Las palabras de Giorgio Armani en 2006 fueron sentenciadoras: «Es importante volver al corazón del proceso creativo y confeccionar prendas bellas, ponibles, con los mejores materiales», comentó en referencia al exceso y toque de irrealidad que estaba experimentando la moda por aquel entonces. En ese momento decidió revolucionar el panorama textil y dar a los clientes un servicio mucho más especializado.
Convencido de iniciar un nueco capítulo en la firma que fundó casi 50 años atrás, ese mismo año moldeó el servicio Made to Measure, disponible para hombre y mujeres. Lo hizo con la intención de, efectivamente, «volver al corazón del proceso creativo y confeccionar prendas bellas, ponibles, con los mejores materiales». Un hito en la marca italiana que le hizo posicionarse entre sus compañeros de escaparate como uno de los hombres que mejor supo leer el lenguaje de la moda. Y, claro, reafirmarle como pionero de cátedras que son seguidas muy de cerca por los demás. Se adelantó a las tendencias implantando el llamado ‘power suit’ y un armario femenino igual tan detallado como el masculino.
Para ello, creó la sastrería unisex, más relajada y deconstruida que la tradicional. Ya era hora de que no sólo el hombre pudiera disfrutar de un traje hecho a medida. Un servicio llamado Made to Measure que aún tradición e innovación, combinando el arte de la sastrería con la actualización del diseño contemporáneo.
Y no hay mejor representación del deseo materializado del señor Armani que las campañas que la casa que lidera realizó junto a los fotógrafos del momento, Aldo Fallai y Peter Lindbergh, responsables de representar a mujer fuertes y exitosas. De Fallai se pueden decir muchas cosas, entre ellas que hasta el 11 de agosto Armani Silos da cobijo a una exposición sobre el artista y la Maison: casi 30 años de diálogo artístico entre ambos recogidos en unas 250 instantáneas que bien aparecieron en revistas o en vallas publicitarias de gran impacto mediático. «Trabajar con Fallai me permitió comunicar que mi ropa no sólo estaba hecha de una determinada manera con ciertos colores y materiales, sino que representaba una forma de vida», confiesa Giorgio Armani con motivo de esta celebración del trabajo de su compañero y amigo.
Creyente de un estilo que exprese, en primer y última instancia, una forma de expresión absoluta, en 2021 perfeccionó lo que ya se hacía de manera exquisita en la marca. Tras la forma que dio a la propuesta Made to Measure, nació otra nueva forma de interpretar la silueta y el vestuario, esta vez, exclusivamente femenino y con patrones ya existentes. Ideó prendas que se adaptaran a las necesidades de las mujeres tan bien que fueran elegidas por ellas mismas y repensadas a su antojo, para infundir confianza en ellas, sensación de libertad y naturalidad. Se hizo eco de la vinculación que existe entre las emociones y el estado de ánimo y las prendas que vestimos, permitiendo a las mujeres que eligieran entre una serie de piezas presentes en la colección, desde americanas combinadas con faldas o pantalones hasta camisas y abrigos, también los materiales con los que llevar a cabo la adaptación, como forros, botones y ribetes.
Dos servicios premium que cuidan la silueta femenina y comparten la calidad y minuciosidad que las colecciones de cada temporada, como lo presentado para este verano.
Un conjunto de decisiones que dan como resultado un diálogo entre Giorgio Armani y las mujeres, único y diferente, perfecto, duradero y personal. Como cada clienta.