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Las flores de invierno de Giorgio Armani decoran la semana de la moda de Milán

La naturaleza viva en los meses de más frío simboliza la gracia, el renacimiento. Ese estar a tiempo de todo, hasta de salvar el planeta. Y este ha sido el objetivo de Giorgio Armani en su último desfile.
La modelo Gina di Bernardo abriendo el desfile de Giorgio Armani FW24.

Nada escapó a la casualidad en el último desfile de Giorgio Armani. El domingo pasado la firma italiana presentó su colección para la próxima temporada de frío. Lo hizo en el marco de la semana de la moda de Milán, en su histórico palacio renacentista del 41 via Borgonuovo, con una estética tan minimalista como reivindicativa. ¿Qué escondió este desfile?

Bajo el nombre Winter Flowers (Flores de invierno), el rey de la elegancia italiana, Giorgio Armani, inundó de primavera la propuesta más abrigada del año. Las flores no sacan sus pétalos al mundo sólo cuando los rayos de sol irradian sobre ellas, también hay vida en la naturaleza cuando las condiciones climáticas son adversas. Estas, las que nacen fueran de tiesto, las que nadie espera pero llegan deseando tener una buena acogida, son portadoras de gracia, de esperanza, de vida. Su florecimiento es sinónimo de renacimiento. Y de belleza. Todo resulta más bello cuando no vemos sorprendidos por algo que no entraba en nuestro planes. Y la primavera en el invierno de Armani no formaba parte de nuestra hoja de ruta.

Pero se dio. Las flores adornaron las prendas de la colección otoño/invierno 2024 para acentuar las formas fluidas y ligeras y el sentido de la elegancia que subyace en la esencia del trabajo de la Casa.

La paleta con la que Giorgio Armani dibuja su nueva propuesta incluye una gama de azules nocturnos, negros intensos y verdes oscuros que, sin embargo, resultan radiantes y agradables al tacto gracias al brillo del terciopelo, el satén y las sedas técnicas, la intensidad del suave bouclé de lana y los bordados presentes en la colección. Sin embargo, la Maison rompe su tendencia cromática dando la bienvenida al color, como el cobalto y el rosa, para las chaquetas y las blusas.

Las flores acentúan, aportando luz y color, acompañadas de libélulas bordadas, también símbolo de esperanza. La ligera silueta vertical se compone de chaquetas con mangas acampanadas, abrigos largos y pantalones fluidos. Por la noche, exquisitos vestidos largos trazan una figura esbelta y poética. Es una visión impalpable y vibrante: una mujer que florece en el frío, ligera de pies, enfundada en deportivas o botas bajas, y siempre presente.

Se trata de un mensaje de gracia y esperanza que se entrelaza con el poder y la energía de la naturaleza y el ciclo vital de nuestro planeta. Una reivindicación que conjuga con el ADN de la marca: minimalismo, elegancia y sobriedad. La naturaleza a la que alude Armani en esta creación se encuentra en Oriente, fuente de inspiración para diseños adornados con crisantemos, “chinoiserie” y elementos de seda de imaginería china. De esta manera, Flores de invierno es un tributo a la naturaleza, al origen de la vida, al planeta que nos habita y, por tanto, a su supervivencia.

Más allá de la propuesta creativa, el desfile brilló con luz propia y acompañó cada paso sobre la pasarela de una cierta reminiscencia al pasado, como a esos orígenes de la inspiración. La modelo Gina di Bernardo, rostro atemporal de las campañas publicitarias realizadas por Aldo Fallai en los años 80 y 90, abrió el desfile para dotar de mayor fuerza el mensaje de Armani con este desfile: demostrar que nada es caduco y que hay que cuidar la esencia de la que todo nace.

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