Puede que si escuchas el nombre de Teresa Moneo (Madrid, 53 años), no te venga nadie a la cabeza. Sin embargo, la gente importante de la industria del cine sabe bien quién es la directora de contenido de Netflix. Hace unas semanas recibió a Pedro Sánchez, presidente del gobierno, en los estudios dónde se grabó La Sociedad de la Nieve; hace tres años colaboró con Paolo Sorrentino en su último film, La mano de Dios, nominada al Oscar a Mejor Película Internacional en 2022 y hace más de dos décadas compró los derechos de La Vida es Bella, ganadora del Oscar a Mejor Película Extranjera en 1999 y, hasta la fecha, una de las cintas en habla no inglesa con mayores ingresos en Norteamérica. Sobre Moneo, peso pesado de una de las plataformas de streaming más importantes del mundo, recae la responsabilidad de descubrir nuevas historias y desarrollar esos proyectos para una audiencia global.
Su trayectoria, como hemos dicho, traspasa fronteras. Comenzó su carrera en Nueva York, en Miramax Films, donde adquirió los derechos Estación Central, ganadora de un Globo de Oro a Mejor Película de habla no inglesa en 1998.
Tras algunos hitos relevantes en su recorrido profesional –como la película One Day, (adaptada a miniserie que arrasó en Netflix) que compró como manuscrito y convirtió en una película protagonizada por Anne Hathaway–, Moneo se unió a Netflix en 2019 como directora de contenido en cine. Su participación en el rodaje de La Sociedad de la Nieve, dirigida por Juan Antonio Bayona, nominada a dos premios Oscar este año y ganadora de 13 premios Goya, le permite colgarse otra medalla: el largometraje ha sido el segundo título de habla no inglesa más visto en Netflix.
¿A qué te dedicas en Netflix? ¿Cómo es tu día a día?
Mi rol está basado en Londres y mi objetivo principal es descubrir historias y desarrollar esos proyectos para una audiencia global. El primer filtro que siempre aplico es que estas sean ambiciosas en cuanto a su planteamiento y, a partir de ahí, el abanico es amplio. Encontramos inspiración en diferentes lugares, reuniéndonos con creadores, leyendo muchos, muchos, guiones… La búsqueda de nuevas historias no se detiene nunca, y eso hace que el día a día del equipo sea intenso y motivador a partes iguales. Además, voy mucho al cine y a proyecciones especiales.
¿Por qué decidiste dedicarte a esto?
Cuando empecé a trabajar en Nueva York, la industria era muy indie… Disfruto recordando la independencia con la que se contaban nuevas historias, valientes en aquellos días. Fue uno de los momentos más definitorios de mis inicios, y aprendí cosas que sigo aplicando hoy por hoy en mi carrera. El cine me emociona. Tal y como yo lo veo, es la disciplina artística más completa ya que aglutina muchas otras artes (literatura, danza, música…), y eso multiplica su impacto. Una historia bien contada visualmente tiene un poder real en el espectador, una capacidad transformadora. Se me ocurren muchos ejemplos, las historias que cuentan Ang Lee en Brokeback Mountain o Jane Campion en El poder del perro, este tipo de películas te envuelven: no eres el mismo tras verlas.
¿Qué diferencia principal ves entre el cine americano y el español?
Lo cierto es que la distancia ya no es tan abismal. Yo trabajo en Londres por lo que mi día a día no transcurre en España, si tuviera que destacar una diferencia, creo que sería el tiempo que se dedica al desarrollo de las historias, al trabajo de los guiones. En el mundo anglosajón se concede más, pero esto también está cambiando.
En ‘La Sociedad de la Nieve’ ¿cuál fue la complicación personal que más recuerdas rodando con todo el equipo?
Me quedo con la sorpresa que nos llevamos cuando un día amanecimos en Sierra Nevada y, al salir a rodar, vimos que la nieve estaba completamente teñida de rojo. La noche anterior había llegado calima procedente del Sáhara y había pintado la montaña a su paso. En producción siempre imaginamos todos los escenarios posibles antes de embarcarnos en un proyecto, y este fue uno imposible de prever. Esta situación nos obligó a adaptarnos sobre la marcha, a rodar escenas en interior, a cambiar el plan de rodaje y buscar la mejor solución
para continuar.
Hay un vídeo de todo el elenco comiendo las uvas en Nochevieja. ¿Quedó tiempo para la fraternidad en esos meses tan exhaustos?
La convivencia fue muy intensa durante muchos meses. No es que quedase tiempo para la fraternidad, es que la fraternidad era imprescindible. La convivencia y la intensidad física y emocional de la historia que estaban contando hizo que se convirtieran en algo más que un grupo de amigos y que formaran su propia sociedad de la nieve. Jota plasmó esa atmósfera en pantalla.
Respecto al momento más emocionante, del que no te olvidarás nunca, ¿qué puedes contarnos de él?
No me olvidaré de los Premios Goya de este 2024. Cuando la película ganó 10 galardones consecutivos y siguió sumando… Qué momento. Se me pone la piel de gallina al recordarlo.
¿Ibas mucho al cine de pequeña? ¿Cuál fue la primera película que recuerdas?
¿Que si iba mucho? Cada fin de semana. Y muchas veces era sesión continua, ya de mayor también entre semana. Es algo que hoy en día mantengo, lo disfruto mucho. Grease me marcó mucho por su música, el baile, el mundo que mostraba… Y también Star Wars o Rocky.