El pasado lunes 25 de marzo el futbolista Dani Alves, de 40 años, salió de prisión tras depositar un millón de euros de fianza. Ha sido condenado a cuatro años y seis meses de cárcel por agredir sexualmente a una mujer, así como a pagar una indemnización de 150.000 euros a la víctima. La sentencia, que ha sido recurrida por ambas partes, implica que Alves puede disfrutar de libertad provisional hasta que se celebre el juicio ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Además, podrían celebrarse otros dos juicios más –ante el Tribunal Supremo y ante el Tribunal Constitucional–, si las partes deciden recurrir las respectivas sentencias. Estos procesos judiciales podrían alargarse entre uno y tres años, el tiempo que Alves podría disfrutar de la libertad provisional. Parece que las cosas se van encarrilando para el brasileño que también habría resuelto el distanciamiento con su mujer, la modelo canaria Joana Sanz. La prueba, la foto de sus dos manos entrelazadas que ella ha publicado en sus stories.
Pero ahora Joana no es la única mujer importante en la vida del futbolista. Tras permanecer 14 meses entre rejas, Alves salió de prisión acompañado por su abogada, Inés Guardiola, una joven de 42 años que se ha convertido en objetivo de la prensa. Guardiola se ha hecho cargo de la defensa del futbolista desde el pasado octubre cuando el jugador decidió cambiar a su abogado, Cristobal Martell –cuya estrategia de defensa consistía en restar credibilidad a la víctima–, por Guardiola, que se ha centrado en una defensa más técnica y basada en la aportación de pruebas que contrarrestaran la versión de la víctima. “Fue el propio Alves quien se puso en contacto con ella tras recibir su recomendación por varias partes. Inés dudó mucho en coger el caso”, nos cuenta un compañero de profesión que pide discreción. Desde que se ha hecho cargo de este caso, el anonimato y la tranquilidad de Guardiola parecen haber terminado. Es habitual que la gente la pare por la calle y en los momentos de pico mediático tuvo incluso dos cámaras apostadas en la puerta de su despacho.
Conexión Dani Alves
Quienes conocen a Guardiola aseguran que esta mujer concienzuda y tenaz, es una auténtica una apasionada del Derecho Penal. Tras 15 años ejerciendo en un conocido despacho de Barcelona, en 2020 abrió su propio bufete, Guardiola Penalistas, una ‘boutique’ penal en donde todos los casos pasan por sus manos –a diferencia de los grandes bufetes de renombre donde un ejército de abogados se encargan de los casos según les van llegando–.
Guardiola, al parecer, está en las antípodas de esa práctica. Quienes la conocen cuentan que puede pasar horas estudiando una causa y que lo más importante para ella no es el dinero o la repercusión mediática, sino la conexión que se establece con el cliente. En el caso de Dani Alves esa conexión parece evidente, y ella misma se ha pronunciado abiertamente ante los medios para defender la inocencia de su cliente. “Inés pone mucho cariño y mucha profesionalidad en cada caso. Es discreta y sincera. Está un poco sobrepasada por la exposición mediática pero asume que eso va con el caso”, continúa nuestra fuente. En sus ratos libres Guardiola intenta desconectar en un pueblito de la Costa Brava donde tiene casa. Disfruta de los animales –sobre todo los perros–, de la naturaleza, del cine y de viajar. Antes de convertirse en la abogada de Dani Alves no conocía a ningún futbolista de élite ni sentía especial interés por ese deporte.
Guardiola acabó estudiando Derecho en la Universidad Pompeu Fabra por casualidad, cuando se matriculó en esa carrera para hacer un curso puente que le permitiera dar el salto a periodismo, su primera opción. Pero cuando en segundo de carrera descubrió la asignatura de penal, se quedó enamorada. No solo terminó la carrera con un buen expediente, sino que en 2016 se convirtió en doctora con la tesis «La ejecución de las penas». Hoy es profesora asociada en la Universidad de Barcelona, donde hizo el doctorado, y en la Universitat Abat Oliba, una actividad que le quita mucho tiempo pero le reporta mucha satisfacción. Los alumnos consultados están encantados con ella, tanto que el año pasado la eligieron madrina de la universidad de Barcelona. Todos están orgullosos de que su profesora se ocupe del caso Alves, aunque saben que el secreto profesional le impide hablar sobre el tema.
¿Cuánto cuesta un experto penalista?
Conseguir ese dato no es fácil. Los tres expertos consultados por Forbes Women coinciden: el mercado de honorarios no es transparente. “Cada abogado cobra los que considera apropiado. No se puede saber, ni siquiera sus compañeros de profesión”, nos cuenta un experimentado abogado con 25 años de carrera a sus espaldas. Otro, un conocido penalista que ha llevado casos tan complicados y mediáticos como el de Alves añade: “En eso cada abogado es un mundo. Igual le ha cobrado poco y aprovecha la publicidad. Sólo Alves y la abogada pueden saberlo”. Solo tras mucho insistir conseguimos determinar una horquilla: entre 50.000 y 150.000 euros por caso, aunque depende mucho de la casuística de cada proceso. En lo que sí parece haber consenso es en los diferentes sistemas de decidir las cuantías de pago: una es por horas; otra por actuaciones profesionales (tanto dinero el juicio, tanto el recurso, tanto la declaración, etc; y otra por objetivos: por ejemplo, tanto por cada año que se rebaje la pena. Desde el despacho de Guardiola guardan mutismo absoluto. Aunque desde su entorno nos insisten: “Para Inés es más importante el feeling”. Y parece que con Alves lo tiene.