Taylor Swift es la artista del momento y nadie se atreve a decir lo contrario. Es la intérprete femenina con más álbumes número uno de la historia y su patrimonio asciende a 1.100 millones de dólares. Pero, ¿cómo ha llegado a ser «la nueva reina del pop»? No cabe duda que es una gran compositora y convierte en oro todo lo que toca. Pero no hay que olvidar que detrás de todo ese esfuerzo hubo un apoyo más que interesante: sus padres.
La saga Swift está formado por un linaje de triunfadores. Al igual que Taylor es una experta en los escenarios, como demostrará los días 29 y 30 de mayo en sus dos conciertos en un recién estrenado Santiago Bernabéu, sus padres son unos expertos en los negocios. Este aspecto ha sido fundamental en el primer impulso de Taylor para aterrizar en el panorama musical, ya que gracias a sus habilidades empresariales, financieras y de marketing, sus padres han sido literalmente los «padrinos» del fenómeno de masas que es ahora Taylor Swift.
Se llaman Scott y Andrea, y solamente han cosechado éxitos, tanto por separado como juntos. Su hija Taylor de 34 años, es la cantante con más éxito cuyos himnos de amor y desamor la han convertido en un ídolo de masas que agota estadios y que ha acumulado 14 premios Grammy. Pero antes de la música, en la familia Swift estaban los negocios.
Padre y supervisor financiero
Después de su experiencia en finanzas y su oficio como corredor de bolsa, Scott Swift ejerció hasta 2019 como vicepresidente en Merrill Lynch, uno de los bancos de inversión más importantes de Wall Street. Este talento para los números con una base financiera más que resistente, vino de perlas para impulsar la carrera de su hija en sus inicios.
Además de convertirse en un apoyo fundamental, Scott tomó las riendas de los aspectos financieros dentro de la trayectoria musical de Taylor, lo que permitió el primer empujón hacia una correcta proyección de sus intereses profesionales en una industria tan difícil como la musical. Gracias a esta base financiera la familia no tuve reparo en mudarse a Nashville cuando su hija decidió que quería ser cantante de country.
Aunque actualmente Taylor ya se haya independizado y sea la nueva «reina del pop» con un billón de dólares en la cuenta, el apoyo de sus padres sigue teniendo un lugar muy importante en el pequeño círculo de la cantante de «Blank Space«. Recientemente se les ha visto en la noche inaugural de su «The Eras Tour» en marzo de 2023, en el estreno de la película de esta misma gira, The Eras Tour Concert, este pasado octubre y en uno de los conciertos de Buenos Aires, junto a la actual pareja de su hija, Travis Kelce, jugador profesional estadounidense de fútbol americano del equipo Kansas City Chiefs.
Madre y directora creativa
Por su parte su madre, Andrea, fue directora de marketing en una agencia de publicidad, y sus conocimientos han sido fundamentales también para en un principio vender el producto que su hija estaba creando entre su guitarra y sus letras de canciones de base country. Con una base financiera estable, un buen asesor y una profesional de imagen de marca y publicidad, el resultado no podía ser otro que un negocio sólido y muy próspero, y eso es en lo que se ha convertido Taylor.
Como el de su marido, el apoyo de Andrea es esencial para la cantante y siempre que puede la acompaña, a pesar de sus problemas de salud. En tres ocasiones ha sido diagnosticada con cáncer, de las que ha salido victoriosa. Taylor siempre ha demostrado tanto por redes sociales como en forma de canciones («Soon You’ll Get Better«), su amor y apoyo a su madre y a su familia en general.
Su hija tiene un talento natural para la música, pero sus padres, lo tienen para el éxito, ya que incluso para elegir su nombre, pensaron en su futuro profesional. Taylor, se trata de un nombre neutro que se puede referir a hombre o mujer, y eso es «un rasgo positivo en una tarjeta de cara al mundo para ser una persona de negocios en un mundo de negocios«, como declaró la propia Taylor a Rolling Stone en 2009.
Ha nacido una estrella
Andrea y Scott criaron a sus dos hijos, Taylor (1989) y Austin (1992), en una granja de árboles de Navidad en Wyoming, Pensilvania, para luego mudarse a otra casa en la misma ciudad. Desde muy temprana edad, Taylor demostró sus habilidades musicales, como contó su padre en 2009 en una entrevista del periódico de la Universidad de Delaware: «Siempre estaba cantando cuando tenía 3, 5, 6, 7 años. Era Taylor haciendo lo que le gusta», y por esta misma razón, en 2003 decidieron mudarse a Tennessee, a las fueras de Nashville, para hacer despegar este talento natural.
Una jovencita Taylor, llamaba a la puerta de Music Row, conocido como el epicentro de la industria de la música country de Nashville, diciendo: «Hola, soy Taylor. Tengo 11 años. Quiero un contrato discográfico, llámame», reveló ella misma en Entertainment Weekly en 2008. A pesar de que no la llamaron de vuelta, Taylor Swift se convirtió en la artista más joven contratada bajo el ala de Sony/ATV Music Publishing House, con la temprana edad de 14 años como artista country con la discográfica Big Machine Records.
Y desde este momento, el resto de su música está haciendo historia.