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Muere Giorgio Armani, el hombre que trajo Armani al mundo

El diseñador italiano, que tuvo a su madre como musa en la creación de su imperio de moda, ha fallecido a los 91 años dejando una importante influencia y una marca que le sobrevive.

«Con profundo pesar, el Grupo Armani anuncia el fallecimiento de su creador, fundador e incansable impulsor: Giorgio Armani. Il Signor Armani, como siempre lo llamaban con respeto y admiración sus empleados y colaboradores, falleció en paz, rodeado de sus seres queridos. Incansable hasta el final, trabajó hasta sus últimos días, dedicándose a la empresa, a las colecciones y a los numerosos proyectos actuales y futuros», así lo ha anunciado la marca en un comunicado.

Firmas de moda hay muchas. Imperios, a raudales. Pero que una marca se posicione en un sector de tal manera que acabe siendo más una actitud de vida que un punto de venta de ropa, es una tarea ardua. Difícil pero alcanzable para un hombre como Giorgio Armani (1934, Piacenza- 2025, Milán) que desde 1975, año en el que fundó la Maison, su lema no ha sido otro que el trabajo duro, constante, sin titubeos. Un punto de partida que, unido a otros hitos protagonizados por la firma que lleva su nombre, siempre con él detrás y como último responsable de todas las decisiones, la marca Giorgio Armani es lo que es hoy: un paradigma de elegancia, distinción y, en boca de las celebrities, tranquilidad. Vestir un Armani es hacerlo con la certeza de que no habrá margen de error.

Que ellas, las más famosas, las prescriptoras de estilo por el simple hecho de tener un nombre conocido, las que acaparan los flashes, las que inundan portadas, las que acumulan titulares, elijan Armani para sus alfombras rojas es un éxito que se debe a la estética que durante años ha creado el hombre que hoy no está. Él nunca siguió tendencias pasajeras, sino que creyó en un estilo elegante y atemporal. Armani se trata de lucir elegante más que a la moda.

Y bajo esta premisa creó su camino y sirvió de maestro para quienes trabajaron con él, que siguieron sus pasos, pudiendo hacer posible dos grandes acontecimientos. Con las pasarelas conquistadas como germen de prestigio y las celebrities convencidas de lo bien que le sienta un flashazo a un Armani, el vestuario de grandes producciones y un armario femenino mucho más holgado y cómodo fueron las dos tareas en las que tanto el modisto italiano como su marca trabajaron sin descanso. La libertad estaba en juego y Armani la supo jugar.

El cine, el detonante de la fama internacional

Fue con American Gigolo cuando llegó el salto del modisto a la gran pantalla. Con esta película el diseñador descubrió el poder del cine para dar vida a su estética a una audiencia global, y por eso se encargó de vestir a Richard Gere y Lauren Hutton. Llegó temprano a esta fiesta particular y por eso goza de la condición de favorito, también en este terreno. Ocurrido hace más de 40 años y entendido en su momento como un punto de inflexión, ahora, el detonante de la marca a nivel internacional. Trajo Armani al mundo.

El segundo reto, conseguido con éxito, fue dar a la marca igualdad de condiciones de estilo tanto para hombres como para mujeres. Cuando fundó la marca la sastrería todavía se hacía en gran medida como se había hecho durante muchos años: tan rígida y formal que no dejaba cabida a la comodidad. Un día se preguntó cómo cambiarlo y fue cuando asistimos a otro hito Armani: chaquetas de traje tan suaves como un cárdigan y pantalones ligeros que no entorpecían el movimiento. Que también pueden disfrutar las colecciones femeninas, ya que esa libertad de movimiento es insignia de la casa, casi desde el principio, sin distinción de género. El porqué de esta apuesta fue evidente, pero sólo él supo verlo. Si una prenda era molesta para ellos, también lo era para ellas.

Su madre, musa en la creación de su imperio de moda

Fue su madre quien le dio la idea que ha dominado todo su portfolio creativo: menos es más. Para ella, fue el único tipo de elegancia válida. Ella solía decir que quien quisiera crear belleza tenía que crear lo necesario y nada más. Consejos que tomó de su madre y se lo trasladó a todas las mujeres a las que vistió, y que aplicó a todas las líneas de negocio más allá de Giorgio Armani: Emporio Armani, Armani Casa, Armani Exchange, Armani Beauty, Armani Cosmetics, Armani Dolci, Armani Jeans, Armani Privé, Armani Collezioni. Un imperio total que ha cerrado el año 2022 con una facturación de más de 2.350 millones de euros netos al año.

La familia, protagonista de la cultura italiana

Si echamos un vistazo a la cultura italiana, no hay nada más importante que la familia. Y fue a partir de un desafortunado suceso familiar cuando Giorgio invitó a su sobrina Roberta [hija de su hermano Sergio] a cultivar una de las experiencias más enriquecedoras en su trayectoria profesional, quien, por cierto, llegó a la empresa con un bagaje beneficioso para la misma: ser una de las mejores relaciones públicas que el sector había dado. Él le dio la oportunidad de seguir ampliando un universo de interés internacional y ella aportó su don de palabra.

Hasta hoy, sólo había dos voces autorizadas para hablar del universo Armani. Una era la de Giorgio Armani; la otra, una voz femenina, la de su sobrina Roberta, que en una entrevista para Forbes Women España no quiso confirmar que fuera a ser ella quien tomara las riendas cuando llegara este momento, pero todos sus pasos han estado encaminados a ser su digna sucesora. Hoy, tras el fallecimiento del modisto, la pregunta nos la volvemos a hacer. ¿Tomará Roberta Armani las riendas del imperio que hace 48 años levantó su tío?

Por ahora sólo podemos mandarle un último mensaje: Ciao Giorgio. Grazie Mille.

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