Érase una vez, no hace mucho tiempo, que Phoebe Philo volvió a hacer lo que está acostumbrada a hacer desde que inició su carrera profesional en la industria de la moda: sentar cátedra desde la atemporalidad y no desde las tendencias, por definición, pasajeras. Lo hizo rompiendo las barreras de edad por las que culturalmente se han regido las campañas que una marca y otra presentan temporada tras temporada según un calendario oficial.
Cuando el sector buscaba modelos jovencitas, formadas de manera específica para esta profesión, ella, por entonces directora creativa de Céline con tilde, colocó a la escritora y periodista Joan Didion como imagen de la colección primavera-verano 2015 de la firma francesa. La noticia no estaba tanto en qué propuesta de prendas y complementos presentaba para ese verano como en la edad de su modelo de campaña. 81 años y con más cosas en común con la filosofía de trabajo de Philo que cualquier otra modelo desconocida. La elección, sorprendente, rompió internet, tal y como ocurre cuando los medios publican noticias de toda índole que involucran a personas más afines a estas fechorías, como Taylor Swift o Kim Kardashian. Phoebe Philo, ahora al frente de su propia firma de nombre homónimo, fue la precursora de una decisión hoy asentada y celebrada.
La industria ha hablado y no ha podido ser más tajante. El futuro de la moda será timeless [término empleado por el sector para promover la presencia de modelos de mayor edad en sus campañas de moda, temporada tras temporada] o no será. Prueba de ello es la dirección que están tomando la gran mayoría de marcas, especialmente las de lujo, en recurrir a rostros conocidos y de edades avanzadas para defender las propuestas de temporada.
Lo han hecho muchas, como Loewe, al elegir a Maggie Smith, como imagen de campaña de su colección primavera-verano 2024; o Faye Dunaway y Tippi Hedren, quienes en 2021 pasaron de ser musas de Hollywood a serlo de Gucci para sus campañas de moda y joyería, respectivamente. Pamela Anderson para Proenza Schouler es otra de las colaboraciones que más han resonado en el ‘mundillo’, por ver a un icono de los noventa, sin maquillaje y desprendiendo el mismo sex appeal que en los noventa.
Para mayor apuesta, algunas firmas han desafiado el edadismo con la elección de mujeres icono de diferentes edades en sus lanzamientos: Bella Hadid e Isabelle Huppert fueron la elección de campaña en la colaboración firmada entre Balenciaga y Adidas. Lauren Hutton y Saint Laurent son otra de las parejas que han hecho match en el último trabajo de la marca. Pero la lista no termina en un par de ejemplos reseñados.
La apuesta es real, como las edades de estas modelos que los directores creativos de las marcas no buscan disimular, sino homenajear. Hasta la industria entregada a luchar contra el paso del tiempo ha puesto en cartel rostros que han superado los 60 años. Jane Fonda, Helen Mirren y Charlotte Rampling son algunos de los nombres que las marcas de belleza de primer nivel, como Nars y el gigante L’Oréal, han escogido para hablar del tipo de hermosura que más atrae, la natural, la que muestra y no esconde, por el mensaje reivindicativo que proyecta, desencorsetando de prejuicios al negocio y demostrando que la inclusión es necesaria delante y detrás de las cámaras. Porque ellas, las marcas, las prefieren mayores.