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El derribo de la casa donde falleció Marilyn Monroe, en manos de los tribunales de Los Ángeles

Tras pasar por 14 dueños diferentes desde la muerte de la artista, los actuales dueños piden derribar la propiedad en la que, según ellos, no queda rastro de alguna prueba que hable de la vida de Monroe en la viviendo angelina.

Serio dilema el que tiene en sus manos los tribunales de Los Ángeles. Hace unas semanas llegaron a las oficinas judiciales de la ciudad angelina una petición de los dueños de una vivienda ubicada en el número 12305 de Fifth Helena Drive, en el barrio de Brentwood. Se trata de la casa en la que falleció Marilyn Monroe aquel verano de 1962 a causa de una sobredosis. Los actuales inquilinos, que no tienen ninguna relación con la artista, quieren derribar la propiedad, pero tanto los fans como los gobernantes de la ciudad se lo han impedido.

El principal motivo que alegan estas personas es que atentaría contra un elemento cultural propio de la ciudad, por lo que no ven el sentido a destruir la vivienda. De hecho, han iniciado ya el proceso para catalogar dicha propiedad como Monumento-Histórico-Cultural para protegerla de acciones como esta.

Desde que Marilyn Monroe falleció, su casa de Brentwood ha pasado por 14 manos diferentes. Los actuales dueños -que compraron la casa por casi 7 millones de dólares-, un matrimonio angelino que realmente viven justo al lado de la casa de la artista fallecida, quieren derribarla para ampliar su hogar. Es más, el trámite por el que se le concedería dicho derribo se les fue concedido hace un mes.

Pero lo curioso de toda esta historia es que en la casa que un día perteneció al icono pop de los 50 y 60 en Estados Unidos no queda absolutamente nada. Ni un mueble, ni un cuadro, ni una simple moqueta. Nada. «No queda ni siquiera rastro de la pintura de las paredes», afirmaba uno de los dueños actuales de la propiedad. No obstante, para los fanáticos de Marilyn Monroe sigue siendo un elemento cultural importante para la ciudad de Los Ángeles. Ahora, la decisión final pasará por las manos de los juzgados angelinos que dictarán el futuro de la propiedad.