no porque me tenga especial aprecio o me valore sino porque le va bien para el ego tener a una escritora que les haga un poco de caso. La amistad, el amor y todo si es posible debería ser desinteresado. Estar dispuesto a dar sin esperar nada a cambio y menos porque creas que la otra persona te va a dar un contacto en una editorial o subirte el ego. Vivir así es tristísimo pero tampoco te puedes convertir en un desconfiado porque es otra forma de miseria. Prefiero que me estafen mil veces a desconfiar de todo el mundo.

Otro tema interesante que trata es el deseo, o más bien, como con los años uno pasa de “ser deseo” o verlo en los demás.

Hay un momento en la vida en que el deseo te domina o por lo menos a mi. Con la edad aprendes a dominarlo, a domesticarlo, y te da un poder sobre la gente. Por un lado has perdido la belleza pero, por otro, has aprendido a manejarlo. Cualquier conocimiento en una forma de poder, hay gente que confunde el deseo con estar enamorado. Estamos hechos para tener hijos, todo nos lleva a procrear. Lo bueno del momento que vivimos es que las posibilidades se han multiplicado. El libro se abre con una cita de Arthur Rimbaud que dice: “hay que reinventar el amor, es cosa sabida” y creo que lo estamos haciendo, estamos reinventando el amor, con el nuevo feminismo, las formas de relacionarse, la redes sociales…

En el libro habla del amor con personas más jóvenes.

Bueno, primero hay una cuestión de igualdad, los hombres lleváis siglos pudiendo seducir a mujeres más jóvenes sin que sea chocante. Era una cuestión de tiempo y es una forma de reinventar el amor, no sólo le puede pasar a  Madonna o a Kate Moss, también las mujeres normales como yo.  El tabú de la edad se está resquebrajando, como lo ha hecho el de estar con alguien del sexo opuesto. Todo lo que sea abrir puertas es bueno. 

Un personaje que aparece en el libro es el editor Jorge Herralde

Le conozco desde que era niña, era uno de los mejores amigos de mi madre. Para mi es el mejor editor de España, un hombre que ha vivido y vive para la literatura. Un editor de la vieja escuela con gran olfato literario y también empresarial. Es alguien a quien quiero y admiro, una combinación que es no es fácil de conseguir.

La fundación de Marta Ortega la ha elegido para dar una charla en A Coruña el día 15 de julio dentro de sus ciclo MOP Talks. ¿Sabe de qué va hablar?

Va a ser una charla con Javier Aznar, que es un amigo de Madrid con el que comparto la pasión por los libros y una visión estética y ligera de la vida. Hemos hablado sobre el tema de las contradicciones, creo que estoy en una fase muy contradictoria. Pero, sobre todo, estoy encantada de que una persona como Marta Ortega y una empresa como Inditex hagan el esfuerzo de apostar por la cultura. Del Ministerio de Cultura, desde luego, no espero nada.