Hay relaciones que nada más empezar parecen estar abocadas al fracaso y otras, sin embargo, sabemos que van a sobrevivir al paso del tiempo. De las primeras no vamos a hablar, de las segundas bien merecen una reflexión. Es el caso de Giorgio Armani y el cine. Juntos han creado un vínculo indestructible hasta el punto de que este amor a primera vista ha conseguido traspasar las fronteras de la gran pantalla para colarse y asentarse en las alfombras rojas de las citas más especiales de Hollywood.
Lo vimos la noche del domingo, cuando una vez más algunas actrices se dejaron ver por la alfombra roja vestidas de la firma italiana. Para esta última edición de los Oscar, han sido Zendaya, de Armani Privé, y Lupita Nyong’o, de Armani.
Casi 50 años lleva Giorgio Armani al frente de su firma de nombre homónimo, el mismo tiempo que ha pasado desde que fundó la marca y se convirtió en pionero de grandes hitos como el power suit o la creación de un armario femenino más holgado y cómodo, esto es, similar al masculino. Creó la sastrería unisex, más relajada y deconstruida que la tradicional, para que no sólo el hombre pudiera disfrutar de un traje hecho a medida. Más tarde llegó la posibilidad de bocetarlo uno mismo, tanto en las colecciones masculinas como en las femeninas. Fue el artífice de una nueva forma de pensar, no tanto revolucionaria como necesaria. La mujer ganaba así igualdad de posibilidades en vestuario y, con ello, se abría paso a una nueva forma de entender la moda que no sólo conquistaría las pasarelas y las calles, también las grandes producciones de Hollywood y las alfombras rojas.
No sucede de la noche a la mañana, pero convertir Armani en un sello de referencia en elegancia y distinción fue una intención que desde los inicios estuvo dentro de los planes del diseñador, de su equipo de trabajo y de Roberta Armani, su sobrina, y la mejor embajadora de la marca a nivel internacional. Más de 20 años lleva formando parte de la firma familiar como relaciones públicas. Y es ella a quien hay que atribuirle la continuidad del emporio creado por su tío en el séptimo arte.
Giorgio Armani y el sueño americano
Si Giorgio Armani situó a su firma en le mapa de la industria cinematográfica, Roberta asentó su continuidad. ¿Cómo? Valiéndose del ADN que siempre ha destilado un savoir-faire sin precedentes: libertino, sofisticado e impecable. Como buen cinéfilo, el amor de su tío por el cine no le hizo quedarse al otro lado de la pantalla como mero espectador. A día de hoy, ha creado el vestuario de unos 200 filmes, siendo el más destacado el crédito que dio a American gigolo, 1980. Fue con esta película cuando llegó el salto del modisto a la gran pantalla. “Con esta película mi tío descubrió el poder del cine para dar vida a su estética a una audiencia global, y por eso se encargó de vestir a Richard Gere y Lauren Hutton”, comenta Roberta Armani en una entrevista para Forbes Women, portada del número de octubre 2023.
Este diseño de vestuario ocurrido hace más de 40 años y cinco años después de iniciarse en la moda. Entendido en su momento como un punto de inflexión, hoy, Roberta lo ve como el auténtico detonante de la marca a nivel internacional. Trajo Armani al mundo. “Mostró el poder del cine para dar vida a la moda y el poder de las personas culturalmente relevantes para centrar la atención en una marca”, sentencia. Y desde entonces, la presencia de Giorgio Armani en la pantalla ha sido imparable.
Este crédito dio paso a otro, el que tuvo lugar en 1987, con Los intocables. En esta producción Kevin Costner interpreta a Eliot Ness, el policía que se enfrenta al personaje de Robert de Niro y que vistió varios trajes de tres piezas de Armani. Para Uno de los nuestros, 1990, la italiana confeccionó trajes que capturaban la esencia del sórdido mundo criminal de Nueva York, recreado por Martin Scorsese, gran amigo de Giorgio Armani y el director de Made in Milan, el documental que le dedicó al modisto al exhibir el proceso creativo de la marca.
En 2008 le llegó una gran oportunidad de la mano de Christopher Nolan (o a lo mejor, la oportunidad le llegó al director de cine). En la película El caballero oscuro fueron los trajes de Armani, hechos a medida, de Bruce Wayne los que llamaron la atención y no tanto el personaje de Christian Bale. Para él hizo también chaquetas de hombros anchos con dos botones y solapas con muescas y corbatas de seda. El resultado fue tan exquisito que el modisto volvió a repetir experiencia en El caballero oscuro: la leyenda renace, donde no sólo vistió a Batman, sino también a los personajes de Michael Caine, Gary Oldman y Joseph Gordon-Levitt.
No acaba aquí su paseo por algunas de las más grandes producciones. Participó como diseñador de vestuario en Duplicity (2009), vistiendo a Clive Owen con trajes, gabardinas, gafas y relojes de la colección Armani Privé. Repitió trabajo en Malditos bastardos (2009), con una chaqueta color marfil con solapas para la última escena de Brad Pitt en la película. En 2010, para La red social diseñó el vestuario de Justin Timberlake, quien tuvo que acudir a la tienda de Armani en Beverly Hills para la toma de medidas y cada una de las pruebas. La presencia de la marca italiana en esta película estaba más que justificada: el propio Sean Parker vestía con prendas a medida de la marca.
Curiosa es la colaboración que hicieron Martin Scorsese y la Maison con la versión actualizada de El lobo de Wall Street (2014). Juntos se sumergieron en los archivos de Armani para encontrar diseños que pudieran a encajar con el sentido de la estética de la película: la era del capitalismo. En ese universo del pasado encontró trajes de raya diplomática y doble botonadura, en color gris pálido y azul marino.
Para Elysium (2013) y El año más violento (2014) el diseñador cambió de registro. Le llegaba el turno a las mujeres. Para la primera, Jodie Foster se muestra como una mujer intimidante que potencia su fuerte carácter con chaquetas en gris acero, minivestidos y trajes de falda en tonos cálidos; para la segunda, fue Jessica Chastain quien vistió las creaciones de Armani, como vestidos y blusas de seda y accesorios retro, muy acorde con la ambientación histórica de la película, que se sitúa en 1981.
Y no sólo ha participado en producciones extranjeras, en nuestro país ha contribuido en la que, en palabras de su sobrina, más ilusión le hizo. Contribuyó a dar forma a gran parte del vestuario de Tacones lejanos (1991) de Pedro Almodóvar.
El rey de los ‘flashes’
Sin embargo, no sólo triunfó dentro de la pantalla con sus creaciones. Su estela minimalista, elegante y exclusiva ha cruzado la pasarela en más de una ocasión, en sentido literal, y ha acaparado los flashes en todas de esas veces. Una cosa es encargarse del vestuario de los personajes que participan en películas y otras, vestir a los actores en sus citas más esperadas con el cine. Para esta segunda tarea, Roberta es pieza fundamental de este juego. Lleva más de 20 años internacionalizando la marca a través de grandes eventos. Por ejemplo, los Oscar, su escenario predilecto de actuación y donde Armani tiene una fuerte presencia. En cuanto a cómo llega la marca a convertirse en una de las más deseadas entre las celebrities para dejarse ver en su alfombra roja, su respuesta es impecable: “Creo que nuestro éxito con todo el mundo y con las celebridades se reduce a la estética que ha creado mi tío, que persigue con pasión y dedicación. Él nunca sigue tendencias pasajeras, sino que cree en un estilo elegante y atemporal. Armani se trata de lucir elegante más que a la moda”. Y así ha sido en cada una de las ediciones de estos premios. Vestir un Armani es sinónimo de tranquilidad. Esto, en una alfombra roja, es siempre lo más atractivo. “Conseguimos que, al día siguiente, cuando se ven en las fotos, no se arrepientan de habernos elegido para una ocasión tan mediática” y se muestra tajante al decir que “las estrellas son ellas, no la vestimenta, que se limita a resaltar el carácter que ya tienen; y yo quiero pensar que esto significa que siempre sientas que estás siendo fiel a ti misma cuando usas Armani”.
Y añade: “Giorgio tuvo mucho que ver en la reacción en cadena de los jóvenes actores en rechazar la teatralidad de la vieja alfombra roja en favor de un estilo nuevo y más natural”. Por lo que no fue casualidad que él fuera el diseñador al que todos acudieron para materializar el cambio después de ver lo que hizo con Diane Keaton en su nominación a Mejor actriz por su interpretación en Annie Hall (1977). “Mi tío quedó cautivado por su personaje, por su apariencia masculina, por lo que sugirió a Diane que fuera vestida de igual manera para la ceremonia de los Oscar (1978), rompiendo las barreras de género. Lo vio como una forma inteligente de vincular el personaje de la pantalla con la persona fuera de ella”, relata mientras confirma que como ninguna actriz había creado ese storytelling entre personaje y actriz, las reacciones fueron positivas y tan bien acogidas que Armani fue considerada la primera firma de moda en vestir a los famosos en una alfombra roja.
Después, vinieron otros muchos hitos relacionados con el cine, la industria a la que este gigante italiano ha dado la mano para compartir éxitos. Y de los que actrices como Cate Blanchett, Julia Roberts, Anne Hathaway, Jodie Foster y Glenn Close, entre otras, han experimentado en primera persona. “Algo extraordinario, sí, pero hay algo más sorprendente en este aparente placer que provoca llevar un Armani. Lo sobresaliente está en que una persona, en este caso mi tío, pueda ser capaz de vestir tanto a Sophia Loren como a Anne Hathaway, ambas miembros de la realeza cinematográfica, claro, pero representantes de diferentes épocas y registros”, comenta orgullosa la empresaria que desvela una de las filosofías de marca: dar servicio tanto a quienes están consagrados en su profesión como a quienes buscan hacerse camino, porque la relación de la Maison con las celebridades se basa en el respeto y la confianza mutua, no en convertirnos en un escaparate para hacer publicidad”. Relaciones laborales convertidas en amistades, como la que se forjó entre la Casa y Nicole Kidman, “una mujer elegante, por eso viste de Armani. Nos gusta ver cómo luce nuestros diseños, sobre todo los de Giorgio Armani Privé, la colección de alta costura”. Un feeling que la prensa apreció cuando la casa italiana dio una fiesta en 2022, en honor de la actriz australiana en el marco de los Oscar.
De Armani Privé vistió Cate Blanchett cuando el año pasado la Academia le otorgó el Goya de Honor. Y en la última edición, dos de las mujeres mejor vestidas que pisaron la alfombra roja de los mismos premios lo hicieron de Armani Privé. Ellas fueron Ana Rujas y Elena Anaya.
“Mi tío siempre soñó con crear un estilo de vida sin restricciones, y esto es exactamente lo que ha hecho. Lo que estamos haciendo”, comenta Roberta. Una tarea en la que el cine tiene mucho que ver.