“Compró suerte en doña Manolita y al pasar por la Cibeles quiso sacarla a bailar un vals”, así dice Sabina en una de sus canciones y si él lo dice es ley. Tan emblemática es doña Manolita que Joaquín Sabina la nombra en las primeras líneas de A la sombra de un león. ¿Y cómo no? Si año tras año es el lugar de peregrinaje en España para comprar los números de la lotería. Convirtiéndola en una de las administraciones que más factura, con ingresos cercanos a los 56 millones de euros por comisiones de venta.
Cada día, entre las 9:00 y las 20:15 horas, se arman largas filas de personas frente al número 22 de la calle del Carmen, en Madrid. Vienen desde distintos rincones de España: Zaragoza, Murcia, Córdoba, La Palma, Toledo. Algunos esperan hasta 3 horas por comprar uno de los boletos que podría convertirse en el ganador de “el gordo” este 22 de diciembre.
Hasta ahora ya van 80 «gordos». ¿Cómo inició Doña Manolinta su historia de éxitos y buena fortuna?
Doña Manolita, la historia de la exitosa empresaria
Existen varios mitos sobre la fortuna del local de venta de loterías, ¿Cómo no si es uno de los que más dinero factura en estas fechas? La administración año a año vende alrededor de 70 millones de décimos para el Sorteo de Lotería de Navidad, lo que se traduce en un ingreso de 56 millones de euros por comisiones.
Pese a que no es una de las administraciones de lotería más antiguas, pues Virgen de Gracia (Carmona, Sevilla, 1764) le lleva por más de cien años, doña Manolita es la más exitosa. Esta administración es la que más boletos vende en todo España y a la que más veces le ha tocado tener el número ganador.
Su éxito viene del esfuerzo de su fundadora, Manuela de Pablo, quién abrió la administración en 1904. En una época muy difícil para que las mujeres emprendieran un negocio, la empresaria cosechó éxito y fortuna durante medio siglo. ¿Quién era esta mujer que desafió los estándares que se esperaban de las mujeres en la época?
Nació en el céntrico barrio madrileño de Chamberí, en 1879. No existe mucha información sobre su infancia y juventud, pero se conoce que era hija de un maestro de la obra. El primer trabajo de Manuela fue administrando un estanco, ubicado en la calle Hortaleza. Fue en 1904 que inició su carrera en la venta de boletos de lotería. Con solo 25 años, junto a sus tres hermanas, abrió la administración número 67 en la calle San Bernardo.
Su belleza y encanto suelen ser las características que más se describen sobre ella, explicando así la buena suerte que tuvo en su negocio. Pero es importante hablar de su valentía, ya que Manuela transgredió los límites de una sociedad en la que emprender como mujer era casi imposible.
Según el informe Estadísticas Históricas de España: siglos XIX y XX, de la Fundación BBVA, la participación laboral femenina en aquella época era sólo del 18% -cifra que además se redujo en los siguientes 30 años-. Por otro lado, según diversos estudios académicos, las tasas de analfabetismo de las mujeres eran altísimas, en comparación al resto de Europa se situaba en un 71,4%. Es recién en 1984 cuando el panorama español cambia para la mujer, iniciándose la incorporación masiva al trabajo.
Pero cuando una mujer decide transgredir las normas sociales -y además le va bien haciendo lo que emprende-, se suele decir que se vio favorecida por su belleza, encanto, suerte o… por un pacto con el diablo.
Los inicios en la administración de lotería fueron difíciles, pero tras varios viajes a Zaragoza empezó a mejorar su suerte y a repartir premios con mayor frecuencia. Esto significó el despegue definitivo de su negocio. Al tiempo trasladó su local, el año 1931, a la conocida Calle Gran Vía de Madrid.
Aunque no todo fue suerte. En 1937 su local sufrió serios daños, tras los bombardeos de Madrid durante la Guerra Civil. Los obuses reventaron en el escaparate del establecimiento y, según publicó entonces el diario La Voz, la lotera perdió el 95 por ciento de su clientela ese año. Pese a la Guerra Civil, siguió atendiendo a su público.
Administró un estanco, fundó su administración de lotería, se casó con un picador y transgredió los límites sociales de la época, hasta que falleció en 1951 con 72 años. Al no tener hijos heredó la administración de lotería su hermana Carmen de Pablo, quién la heredó a su hijo, Alfredo Salgado, el que huyó de España por sus deudas con Hacienda. El local es administrado actualmente por el conde de Cabrillas.
En el año 2011 la administración doña Manolita se trasladó al actual local en la calle del Carmen, donde sigue repartiendo premios año tras año.
Los mitos detrás de Manolita
No es extraño que cuando una mujer prospera se le vincule con mitos, que suelen relacionarse con pactos demoniacos. Manuela de Pablo no es la excepción. Los rumores decían que la mujer había hecho un pacto con el diablo, vendiendo su alma a cambio de la fortuna que generó.
Aunque la historia, contada por la propia doña Manolita, es mucho más celestial. Cansada de no obtener buenos resultados durante los primeros años de la administración, ya que la suerte se le resistía y los clientes dejaban de ir, decidió ponerle remedio. Doña Manolita fue en 1926 hasta Zaragoza para bendecir unos cuantos décimos, visitando a la Virgen del Pilar. Aquellos boletos acabaron ganando en el Sorteo de Navidad. Consultada por este «milagro» ella respondía sobre sus viajes a Zaragoza: “en los cuatro tuve la suerte de ver a la Pilarica con su manto rojo, que es signo infalible de fortuna”.
Fortuna que se repite hasta el día de hoy. La administración de la calle del Carmen ha repartido casi 80 ‘Gordos’ en toda su historia. Vendiendo, como ellos dicen, sueños desde 1904.