Nos criamos viendo películas que muestran la relación entre humanos, robots e inteligencia artificial. Cientos de ellas nos muestran mundos catastróficos, como la saga de Terminator o Yo soy robot, en las que los androides se vuelven en contra de la humanidad.
También hay otras que muestran la creación de ‘mujeres perfectas’ al servicio de otros, como la serie ochentera Una chica explosiva, en la que dos estudiantes crean a una mujer por ordenador; o más actual, Her, protagonizada por Joaquin Phoenix, quien se enamora de una Inteligencia Artificial. Pero ¿y si os decimos que los androides ya conviven entre nosotros? ¿O que esa realidad no es tan lejana y que, siendo realistas, ya ha llegado?
Las influencers virtuales españolas: una de ellas factura más de 4 mil euros
Cabello rosa, ojos pardo y sensuales… Ese es el perfil de Aitana López en Instagram. Creadora digital, gamer, fitness y amante del cosplay. El 12 de noviembre cumplió 25 años. Ella es de Barcelona, pero los celebró en Madrid. Esto último sería cierto, si es que en realidad Aitana existiera. Pero la verdad es que no hay sesiones fotográficas, no hay maquillaje, ni viajes. Ella no es una influencer de carne y hueso, sino el resultado de la inteligencia artificial.
Aitana es sólo un ejemplo de los muchos que ya encontramos en esta red social. La revolución tecnológica está explorando el mercado de los creadores de contenidos y ya distintas compañías han desarrollado a sus propias celebridades virtuales para representar a marcas reales. En palabras de sus creadores, buscan reducir los gastos extra que tendría una famosa real.
Volviendo al caso de Aitana, el 7 de julio publicó su primera foto en Instagram y en sólo cinco meses ya ha llegado a tener 237.000 seguidores. En sus publicaciones recibe la misma cantidad de me gusta y comentarios que la propia ¡Tamara Falcó (de carne y hueso, por supuesto)!
Pero la actividad de Aitana no acaba aquí. La modelo virtual tiene un sitio de contenido exclusivo para mayores de 18 años en Fanvue, donde ya tiene más de 4.000 seguidores y sube más publicaciones que en Instagram. Para acceder a ese contenido se cobra una suscripción de 15 euros mensuales. Y tiene su público.
Llegados a este punto, la pregunta se hace sola. ¿Cuánto factura Aitana? La influencer creada por IA ya factura, posiblemente, más que otros creadores de contenido de carne y hueso. Sólo por la venta de fotos en lencería a través de Fanvue, plataforma similar a OnlyFans, Aitana -o mejor dicho sus creadores- perciben ganancias de más de 4.000 euros mensuales. Esto sin contar el pago que reciben de las marcas que prmociona.
Y también te damos respuesta a la siguiente pregunta: ¿quiénes están detrás de esta influencer que trabaja sin descanso? En su caso, son jóvenes de entre 27 y 30 años que han creado su propio estudio creativo en Barcelona. Una agencia de publicidad compuesta por cinco trabajadores, además de las dos modelos virtuales: The Clueless. Este es el nombre que recibe y ya está innovando en España en el terreno de la publicidad con sus ‘flores’ como llaman a las aimodel.
Como hemos dicho, Aitana no es el único caso. Otra influencer hecha con Inteligencia Artificial es Maia Lima. Una tímida joven argentina, inocente, apasionada y bisexual. Amante del fútbol, hincha del Boca Juniors, a la que le encanta la fotografía. La ‘hermana menor’ de Aitana no logra su misma cantidad de seguidores, pero con sus casi 14.000 ya promociona en sus historias marcas de sushi en Guatemala y productos de skincare en Canadá, entre otras.
En sus publicaciones es normal ver comentarios de personas hablando de su belleza, muchas veces sin percatarse de que la modelo realmente no existe, al menos no fuera del mundo virtual.
Influencers virtuales: más allá de la pantalla
Algunos han querido reducir aún más estos límites llevando a estas celebridades a compartir con famosos de carne y hueso. Ese es el caso de Alba Renai, otra influencer hecha con inteligencia artificial. Ella participó en la gala de los premios GenZ, una iniciativa de Mediaset España, que reconoce a los mejores creadores de contenido del año. Alba incluso se encargó de presentar la Categoría de Viajes en la gala de premios, como se ve en el vídeo que subió a sus redes.
Y aunque tiene muchos menos seguidores que las anteriores, sólo 1.400, la sevillana virtual suele aparecer en sus publicaciones con rostros conocidos de la vida real, como actores u otros influencers. Además, promociona vestidos de la filial en España de la gigante asiática Shein.
Algunos le siguen los talones a la Pombo
Los influencers virtuales más seguidos en el mundo están cerca de alcanzar la misma cantidad de followers que nuestras versiones españolas de carne y hueso. Algunos les pisan los talones a María Pombo, Lola Lolita o Dulceida, incluso han superado a Laura Escanes.
Miquela Sousa o Lil Miquela es una chica robot de 19 años, que tiene 3.5M de seguidores en TikTok y 2.6M en Instagram -nuestras influencers más conocidas rondan los 3M en esta última red-. Fue creada por Trevor McFedries y Sara Decou, dos jóvenes que fundaron la empresa Brud. Miquela es la primera influencer de redes sociales generada por computadora, el año 2016. Ha tenido novios humanos y también amigos de carne y hueso, es cantante y modelo, y se codea con diversas celebridades, incluso ha realizado colaboraciones con la supermodelo Bella Hadid para Calvin Klein y se ha fotografiado con Rosalía. También trabajó con importantes marcas como Samsung, Dior, Chanel y Alexander McQueen.
Por la cantidad de seguidores en sus redes, la influencer virtual debe facturar cerca de 9 mil euros por post en Instagram. Además, en Spotify su singles Sims tiene casi 67 millones de reproducciones -más que Discoteka de Lola Índigo-.
El desarrollo de influencers virtuales se ha transformado en un mercado en auge, por las ventajas que tiene para sus creadores. Existe poca regulación y los trabajadores creados con inteligencia artificial no experimentan cansancio, ni se niegan a realizar lo que se les pide. Aunque los cuestionamientos éticos van en aumento, junto con el desarrollo de estos influencers virtuales. ¿Llegará la realidad a asemejarse a lo que las películas nos advertían?