Aunque su residencia habitual está en Estambul, la ciudad donde nació, vive y tiene a su familia, Begüm Kiroglu, de 36 años, se pasa la vida viajando. “La semana que viene visitaré Singapur, Hong Kong, Shanghai. La pasada estuve en París. Hoy, en Madrid… En realidad vivo entre Estambul y París, dos ciudades preciosas. Tengo mucha suerte”. La suerte siempre ha jugado un papel importante en la vida de esta joven diseñadora de joyas que lanzó su marca Begüm Khan hace diez años y empezó en esta profesión casi por casualidad. Sus diseños incluyen escarabajos y ojos turcos, ambos con interesante simbología esotérica, así como todo tipo de animales: tortugas, abejas, bengalas, elefantes o tigres. Un imaginario que ha plasmado en su colaboración con Guerlain para celebrar el 170 aniversario de su mítico Frasco de Abejas, creado en 1853 como regalo de bodas para la emperatriz Eugenia de Montijo por su boda con Napoleón III. Hoy, sentada en el hall del hotel Four Seasons, Kiroglu recuerda su historia mientras se calienta con un té humeante.
¿Cómo arrancó tu colaboración con Guerlain?
El director creativo de Heritage Art and Culture vio mi trabajo en un showroom de París. Era 2018 y nuestra primera colaboración llegó en 2020. Esta es nuestra segunda colaboración. Guerlain siempre ha trabajado con animales, flores y diseños orientales y cuando vieron mi trabajo pensaron que era perfecto para ellos. Guerlain es una compañía de 200 años que nació en París y yo soy una compañía de Estambul que acaba de cumplir 10 años. ¡Somos tan diferentes y tan iguales! Somos el puente entre occidente y oriente y juntos hemos creado un nuevo universo.
En tu familia nadie se dedica a esto. ¿Cómo empezaste a diseñar joyas?
Por casualidad. Mi hermano iba a casarse y en la cultura turca regalar joyas es una tradición. Sobre todo para la novia. Pero yo quería regalarle a mi hermano unos gemelos y no encontraba nada que me gustase. Quería algo contemporáneo –era un chico joven de 30 años y quería que los usara–, pero a la vez algo eterno y atemporal que pudiera usar dentro de 30 o 40 años. Tenía un presupuesto de mil euros y todo lo que encontraba eran o gemelos de plástico de 300 euros, o alta joyería de 5.000 euros. Nada interesante dentro de mi presupuesto, que en mi opinión estaba bastante bien. Así que decidí hacerlos.
¿Cómo los hiciste?
Vengo de una familia de artistas. Mi tío [Serdar Gülgün], con el que tengo una relación muy estrecha, es coleccionista y experto en arte otomano. Por entonces estaba preparando un libro, The Grand Bazaar Istanbul, para la editorial Assouline y le acompañé muchas veces por el Gran Bazar de mi ciudad, curioseando por los distintos puestos. Conocí a muchos artesanos y pensé: ‘Tengo una idea y conozco a la gente que puede hacerla’. No era tan difícil. ¡Solo quería un par de gemelos!
Su tío, Serdar Gülgün, ha ejercido una poderosa influencia sobre su sobrina. Conocido por su pasión por la historia turca, este diseñador de interiores historiador, autor y coleccionista de arte otomano, bien podría ser un hombre del Renacimiento. Reside en una mansión del siglo XIX en el Bósforo donde suele recibir a todo tipo de celebrities y donde también vive su sobrina. Este exótico palacete fue originalmente un pabellón de caza construido para un millonario húngaro exiliado en la década de 1850 y fue cuidadosamente restaurado por Gülgün. Aquí se rodó el vídeo de la colaboración de Begüm con Guerlain.
Tus creaciones tienen mucha inspiración oriental. ¿A qué lo atribuyes?
Siempre me gustó la cultura oritental y asiática. Era una niña muy curiosa y me encantaba descubrir cosas diferentes. El arte asiático siempre me ha resultado preciosista y místico, y su cultura muy profunda… Cuanto más descubría, más me gustaba. Así que decidí ir a China a estudiar un máster. Me gradué en cultura china y hablo mandarín.
Vivió en Shanghai durante seis años. ¿Cómo llegó allí y cómo influyó en su proyecto?
Me mudé allí cuando tenía 22 años y fue una época mágica. Me movía con un grupo enorme de ‘expats’ [expatriados]; China estaba cambiando constantemente y en esa época se instalaron en la ciudad un montón de tiendas y marcas occidentales. Había una pulsión emprendedora muy fuerte, ¡todo el mundo montaba algo! En ese entorno me resultó más fácil lanzarme. Si hubiese estado en una ciudad más “clásica”, nunca me hubiera atrevido.
En tu familia nadie se dedica a la moda.
No. Mis padres están retirados. Mi padre trabajaba en el negocio de la industria y mi madre era una experta jugadora de bridge. Ella luce mis joyas y me dan su opinión cuando les pido consejo. Poco más.
¿En qué te inspiras para tus colecciones?
Si estás abierta, todo te puede inspirar. Unas flores, una conversación, un paseo por Madrid… Aunque por supuesto me inspira mucho la cultura china, sus porcelanas con animales y la cultura en la que he crecido y aprendido.
¿Cómo describirías tus joyas a alguien que no las conoce?
Son únicas. Cuando las ves enseguida reconoces mi impronta. Son divertidas y sofisticadas, contemporáneas y eternas. Y de excelente calidad.
¿Cuántas colecciones lanzas al año?
Cuatro. Aunque los primeros diseños siguen a la venta. De hecho hay unos pendientes que siguen siendo best seller. Los primeros diseños son como un Kelly o un Birkin, nunca envejecen. Y si quieres una joya de hace ocho años y no está en stock, te la hacemos. Eso sí, nunca tenemos rebajas. No creo en ellas y no me gustan. Mejor comprar algo bueno y de calidad que puedas usar durante años y pasar de generación en generación.
¿Cuántos empleados tiene? ¿Qué es lo más difícil de gestionar una empresa?
Tengo 20 empleados. Lo más difícil es que mi compañía es pequeña, no tengo socios y mi trabajo es de 360 grados. Estoy en todo: el diseño, las finanzas… Incluso la imagen de la marca. Tantas cosas a la vez a veces es difícil de gestionar. Producimos todo en Estambul, donde está todo el equipo y el proceso es artesanal.
Famosas como Máxima de Holanda, Katy Perry y la princesa Marie Chantal de Grecia compran sus joyas. ¿Qué le parece?
Me encanta porque son personas muy elegantes e inspiradoras aunque yo no las he buscado. Pero es un honor que hayan elegido nuestra marca. En España tengo algún cliente famoso pero no puedo revelar su nombre.
¿Qué planes tiene para el año que viene?
Quiero abrir una boutique en París y estoy contemplando la posibilidad de abrir algo en Madrid. Me encanta esta ciudad, vengo mucho, unas cinco o seis veces al año. Es elegante y sofisticada pero a la vez divertida y acogedora. La gente es muy sonriente, me siento muy bien aquí.