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La científica Svetlana Mojsov, ‘madre’ del Ozempic, premio Princesa de Asturias

Los descubrimientos científicos que Svetlana Mojsov realizó en los años 80 han servido de base para uno de los fármacos más revolucionarios: Ozempic.

La científica Svetlana Mojsov con su hija, 2024. © Getty

Dicen que es el fármaco más revolucionario de los últimos tiempos y las ventas lo atestiguan: la dosis semanal cuesta 130 euros, y la Seguridad Social sólo lo receta en casos de diabetes tipo 2 y obesidad clínica. Miles de personas buscan por otras vías Ozempic, el milagroso medicamento para adelgazar. Incluido el mercado negro. La empresa holandesa que lo fabrica, Novo Nordisk (que fabrica un medicamento contra la obesidad) ha aumentado hasta los 419.000 millones, más que el PIB del país de alrededor de 406.000 millones. Y eso ya está afectando a la economía, por ejemplo, llevando a tasas de interés excepcionalmente bajas.

La científica Svetlana Mojsov, nacida en Macedonia (ex Yugoslavia) hace 76 años, y otro cuatro compañeros de profesión, todos hombres –Daniel J. Drucker, médico, (Canadá); Jeffrey M. Friedman, biólogo molecular, (Estados Unidos); Joel F. Habener, endocrinólogo, (Estados Unidos); Jens Juul Holst, químico, (Dinamarca)–. han sido galardonada con el premio Princesa de Asturias de investigación científica y química 2024. Estos cinco científicos son los líderes mundiales en el campo de la endocrinología y descubridores de los GLP-1 (agonistas del péptido similar al glucagón-1), en el que se basa el popular Ozempic y otros medicamentos (Wegovy, Rybelsus) que consiguen controlar la diabetes y una pérdida de peso milagrosa.

De Macedonia a Harvard

Nacida en la antigua Yugoslavia, Mojsov es hija de la eslavista Ljiljana Jankov y del político y diplomático Lazar Mojsov, Ministro de Asuntos Exteriores de Yugoslavia entre 1974 y 1982 y Presidente de la 32ª Asamblea General de las Naciones Unidas. Estudió Químicas en Belgrado y cuando su marido, el inmunólogo brasileño Michel C. Nussenzweig, consiguió un puesto en el Hospital General de Massachusetts a principios de los ochenta, Mojsov se trasladó a Boston en 1983, donde fue nombrada directora de la Instalación de Síntesis de Péptidos del HHMI en el mismo hospital. Además, impartió clases en la Facultad de Medicina de Harvard.​

En 1990, cuando a su marido le ofrecieron un prometedor puesto en la Universidad Rockefeller, ambos se trasladaron a Nueva York. Durante este tiempo, tuvieron dos hijos pequeños y Mojsov tuvo que compaginarlos con su carrera. Trabajó como profesora adjunta hasta la muerte de su marido con el inmunólogo Ralph M. Steinman, quien, al igual que su antiguo mentor Merrifield, fue galardonado más tarde con el Premio Nobel.

No sin mi nombre

La trayectoria profesional de Svetlana cambió en 2021, cuando escuchó el anuncio el anuncio del Premio Internacional Gairdner de Canadá. Este prestigioso premio de investigación biomédica, se otorgaría a tres científicos por su trabajo sobre los medicamentos para la diabetes y la obesidad cuya popularidad se ha disparado en los últimos años. “Me enfadé mucho”, contó Mojsov, química de la Universidad Rockefeller, a la revista Science.

Era la tercera vez en cuatro años que el mismo trío de científicos (Joel Habener, Daniel Drucker y Jens Juul Holst) recibía un reconocimiento por un trabajo que comenzó en las décadas de 1970 y 1980 con péptidos similares al glucagón y cuya investigación implica una importante pérdida de peso. Un descubrimiento científico que se convirtió en un exitoso medicamento que recaudó miles de millones de dólares y transformando el tratamiento de la diabetes y la obesidad. Son los primeros que parecen causar una pérdida de peso marcada de manera segura y consistente, y que evitan las enfermedades cardíacas asociadas con la obesidad. Millones de personas los toman y se especula sobre un eventual Premio Nobel. Pero a esta narrativa optimista del descubrimiento científico le falta una pieza importante: la propia Mojsov. Ella también estuvo en el MGH en la década de 1980 y publicó los primeros artículos clave sobre GLP-1. Más tarde luchó, con éxito, para que la añadieran a patentes cruciales que inicialmente la omitían como co-inventora.

Hoy, su nombre aparece justamente entre el de sus compañeros. El próximo octubre, todos recibirán el merecido premio Princesa de Asturias Princesa de Asturias de investigación científica y química 2024.