¿Qué ocurre cuando seis diseñadores y un fotógrafo deciden reivindicar el auténtico valor de su profesión? El resultado es ‘A Churro Story’, una exposición temporal de 54 piezas únicas que puede verse durante todo el mes de marzo en el espacio Plató Cenital de Madrid. “A veces vemos cómo el arte, la fotografía, el diseño y la ilustración se transforman en auténticas churrerías creadas para satisfacer las demandas de un público que pretende algo rápido, barato y fácil”, aseguran el fotógrafo Flavio Orsolato y los diseñadores Ángel Perea, Cristina González Vieco, Ana Muñoz Moraga, Elena Calvo y los hermanos Juanma y Fer Vallespín. Son las siete mentes creativas que están detrás de este proyecto y que se hacen llamar “La Churrería”, una referencia irónica a la cantidad de trabajo al que suelen hacer frente en poco tiempo.
«Trabajamos juntos desde hace tiempo y decidimos fomentar la creatividad y la motivación realizando un proyecto. Es una iniciativa que deberían de poner en marcha todas las empresas», explica Ángel Perea, director creativo y líder del proyecto. No siempre tuvo claro que quería dedicarse al diseño gráfico. «Venía del mundo de la contabilidad pero siempre estuve muy interesado en imagen y sonido y quería ser director de cine». Tras estudiar diseño empezó una beca en la revista Rolling Stone –que llegó al mercado español en 1999 de la mano del grupo PRISA y se dejó de publicar en 2015–, y, según cuenta, fue un aprendizaje brutal. «Entendí que las revistas podían transmitir arte y contar historias mediante el diseño. Me encanta tener un folio en blanco y pensar un proyecto», asegura Perea, que cuenta con una larga y acreditada trayectoria en el mundo editorial.
A través de este proyecto, los siete compañeros y amigos, pretenden reivindicar tanto su profesión como su profesionalidad. “La urgencia (mucha), el presupuesto (escaso) y el segundo plano (tan habitual) que se le otorga a nuestro trabajo hacen que cualquiera se sienta capaz de ejecutarlo”. Error. Todos los miembros de este grupo han trabajado para algunas de las editoriales y cabeceras más importantes de nuestro país, y tienen influencias muy marcadas por el arte, la publicidad y la arquitectura. Su intención es que tanto su exposición como el manifiesto que la acompaña sea un reconocimiento a todos los profesionales del mundo del diseño, tantas veces infravalorados, así como una defensa a su profesión, que es también su pasión. «Desde muy pequeña me entusiasmaban los colores y las letras. Luego descubrí que esas letras eran fuentes y de ahí la tipografía y la composición», explica Cristina González Vieco, jefa de maqueta en una conocida revista y una de las personas más resolutivas y creativas de la profesión. «Me encanta poder dar soluciones gráficas y ordenar el caos. Ya hacía collages para las carpetas del colegio», asegura esta profesional que lleva el diseño en las venas.
Los dos hablan en nombre de sus compañeros de «La churrería», un equipo cohesionado y muy profesional donde no hay cabida para egos. Aquí todos tienen espacio para brillar. «Mis compañeros son lo mejor que me ha pasado en estos 20 años de profesión», asegura Cristina, exhausta por la cantidad de trabajo extra que les ha supuesto este proyecto pero agradecida por haberlo podido llevar a cabo con ellos. Con respecto al futuro del sector editorial los dos se muestran positivos: «Siempre comparo las revistas con los vinilos. Ahora, la responsabilidad es de los editores que tienen que cuidar sus revistas y hacerlas únicas», explica Ángel. «Una mala solución gráfica puede arruinar cualquier actividad cotidiana, desde no saber cómo llegar a tu destino a montar mal el juguete de tu hijo», asegura Cristina, siempre pragmática. Confíemos en ella, Ángel, Ana, Fer, Juanma, Elena y Flavio para hacernos la vida más fácil. Empecemos por visitar su exposición, ‘A churro story’, porque no hay nada más rico que un buen churro.