En la aventura empresarial de Mª Carmen Martínez Montañés se mezclan la suerte, el esfuerzo y los sueños a partes iguales. La valenciana dejó en 2020 su trabajo –una plaza de interina como educadora infantil– para embarcarse en el inestable mundo del emprendimiento junto a su marido. En aquel momento invirtieron sus ahorros sin tener muy claro hacia dónde dirigir sus pasos, hasta que, poco después, y tras haberse cruzado en el camino con la cadena de perfumerías Druni (originaria también de Valencia), pusieron en marcha 1699 Vintage & Nice.
“Somos una marca de belleza que permite a todo el mundo cuidarse en el día a día”, sostiene su cofundadora. Vendida en exclusiva en Druni, 1699 –que hace alusión a la fecha en la que los dos fundadores empezaron como pareja– triunfa con sus dispositivos de cuidado facial, herramientas de maquillaje y su línea de accesorios para pelo con precios de lo más competitivos.
Al repasar esta trayectoria de vértigo, Mª Carmen lo tiene claro: “Detrás de nuestro éxito hay mucho trabajo, la suerte de contar con un partner que confió en nosotros sin conocernos y el ‘pecado’ de soñar a lo grande”.
Resulta llamativo que 1699 Vintage & Nice empezara a venderse en plena pandemia y, más sorprendente, que fue todo un éxito…
Así es. Llevábamos un tiempo en conversaciones con las perfumerías Druni, con quienes habíamos hecho algún pequeño proyecto. Y justo en enero de 2020, más o menos, nos compraron nuestro primer producto estrella: un dispositivo de limpieza facial eléctrico. Se lanzó en su web en pleno confinamiento y se vendieron 3.000 unidades en una semana. Esto nos permitió afianzar la relación y establecer con ellos un contrato de exclusividad en sus casi 500 tiendas que aún mantenemos. Fue Noelia Varón gestora de compras de Druni, quien confiío en mi marca sin ser todavía conocida.
Su ‘glitter’ fue éxito de ventas: más de 100.000 unidades en el año 2023
Desde ese momento, la forma de ver el cuidado personal o el bienestar ha cambiado mucho, ¿cómo ha influido eso en la trayectoria?
Antes de la pandemia todo el mundo se hacía tratamientos faciales o corporales fuera de casa. Pero, al pasar más tiempo en casa (sumado al miedo por los contagios) el autocuidado se coló en nuestro hogar. Eso ha sido clave para la venta de nuestros dispositivos. Lo bueno es que la tendencia, que también siguen muchos influencers, se mantiene y el bienestar forma parte del día a día.
Con la marca, además, consiguen democratizar ese bienestar…
Somos una marca low cost. Vendemos para todos los bolsillos. Fabrico en China y compro en grandes cantidades para obtener esos precios. De hecho, nuestra idea de negocio era buscar la compra más impulsiva. Esa que te permite decir “compro una brocha para mí, otra para mi amiga que le va a gustar, para el bolso…” Porque el precio no te echa para atrás y, además, el producto tiene calidad y buen diseño.
No todo el mundo habla claramente de producir en Asia. ¿Es tan complicado como se cree establecer relaciones allí?
Al principio tuvimos que obtener una serie de certificaciones, abrir redes… pero estoy encantada. Nunca hemos tenido problemas. Es cierto que, en general, se habla de un producto chino como sinónimo de mala calidad. Y no es así. En cualquier país del mundo hay buena y mala calidad.
«Nuestro éxito llegó a raíz de la pandemia, cuando la gente se cuidaba en casa y no quería hacerlo fuera»
¿Y el hecho de ser mujer? ¿Le ha supuesto alguna dificultad extra a la hora de emprender?
Por ahora, no. Tal vez me ha ayudado el hecho de que el sector de la belleza sigue teniendo un consumidor muy femenino… O que he tenido la suerte de cruzarme en el camino con otras mujeres con las que trabajo muy a gusto.
Un aspecto cada vez más importante para el consumidor beauty es la sostenibilidad, ¿cómo responden a estas nuevas exigencias?
No fui muy consciente hasta que lanzamos la gama de discos y toallas desmaquillantes reutilizables: me di cuenta de que era importante para el planeta. Después hemos cambiado los envases, que ahora son de plástico reciclado; probamos con materiales nuevos a partir de granos de café, bambú, trigo…
¿Y el glitter? Fue su éxito de ventas (más de 100.000 unidades en 2023), pero actualmente está prohibida en la Unión Europea.
Por supuesto nos adaptamos a la nueva regulación reinventándonos. Teníamos ya una colección preparada, pero no cumplía la ley, porque era sintética. Fue un golpe duro porque perdimos horas y dinero, pero decidimos fabricar bio-glitter y ya se ha puesto a la venta.
Cambió la seguridad de un trabajo fijo por el vértigo de emprender, ¿hacia dónde se dirigen sus próximos pasos?
Sigo con ganas de avanzar. Tenemos otra empresa con la que fabricamos la papelería de regalo para El Corte Inglés con su marca Frost, a la venta desde noviembre de 2023. También hay un nuevo proyecto a la vista, que nos ilusiona, aunque nos sacará de la zona de confort… Y con 1699 no dejaremos de innovar. Emprender es una montaña rusa, y sentir esa adrenalina me encanta.